
Según una investigación de neuromarketing de Crealis, la cápsula refuerza la calidad percibida y condiciona la decisión de compra
Un estudio de neuromarketing realizado por la consultora SenseCatch para Crealis Group, fabricante ítalo-francés especializado en soluciones de cierre para vinos y otras bebidas, confirma que la cápsula desempeña un papel determinante en la decisión de compra del consumidor. Los resultados del estudio confirman lo que muchos actores del sector del embalaje intuían: la cápsula es mucho más que un simple detalle decorativo. Es una herramienta de selectividad, valor percibido y compromiso emocional. En un sector donde la competencia en el lineal es feroz, la premiumización avanza de forma constante y la calidad de los vinos mejora de manera continuada, la cápsula —y la innovación desarrollada por empresas como Rivercap, integrada en Crealis Group— se posiciona como un elemento clave del diseño, de la narrativa y de la estrategia comercial del vino. Aunque tradicionalmente se ha considerado un componente funcional, la investigación demuestra que influye de forma directa en la percepción de calidad, en el valor atribuido al vino y en la creación de un vínculo emocional y sensorial con el producto.
Crealis Group impulsó este estudio con el propósito de medir el impacto real de la cápsula más allá de su función protectora. Hasta ahora, este elemento había sido un “punto ciego” en la comunicación y presentación del vino. El objetivo era cuantificar su influencia en tres ámbitos: atractivo en el lineal, valor percibido e impacto en la decisión de compra.
“Queríamos objetivar lo que muchos ya intuían”, afirma Isabelle Gruard, directora de Márketing y Comunicaciones de Crealis. “Este estudio demuestra que, en el mundo del vino, cada detalle cuenta y que la cápsula forma parte del mix de productos como una auténtica herramienta de márketing”.
La investigación combinó técnicas de seguimiento ocular (eye-tracking), análisis biométrico y entrevistas en profundidad. Treinta consumidores habituales de vino, de entre 25 y 50 años y responsables de la compra en sus hogares, participaron en una experiencia de compra simulada en un pasillo de vinos. Se les mostraron botellas de vino tinto y espumoso —todas de marcas ficticias— con y sin cápsula o lámina. Posteriormente, realizaron entrevistas y catas comparadas que permitieron analizar tanto su comportamiento inconsciente como sus descripciones verbales, claves para entender cómo la cápsula influye en la percepción del vino.
Calidad y posicionamiento
Los resultados son concluyentes: nueve de cada diez consumidores prefieren botellas con cápsula, y en el caso de los espumosos esta elección es prácticamente automática.
En el lineal, las botellas con cápsula —tanto en vinos tranquilos como espumosos— llaman más la atención que las que no la llevan. Su diseño refuerza la percepción de calidad y mejora el posicionamiento de precio. Según SenseCatch, una botella con cápsula se beneficia de un posicionamiento superior, con un precio esperado más alto que el de una botella sin cápsula.
Los participantes la asocian con un producto “más prestigioso”, “más seguro” y “de mayor calidad”. Como resumió uno de ellos: “Sin ella, la botella parece incompleta, incluso descuidada”. Más que un detalle estético, la cápsula influye también en la experiencia de degustación: el vino sellado con cápsula se considera más agradable y persistente.
La presencia de cápsula se asocia con vinos de mayor prestigio, mejor elaboración y mayor calidad percibida. Este impacto repercute directamente en el precio: el consumidor espera pagar más por una botella con cápsula que por una equivalente sin ella.
Durante las catas, los vinos encapsulados fueron descritos como más equilibrados, más persistentes y con una sensación gustativa superior, evidenciando que la cápsula condiciona positivamente las expectativas.
El estudio revela que la cápsula provoca una intensa respuesta emocional. Su tacto, brillo, color o personalización desencadenan un apego sensorial inmediato que se refuerza al manipularla. Más allá de la compra, la cápsula realza la experiencia del descorche y la degustación.
En los vinos tintos, donde el tapón no queda visible, la cápsula refuerza la percepción de higiene y seguridad. En los espumosos, además de esa función, incrementa la percepción de valor y prestigio, consolidándose como un elemento clave en la experiencia del consumidor.
El dúo esencial: cápsula y etiqueta
El estudio destaca la importancia de la coherencia gráfica entre cápsula y etiqueta, un factor clave para el reconocimiento en el lineal. Una cápsula bien integrada en el diseño refuerza la identidad de marca y mejora la memorización.
Las cápsulas personalizadas aumentan la percepción de premiumización, diferenciación y deseabilidad. En los estantes, las cápsulas de colores o metálicas llaman más la atención, confirmando su papel de imán visual.











