José Miguel Martínez Zapater afirma que el instituto (ICVV) nace con vocación de convertirse en referencia internacional 

El convenio de creación del Instituto de Ciencias de la Vid y del Vino (ICVV), en el que participan el Gobierno de La Rioja a través de la Consejería de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente, la Universidad de La Rioja (UR) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), se firmó en el año 2008 aunque el edificio que lo alberga no se ha podido ocupar hasta el 2015. Su director, José Miguel Martínez Zapater, afirma que “han pasado 7 años de trabajar en diferentes sitios y ahora es el momento de la verdad”. Un Instituto que se inaugurará oficialmente en el último trimestre de este año, para lo que ha sido invitado el rey de España, en la primera visita que hizo a la Zarzuela el presidente de La Rioja, José Ignacio Ceniceros.

Texto y fotos: Antonio Egido

 

– Director, ¿qué es el ICVV?

– El Instituto de Ciencias de la Vid y del Vino es un instituto que se dedica a la investigación y al desarrollo tecnológico en viticultura y enología. Lo que pretendemos es partir de la investigación básica, que es la que genera conocimiento, para seguidamente aplicarla y hacer innovaciones a nivel de procedimientos y de productos en lo que es vid o lo que es vino. Es un instituto innovador, de carácter nacional y tiene equivalentes en otros países europeos, también con una fuerte implantación vitivinícola como es el caso del instituto homónimo en Francia, en Burdeos, el Institut des Sciences de la Vigne et du Vin (ISVV), con los que tenemos muy buena relación y que también tiene una composición mixta como el nuestro. Por cierto también tardaron 7 años desde que firmaron el convenio de colaboración hasta que lo abrieron. Lógicamente organizar una institución así tiene sus complejidades ya que todo esto hay que integrarlo a nivel de personal y a nivel funcional, pero también tiene sus ventajas, ya que nos permite aprovechar las posibilidades que ofrecen cada una de estas tres instituciones.

– Un instituto que nace con vocación de convertirse en referencia internacional.

– Es un objetivo elevado, pero yo siempre digo que es un objetivo fácil porque el nombre nos apoya mucho. El hecho de que estemos en la Denominación de Origen Calificada Rioja hace que muchos proyectos a nivel europeo y latinoamericano de grupos de investigación que plantean tener un contacto con la vitivinicultura española, piensen en Rioja y si piensan en Rioja, piensan en nosotros. Por supuesto nosotros tenemos el compromiso de dar el nivel que el instituto requiere.

– ¿Investigar en España, como decía Larra de escribir, es llorar o están ustedes en otro nivel de investigación?

– Yo creo que depende de dónde se pongan los objetivos. Si los objetivos no son suficientemente realistas pues es frustrante, pero si los objetivos contemplan también las dificultades económicas y la realidad, entonces es que vamos funcionando hasta con un cierto nivel. No oculto que también me gustaría tener más implicación del sector privado, porque yo entiendo que en áreas que están claramente dirigidas a sectores económicos importantes, el sector se tiene que implicar. El sistema científico español ha estado limitado por la inversión privada pues la pública siempre ha sido buena, muy buena, pero la privada es la espinita que tenemos clavada en el sistema. Así pues nos encontramos a veces con limitaciones económicas y también las administrativas ya que tenemos unos sistemas de gestión que no son los suficientemente ágiles para lo que requiere la investigación científica, aunque éste ese es un problema de la Administración general del Estado. 

 

Líneas de investigación

 

– ¿En qué líneas de trabajo se mueven?

– El centro está organizado en dos grandes departamentos que son: viticultura y enología. Dentro de cada departamento pensamos inicialmente en cuatro líneas de investigación que nos parecían fundamentales, lo que no quiere decir que las tengamos cubiertas al día de hoy, pues tampoco queríamos tenerlo todo cerrado al inicio, sino que esto tiene que ser un evolución para crecer y movernos con los pasos más firmes posibles. En viticultura lo que nos planteamos es conocer el organismo, es decir la vitis vinífera, pero también nos interesan otras especies de genero vitis que se utilizan como portainjertos, y la estructura genética y el genoma de esta especie, porque de ello es de lo que depende la diversidad genética, que se puede utilizar en la producción de uva y por tanto en la elaboración de vino. De todo ello depende el poder solucionar problemas de calidad, problemas de tolerancia a plagas y enfermedades, problemas de tolerancia a situaciones climáticas… de conocer el organismo. Esta línea está bien cubierta. Hay otra línea que es fundamental y se refiere a los sistemas de producción, todo lo que tiene que ver desde la zonificación del viñedo hasta los sistemas de riego, pasando por los sistemas de poda y conducción. Aquí tenemos mucha relación con el sector. Una línea más, en la que queremos crecer, se basa en cómo interacciona la planta con el medio ambiente biológico, es decir con organismos que pueden ser patógenos, plagas, o que pueden ser organismos beneficiosos. Lo que podríamos llamar sanidad vegetal o protección del cultivo, del viñedo, protección integrada. Esta es la tercera línea en la que queremos crecer. Y luego hay una última línea que no está muy definida pero en la que estudiaremos la integración de la planta con el medio ambiente físico, lo que se denomina ecofisiología. La integración de la planta con el terreno, con la temperatura, con el ambiente, con el agua… necesitamos aquí atraer especialistas.

– Vayamos a la segunda área de trabajo, la de enología.

– Mucha actividad estamos desarrollando en microbiología enológica tanto en levaduras como en bacterias lácticas, tanto a un nivel de investigación fundamental como es el estudio de los flujos metabólicos de la levadura a lo largo del proceso fermentativo, como a niveles más tecnológicos en la selección de levaduras y bacterias lácticas para determinadas condiciones de bodegas o vinos, utilizando todo tipo de tecnologías. Tenemos una área de química enológica en la cual participan grupos preocupados de comprender la relación que existe entre la composición del vino y la valoración organoléctica, es decir cómo sentimos las características del vino y cómo influye la matriz del vino en la detección de la fracción volátil. Es una línea con bastante actividad y puede haber nuevas incorporaciones en el futuro. Finalmente, como en viticultura, hay dos líneas que se definieron inicialmente y en las que estamos buscando ampliar investigadores. Una de ellas es la ingeniería o tecnología enológica, es decir toda la tecnología relacionada con los procesos de elaboración del vino y luego una futura línea que identificamos como vino y salud, para estudiar los efectos del vino en el cuerpo humano.

 

La entrevista completa está publicada en el nº 213 de La Prensa del Rioja