Con tres generaciones dedicadas al vino en Villabuena, Bodegas Araico apuesta por la tradición familiar y técnicas artesanales para elaborar vinos singulares con identidad y arraigo
Bodegas Araico es una historia de familia, tradición y un profundo vínculo con el terruño de Villabuena. Fundada en 1987 por los padres y dos tíos de los actuales propietarios, la bodega nace con un claro objetivo: ofrecer sus vinos directamente a bares y restaurantes, dejando atrás la venta en la Alhóndiga de Bilbao. “El nombre Araico proviene del apellido de mi abuela, queríamos que la bodega reflejara ese vínculo familiar, y para el logotipo decidimos incluir una raíz, simbolizando nuestro arraigo al pueblo -explica Miguel Martínez de Cañas, director de Bodegas Araico-. Esa es la filosofía con la que nació todo”.
En sus inicios, como muchas bodegas de Villabuena, elaboraban principalmente vinos jóvenes y crianzas. Hoy, la bodega se enfoca en vinos más especiales y de autor, procedentes de parcelas concretas y viñedos singulares, en respuesta a una demanda por vinos con origen e identidad. “Solo elaboramos vino en Villabuena y mantenemos las técnicas tradicionales enseñadas por nuestros abuelos, como el pisado de la uva y la maceración carbónica, aunque ahora lo realizamos en acero inoxidable. Al ser una bodega pequeña, podemos permitirnos seguir este proceso artesanal” señala Martínez de Cañas.
Desde sus inicios, han buscado ofrecer vinos con personalidad, fáciles de beber y llenos de historia. El relevo generacional en 2013 supuso un punto de inflexión. “A partir de ese momento, mi hermana y yo comenzamos a replantear la gama de vinos. Quisimos hacer algo más personal, y fue así como nació nuestro blanco criado en barrica y mi vino de autor, que representaron un cambio respecto a la línea clásica que se había mantenido hasta entonces”, explica el responsable.
Además de su gama tradicional (tinto joven, blanco joven y crianza), han apostado por vinos más exclusivos. “Hicimos un reserva en 2014 y otro en 2016, y actualmente tenemos en barrica el de 2021, que ha sido una cosecha excelente. Ese vino fue un homenaje a mi padre por jubilación. Nos inclinamos entonces por trabajar con viñedos singulares”, comenta, resaltando la importancia de las parcelas seleccionadas.
Solo cultivan viñedos en Villabuena y han intensificado la selección de parcelas para sus vinos más personales, trabajando con variedades como tempranillo y garnacha en tintas, y viura y malvasía en blancas.“Buscamos ofrecer productos con personalidad, pensados para un público diferente. A pesar de la conocida línea clásica, mi hermana y yo, de una generación distinta, queremos crear vinos para momentos especiales que cuenten una historia. Nuestro objetivo es que, al probarlos, la gente pueda conocer quién los hizo y qué hay detrás, generando una experiencia de conversación, aprendizaje y comparación con otros vinos y bodegas”.
El vino que mejor refleja la esencia de la bodega es el Orgullo de Julián, elaborado a partir de una pequeña parcela que refleja la identidad de la bodega. “Es un vino que nace de nuestra especialidad en maceración carbónica, una técnica tradicional de la zona. Para evitar el uso de raspón, hicimos una selección manual grano a grano, un proceso que llevamos a cabo durante tres días con doce personas”, destaca el responsable. Solo se elaboran 700 botellas de este vino singular, lo que lo convierte en una auténtica joya.
Este año, Araico lanzará Cuartillo de Araico, su primer vino fermentado en hormigón. “Siempre me había gustado la idea de trabajar con hormigón, como hacían mis tíos, pero no lo habíamos probado hasta ahora. Este vino será nuestro primer vino en hormigón”, añade, señalando que esta nueva gama representa “la innovación dentro de la tradición”.
En el ámbito del enoturismo, la bodega se distingue por un enfoque didáctico y familiar. “Nos hemos enfocado en dos líneas de enoturismo. Una es el turismo familiar, donde intentamos enseñar a los niños que no vivimos solo en un entorno urbano, sino también en un entorno rural que hay que cuidar. Les explicamos las plantas, la viña y la importancia del consumo responsable del vino”, comenta el responsable.
Además, disponen de una bodega subterránea transformada en espacio para catas, donde realizan experiencias como catas ciegas. También elaboran cerveza artesanal, gestionada por el cuñado del responsable, como parte de su oferta enoturística.
Reportaje publicado en nº 251 de La Prensa del Rioja
