“La segunda revolución digital, con la introducción del 5G, el Internet de las Cosas (IoT), el blockchain, la inteligencia artificial y el uso de la nube, transformarán transversalmente la sociedad y la industria”.
Texto: Ignacio Pascual Pelayo / Ingeniero Eléctrico y de Telecomunicaciones
Imagen: Javier Calavia
Guerras comerciales, inestabilidad política, indicios de desaceleración económica… La incertidumbre generalizada con la que ha comenzado este nuevo año ha propagado el escepticismo en la mayoría de los sectores de producción, incluida la DOCa Rioja. A pesar de ello, el sector tecnológico parece inmune gracias a una creciente apuesta e inversión en innovación y desarrollo. Las nuevas tecnologías aspiran a convertirse en el nuevo motor económico que elimine la desconfianza y saque del estancamiento crónico al resto de sectores en la nueva sociedad digitalizada.
Los cambios disruptivos que se esperan de la segunda revolución digital, con la introducción del 5G, el Internet de las Cosas (IoT), el blockchain, la inteligencia artificial y el uso de la nube, transformarán transversalmente la sociedad y la industria. Sin embargo, a nivel comercial, estos cambios han de producirse con cierta cautela, pues la experiencia nos advierte que cuando se agrandan las expectativas aparece una burbuja y la “fiebre del oro”. Ejemplos claros son la inteligencia artificial en los 60, las compañías dot.com en los 90 o el bitcoin más recientemente [1]. Teniendo presente que la mayoría de las empresas que se precipitaron en el salto tecnológico fracasaron, surge la creciente necesidad de contar con profesionales en innovación que sepan planificar y gestionar la denominada transformación digital.
¿Qué es la transformación digital?
La transformación digital se define como el conjunto de procesos enfocados en sacar el máximo partido a los beneficios de las tecnologías digitales. Mayor productividad, menores costes, fácil escalabilidad y espacio para la innovación son los principales objetivos que se fijan al elaborar las estrategias digitales. La complejidad radica en que adopta una perspectiva holística e integral ejerciendo influencia en la mayoría de las áreas productivas, por ejemplo, márketing, vinicultura, elaboración y distribución. Además, aspira a producir cambios significativos no solo organizativos y estructurales sino también en el modelo de negocio.
Beneficios de la transformación digital
La transformación digital va mucho más allá de incrementar la venta por Internet, simplificar tareas o renovar los equipos informáticos. A través de los sistemas de agricultura inteligente, las bodegas disponen de un mejor conocimiento de su producto durante todo el ciclo para asistir en la toma de decisiones. No obstante, se advierte que la rentabilidad real dependerá de cuan acertadas sean esas decisiones y su posterior rendimiento comercial. En resumen, podemos identificar a priori los principales beneficios siguientes:
- Reducción del uso de pesticidas y optimización de otros recursos gracias a una constante monitorización y un análisis predictivo que permita la acción proactiva.
- Incremento de la productividad a través de la automatización de labores manuales.
- Certificación de la calidad del producto mediante la completa trazabilidad desde el nacimiento de la uva hasta el consumo de su caldo.
- Ahorros significativos gracias a la integración y gestión autónoma de procesos.
¿Quién puede sumarse a la transformación digital?
Ciertamente son las grandes corporaciones quienes nos sorprenden más a menudo con sus innovaciones tecnológicas y organizativas debido, entre otros factores, a su mayor capacidad de inversión. A pesar de ello, según un estudio de la Universidad Politécnica de Milán, estas posibilidades de mejora están al alcance de la mayoría de las bodegas e incluso de pequeños productores con una superficie de producción inferior a las 5 hectáreas [2]. Este estudio demuestra la viabilidad económica, agrícola y también ecológica de las nuevas infraestructuras digitales (IoT) con un tiempo de amortización inferior a los cuatro años gracias a sus múltiples beneficios.
Aunque la adopción de IoT es una pequeña parte del cambio longitudinal que propone la transformación digital, este caso pone en relieve la rentabilidad económica de estas soluciones y el potencial que tienen en productores de diferentes tamaños. Esto no ocurrirá de un día para otro. Con todo, comenzar este año con un aumento cauteloso y progresivo de la inversión en infraestructuras digitales es una estrategia más que adecuada para subirse pronto al tren de esta nueva revolución.
Referencias:
[1] B. Hinings, T. Gegenhuber, and R. Greenwood, “Digital innovation and transformation: An institutional perspective,” Inf. Organ., vol. 28, no. 1, pp. 52–61, 2018.
[2] R. Mangiaracina, G. Miragliotta, A. Perego, G. Salvadori, and A. Tumino, “Adopting the internet of things technologies in agriculture: An analysis of the benefits in the organic wine industry,” Proc. Summer Sch. Fr. Turco, vol. 13-15-Sept, pp. 48–53, 2016.