El mundo del vino a sorbos
Texto: Antonio Egido
Hoy nos vamos a fijar en los drones, esos “juguetes” voladores que en la agricultura empiezan a tener su papel de importancia y que el mundo del vino ya se han tomado en cuenta. Hace ya unos años pudimos leer que “Los drones ingresan al mundo de los vinos”.
Movidos por la curiosidad leímos aquel artículo que nos ofrecía ´devinosyvides.com´ y que decía: “Según algunos especialistas, los drones abren la puerta a la viticultura de precisión, empleando fotografías aéreas para clasificar la vigorosidad de las plantas. Aquellas que se encuentren fuera de los parámetros de vigor deseados se podrían identificar (georreferenciar con puntos GPS) para ser controladas y cosechadas por separado.
En la zona de Burdeos (Francia) las tecnologías satelitales y los drones permiten realizar mapas del vigor de las cepas, ayudando a realizar las vendimias en el momento óptimo. Estos mapas, que señalan exclusivamente la actividad clorofílica de las hojas de las viñas, se han convertido en indicadores precisos. Sus aplicaciones son múltiples: gestión de la fertilización, mantenimiento de los suelos y tala, así como para la cosecha de las uvas.
La bodega española Viñas del Vero incorporó este año el uso de esta tecnología para la observación de las viñas. En concreto, los drones que sobrevuelan los viñedos, están dotados con cámaras térmicas multiespectrales que a través de las ondas que emiten pueden tomar fotografías aéreas que permiten conocer el estado real de las hojas del viñedo. Así, se puede analizar el estado sanitario de cada hoja de la viña, saber su estrés hídrico, el contenido en clorofila o antocianos, la producción potencial o la calidad inherente del fruto que está alimentando. Con esta información la bodega puede realizar diferentes trabajos sobre el viñedo como podas individualizadas, dosificación de los abonos y los productos sanitarios y además conocer de antemano la producción y calidad potencial de la uva que se puede separar en función de diferentes parámetros durante su recolección.
Estos aparatos no son utilizados solamente para trabajos técnicos y de control, sino también para brindarle a los consumidores una «experiencia audiovisual inmersiva de 360 grados». Desde España, Bodegas Torres lanza una innovadora experiencia audiovisual que permite al espectador descubrir, desde una perspectiva aérea y desde cualquier ángulo, las principales fincas y viñedos que la compañía tiene repartidos por el territorio español. Mediante el uso de la última tecnología en dispositivos de visión de realidad virtual, propone un viaje interactivo, inmersivo y en primera persona, sobrevolando las viñas del Penedès, Conca de Barberà, Priorat, La Rioja, Ribera del Duero, Rueda y Rías Baixas, sin necesidad de desplazarse”.
Pasamos a ´pontedabonga.es´ donde mantienen en su web la información q ue titulan “Uso de drones para el trabajo vinícola” y que dice: “Vivimos en una sociedad en la que, cada vez más, imperan las nuevas tecnologías. La penetración de Internet en los hogares no deja de crecer, la mayoría de las personas cuentan con un Smartphone y el porcentaje de individuos que compra online aumenta año tras año. En el área que nos incumbe, el mundo vinícola, los últimos avances se centran en el uso de vehículos aéreos no tripulados (UAV), más comúnmente conocidos como drones, para la obtención de datos acerca de los viñedos. Sí, amigos, la revolución de la robótica ha llegado al vino.
El germen de todo este cambio proviene de la antigua necesidad de los agricultores de disponer de alguna herramienta que permita visualizar el ancho y el largo de sus tierras cultivadas. La vista de pájaro proporciona información que no puede obtenerse si tienes los pies pegados al suelo. Para realizar este trabajo, antes de la llegada de los drones, solo había una salida: utilizar imágenes vía satélite.
Este método cumplía con la función que se le requería (obtener la imagen de los viñedos desde las alturas) pero poseía una serie de inconvenientes que le impidieron asentarse como herramienta de trabajo agrícola:
Su uso es excesivamente caro: como se puede suponer, disponer de un satélite espacial para uso privado supone unos costes elevados difíciles de asumir para un agricultor ‘de a pie’. Un lujo que solo las grandes productoras pueden permitirse.
No cuenta con libertad de uso: ni grandes ni pequeños productores tienen la potestad para decidir hacia qué zona mira el satélite por lo que la única opción es esperar a que apunte al terreno que nos interesa.
El aterrizaje (nunca mejor dicho) de los drones solucionó de un plumazo estas dos cuestiones que imposibilitaron el asentamiento de los satélites. Comprar un dron no es barato pero, si te haces con uno, será ‘para toda la vida’ y de uso personal y exclusivo. Además, actualmente existen un gran número de empresas que se dedican a comercializar drones para su alquiler. Se acabó el esperar, gracias a esta pequeña máquina podrás disponer de unas vistas privilegiadas de tus tierras cuando a ti y a tus cultivos os venga mejor.
Otra de las ventajas añadidas del uso de drones para sobrevolar hectáreas es la gran cantidad de información que estos nos proporcionan. No se limitan a ofrecer fotografías de la zona en cuestión (se calcula que en 10 minutos puede llegar a tomar más de 200 imágenes), sino que incorporan un sistema de sensores multiespectrales que permite realizar un análisis exhaustivo de múltiples parámetros de los viñedos:
Su variabilidad.
El estado hídrico (también conocido como estrés hídrico).
Desarrollo de la planta.
Calidad de la uva.
Estos datos por sí mismos son útiles pero la potencialidad real está en su procesamiento para aplicar después medidas que mejoren la calidad de las uvas: conocer en qué puntos es necesario aplicar más o menos pesticida u otro producto químico (con el consiguiente ahorro), evaluar la humedad del terreno para saber si hay que aumentar el riego o conocer el vigor de un viñedo, entre otras cosas”.
Pero ¿estos aparatos pueden mejorar la calidad del vino?, es la pregunta que plantea ´vinetur.com´ y que nos responde de esta manera: “Algunas bodegas en la Ribera del Duero ya están apostando en los drones como estandartes de esta nueva agricultura de precisión para sobrevolar los cultivos y tomar imágenes de altísima precisión. La vista aérea del viñedo permite ver si el terreno está aprovechado al máximo. Por ejemplo si la distribución geográfica es la más adecuada.
Desde el punto de vista publicitario y de marketing permite tomar unas fotos y vídeos impresionantes que realzan la belleza de la bodega. Estos pequeños aparatos voladores permiten tomar imágenes desde todos los ángulos, lo que permite realizar vídeos de 360º totalmente inmersivos, donde el usuario puede viajar por el viñedo y ver su belleza al completo.
Desde el punto de vista de la producción de vino, más concretamente de la evolución del crecimiento del viñedo en sí, se puede hacer una vigilancia de los viñedos para el seguimiento de la salud y posibles enfermedades de los viñedos. La viticultura de precisión, así llamada porque abarca todos los aspectos físicos de la viña, emplean los drones para observar y analizar la vigorosidad de las plantas. Estos mapas de vigor, como los utilizados en Burdeos, permiten saber cuál es el momento óptimo para la vendimia.
Los drones pueden incluir cámaras térmicas que analizan la calidad de la hoja de la viña. Esto permite decidir cuándo realizar la poda y saber con antelación la calidad de la cosecha.
España es el país que tiene mayor superficie de viñedos del mundo con casi un millón de hectáreas plantadas, de los cuales un 60 % son de Denominación de Origen. También es este país el que más vino vende pero lo hace a menor precio que otros países como Francia o Italia. La implantación de la tecnología permitirá a España mejorar aún más la calidad de sus vinos y de sus cosechas de viñedos.
No debemos olvidar uno de los factores más importantes para que España ocupe el lugar que merece en el ranking de países vinícolas y es la percepción de nuestros vinos”.
Por todo ello y algo más, cada vez será más “normal” ver drones sobrevolando las viñas de los campos españoles. El futuro ya está aquí.