Elena Ceca, gerente de Tonelería Murúa, recibe el Premio Mercurio Ejecutivo 2021
Cuando uno ve cómo el mazo surca velozmente el aire e impacta violentamente contra el borde del cello, doblegando sin piedad la curva de las duelas, no puede imaginar en medio del estruendo que sea la voz dulce de Elena Ceca la que da órdenes a la veintena de operarios que ejercen el rudo y vistoso oficio de tonelero en las nuevas instalaciones de la empresa fundada por su tatarabuelo en el Siglo XIX. La visión innovadora de Elena, gerente de Tonelería Murúa desde 2009, le ha hecho merecedora del Premio Mercurio Ejecutivo 2021 del Club de Marketing de La Rioja.
Elena Ceca, licenciada en CC. Biológicas, Máster en Ingeniería de Montes y Máster en Enología y Cata de Vinos, decidió en 1996 incorporarse a la empresa y dar continuidad al sueño del primer Murúa tonelero, que difícilmente hubiera podido imaginar a una mujer de la quinta generación de sus descendientes llevando las riendas de un negocio tan tosco y pesado como el de la madera. Convencida del acierto de una decisión tan difícil en tiempos de crisis económica como los vividos en la última década, Elena no duda en afirmar que, al igual que hace más de 120 años fueron pioneros creando la instalación más moderna de España y una de las primeras mecanizadas de Europa, Murúa es ahora “la tonelería más avanzada del mundo”.
De la mano de las bodegas centenarias de esta Denominación, Tonelería Murúa se ha convertido en emblema indisociable de la imagen construida por el vino de Rioja en base a su feliz idilio con la madera de roble. Es precisamente esta vinculación histórica entre el roble y el vino de Rioja la que ha proporcionado un nuevo sentido a la inversión realizada por la familia Murúa en sus nuevas instalaciones. Además de incorporar la tecnología más avanzada en la faceta estrictamente productiva, la novedad más destacada es que incluyen espacios para las actividades de formación y relaciones públicas. Salas de cata y ‘meeting points’ que utilizan principalmente las bodegas para explicar a sus clientes el trabajo que desarrollan con distintos tipos de roble, diferentes grados de tostado, etc. Una apuesta por la investigación y la formación enológica que Tonelería Murúa dirige principalmente a estudiantes, investigadores y profesionales de la enología a través de ‘Murúa Hub’.
Aunque la joya de la corona sigue siendo la madera ‘en bruto’, según nos cuenta Elena en un periplo que nos asoma a una gran explanada cubierta por infinitos cubos formados por tablas de roble perfectamente apiladas que un día -no antes de 24 meses de haber llegado de los bosques de Estados Unidos- se convertirán en duelas que darán forma a una barrica. Un proceso productivo que mantiene un alto componente ‘artesanal’, en el que resulta aún decisiva la mano del ‘hombre’ -con permiso de Elena-, y el ‘ojo de buen cubero’, que se diría en otros tiempos. Especialmente llamativo resulta el uso del fuego para domar las duelas y tostar el interior de la barrica a distintas intensidades a gusto del bodeguero. Todo un espectáculo visual para el visitante.
Pero si algo ha supuesto el trasladado de las centenarias instalaciones de Tonelería Murúa desde Logroño a Navarrete, además del evidente incremento de su capacidad productiva, ha sido el poder dar un gran salto a la modernidad. A partir de su larga experiencia, se ha diseñado una fábrica que aúna mayor funcionalidad en el proceso productivo con la utilización de nueva maquinaria, todo lo cual incrementa la productividad, así como la calidad de las barricas y su versatilidad para adaptarlas a la demanda de las bodegas. Una evolución necesaria para que el roble siga siendo, como escribíamos en los primeros números de esta revista, “noble cuna para el Rioja”.