J·Vigas ha comunicado el fallecimiento de Enric Vigas Bonany, destacado empresario y referente histórico del sector corchero tanto en Cataluña como en Europa. Su muerte supone una gran pérdida para una industria a la que dedicó toda su vida con pasión, innovación y compromiso. 

Con nuestra publicación, La Prensa del Rioja, Enric Vigas mantuvo siempre una estrecha y generosa relación, compartiendo su visión del sector. Su cercanía y disposición fueron una valiosa aportación para el conocimiento y la difusión del mundo del corcho.

Nacido en el seno de una familia profundamente vinculada al corcho, Enric era hijo de Josep Vigas y Maria Bonany, y representaba la cuarta generación de una saga corchera cuyos orígenes se remontan a 1845, cuando su antepasado Martí Camà fundó una fábrica de tapones de champán en Reims, trasladando posteriormente la actividad a Palafrugell en 1887.

A finales de los años setenta, asumió la dirección de la empresa J·Vigas junto a su hermano Joan Vigas, marcando el inicio de una nueva etapa de crecimiento, modernización y expansión internacional. Desde las áreas de Compras y Producción, Enric fue pionero en la creación del primer departamento técnico en una empresa corchera y promovió la incorporación de nuevos perfiles profesionales, apostando por la especialización y la innovación para afrontar los desafíos de un mercado global en evolución.

Además de su labor al frente de la empresa, Enric Vigas tuvo un papel fundamental en el desarrollo institucional del sector. Presidió durante dos décadas la Asociación de Empresarios Corcheros de Cataluña (AECORK) y fue uno de los principales impulsores de la creación del Institut Català del Suro en 1991, entidad clave en la investigación, promoción y sostenibilidad del corcho catalán. A nivel internacional, presidió durante seis años la Confederación Europea del Corcho (C.E.Liège), desde donde trabajó incansablemente para dar visibilidad al corcho europeo y defender su valor frente a otros materiales.

Enric Vigas no solo destacó por su liderazgo empresarial e institucional, sino también por su carisma, rigor profesional y fuerte arraigo territorial. Quienes lo conocieron destacan su integridad, generosidad y su forma de trabajar basada en el respeto, la precisión y el compromiso con su entorno.

Su legado permanece vivo en la empresa J·Vigas, hoy en manos de la quinta generación familiar, que sigue guiándose por los principios que él ayudó a consolidar: calidad, innovación y respeto por la tradición.