La demanda de nuevos envases de vino está creciendo a nivel mundial según las estimaciones de la industria según las cuales el mercado mundial de Bag in Box mueve hoy en día más de 800 millones de dólares al año y se encuentra en constante crecimiento. El área del B.I.B. para vino está liderada por algunas empresas que se especializan en el envasado de alimentos y entre ellas se encuentra Aran Europe, una subsidiaria de Aran Packaging. Este fabricante internacional, con su avanzada planta de producción en Valladolid, se cuenta hoy en día entre los cuatro mayores fabricantes de B.I.B. del mundo en el campo de los envases de alimentos líquidos, en gran medida gracias a las bolsas para el envasado de vino que provee a las principales bodegas internacionales.

Daniel Berneman, gerente general de Aran Europe, explica que se trata de un envase apto tanto para el mercado institucional – restaurantes, hoteles y servicios de restauración, como para los vinos de mesa y el mercado doméstico. “Aquí hay una combinación ganadora de comodidad de uso, transporte y almacenamiento con ahorro económico y protección del medio ambiente, conservando la calidad del vino y manteniendo un uso fácil y cómodo del producto a lo largo del tiempo”.

Estas soluciones de B.I.B. ocupan un creciente segmento de mercado en países productores de vino como Francia, España, Portugal, Italia y Grecia. “Francia es el país con la más alta tasa de uso de B.I.B. en Europa en el área del vino,” señala Félix Mallul, Vicepresidente de Marketing y Ventas de Aran, “este sistema de envasado irrumpió en el mercado francés después del éxito que se anotaron los envases B.I.B. en Rusia y en Argentina – mercados complejos y desafiantes en todo lo relacionado al transporte de vinos por la necesidad de transportar por vía terrestre a través de grandes distancias y el consiguiente problema del Flex-Crack”. Para los mercados francés y español, en los que se requiere un transporte en distancias mucho menores, se desarrolló en los laboratorios de Aran una versión especial en la que los ingenieros de la empresa lograron reducir en un 27% la cantidad de materia prima de cada bolsa. La mejoría de la calidad del material y su sofisticación, así como las condiciones de transporte más fáciles de Francia permitieron producir una bolsa de un grosor de 100 micrones en lugar de 127, conservando la calidad de firmeza y flexibilidad requerida.