El respaldo de expertos y proyectos de investigación puestos en marcha por Agromillora confirma que las variedades resistentes son un camino hacia el futuro más prometedor para la viticultura
La viticultura enfrenta presión económica, ecológica y social para reducir el uso de químicos, cuyo coste y efectos preocupan a los consumidores. La resistencia genética surge como alternativa sostenible y rentable. Agromillora lidera la investigación en variedades resistentes, promoviendo innovación para reducir costes y minimizar el impacto ambiental.
Desde 2018, Agromillora desarrolla proyectos para evaluar variedades híbridas resistentes, con apoyo de centros de investigación de Castilla y León (ITACyL), Cataluña (INCAVI), Navarra (INTIA) y País Vasco (NEIKER. Estas variedades, originadas en la Universidad de Udine, han reducido el uso de fitosanitarios sin afectar la calidad del vino y ya se comercializan con éxito en Italia.
Resultados prometedores y perspectivas de futuro
Lluís Giralt, investigador de INCAVI, destaca que algunas variedades ensayadas, como ‘Soreli’, ‘Merlot Khorus’ y ‘Fleurtai’, han mostrado una gran resistencia frente a enfermedades fúngicas. En Navarra, el INTIA ha evaluado la tolerancia de estas variedades en un clima de alta pluviosidad, permitiendo seleccionar las de mejor rendimiento. Javier Abad, investigador del INTIA, señala que si bien los primeros pasos han sido prometedores, aún queda camino por recorrer hasta su certificación.
Por su parte, Ana M. Díez Navajas, investigadora de NEIKER, subraya la importancia de reducir el uso de fitosanitarios en un contexto de creciente preocupación ambiental. Enrique Barajas, investigador del ITACYL, explica que la autorización de estas variedades en España requiere un estudio comparativo con referencias tradicionales como ‘Tempranillo’ y ‘Verdejo’, un proceso que puede tardar hasta 10 años.
Un cambio revolucionario
El cambio climático plantea incertidumbres sobre la viabilidad de las variedades actuales en las próximas décadas. Según J.M. Mulet, catedrático en Biotecnología de la Universidad Politécnica de Valencia, la incorporación de nuevas tecnologías y la mejora genética serán claves para garantizar la competitividad del sector.
En Europa, regiones como Champagne ya han empezado a incluir variedades resistentes en sus planes estratégicos. Géraldine Uriel, del Comité Champagne, destaca la incorporación de la variedad ‘Voltis’, permitiendo su uso en un 5% de los viñedos y en un 10% de los ensamblajes.
El desarrollo de variedades resistentes en España, a partir de parentales autóctonos como ‘Godello’, ‘Tempranillo’ o ‘Verdejo’, abre nuevas oportunidades, especialmente en regiones con climas adversos como Galicia. Riccardo Velasco, director del CREA-VE en Italia, señala que nuevas biotecnologías como la edición genética permitirán avanzar en la creación de variedades mejoradas con mayor rapidez.
Las variedades resistentes reducen el uso de fitosanitarios y mantienen la calidad del vino. Luis Buitrón, presidente de la Federación Española de Enólogos, destaca su equilibrio entre sostenibilidad y calidad sensorial. Los consumidores jóvenes priorizan la sostenibilidad, lo que podría impulsar su aceptación y transformar el sector vitivinícola español.