Instituto de Ciencias de la Vid y del Vino (ICVV). Foto: LuccioMalagamba

El mundo del vino a sorbos
Texto: Antonio Egido

Nos satisface enormemente lo que desde hace tiempo venimos advirtiendo y que ya es una realidad, la lucha contra el cambio climático que se ha venido convirtiendo más que en una amenaza, en una realidad.

Por ello debemos aplaudir el trabajo que de forma continua y muchas veces silenciosa -aunque en ciertas ocasiones no me parece especialmente valorada- siguen realizando desde hace muchos años, el Instituto de Ciencias de la Vid y del Vino, conocido por su acrónimo ICVV, que se ha venido convirtiendo en el Centro de investigación en Viticultura y Enología, creado por el Gobierno de La Rioja, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas y la Universidad de La Rioja, dirigido por José Miguel Martínez Zapater, en un auténtico referente internacional.

No en vano, y con la intervención de cada día más investigadores jóvenes -que son el aval para el futuro- que llegan a este centro de La Grajera, inician, continúan o finalizan proyectos que puedan dar las claves sobre el cambio climático junto a todo lo relacionado con la sostenibilidad, uno de los temas claves actualmente. Pero también estos teóricos que nos remiten a una elaboración sistemática de ideas contrastadas no olvidan las prácticas, es decir aquellos procesos que confirman o niegan la ‘iluminación’ del investigador científico, y que suelen ver más allá de lo que consideramos como normal. De esta forma ya se están planteando si en un futuro sostenible, el tipo de envases que ahora mismo se utilizan para el vino, es decir las botellas de cristal, se podrán seguir utilizando en unos años, o habrá que cambiarlos por otros envases, junto a la reducción del grado alcohólico, en unos momentos en los que el calor precisamente hace subir el azúcar de las uvas, que son las que definitivamente determinan dicho grado alcohólico.

Ya les comento, todo un referente que hay que tener siempre muy en cuenta porque van muy por delante del 2022 en sus investigaciones y nos irán aportando claves de lo que ahora, es el futuro del mundo del vino.

Pero al mismo tiempo debemos valorar que la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) quiera poner negro sobre blanco y comunican que ya están trabajando con el proyecto europeo Green Vineyards para conseguir trasladar conocimientos, habilidades y aptitudes a los trabajadores del sector vitivinícola para que puedan, de la mejor forma posible, a lo que ya es una realidad: el cambio climático.

La iniciativa se enmarca en el programa Erasmus+, con un presupuesto de 243.900 euros de fondos europeos extendíéndose el proyecto hasta finales de 2024. UNIR, además, se está rodeando de socios importantes para llevar adelante dicho proyecto, como son: la Federación Española del Vino, el Instituto Francés de la Viña y el Vino, el Centro de Desarrollo Agrario y Rural de Italia (CeSAR), el Instituto de Investigaciones en Medio Ambiente, Ingeniería Civil y Energía de Macedonia y la Fundación del Lago Constanza de Alemania.

El trabajo que van a desarrollar vincula medio ambiente, digitalización y sector agroalimentario, tres de las prioridades de la Comisión Europea para el periodo 2021-2027, con el objetivo de “lograr una sociedad justa y sostenible, con una economía moderna, eficiente en cuanto a recursos y competitiva, es necesario tener mano de obra que la respalde. Por ello es esencial formar a los trabajadores con los requisitos de cualificación inherentes a los empleos verdes”.

Todo un mundo de colaboración con el mundo del vino que no solamente debe ser bienvenido, sino incluso aplaudido. Recordamos que en tiempos de la pandemia confiábamos en los investigadores el poder dar con una o varias vacunas contra la COVID-19… ¿en quiénes tenemos ahora que confiar antes las mil y unas amenazas que se van a presentar el cambio climático para el mundo del vino? Pues eso, en los investigadores y en proyectos europeos, nacionales o regionales.

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