En la Sonsierra  los viñedos se adueñan del paisaje, desde las estribaciones de la Sierra de Cantabria hasta los suaves meandros dibujados por el río Ebro. El cultivo de la vid responde aquí a una ancestral tradición que, durante siglos, ha moldeado el horizonte hasta hacer de la Sonsierra un rincón de una belleza espectacular.
La comarca cuenta con uno de los patrimonios naturales e históricos más ricos de La Rioja.  Entre sus campos y colinas, salpicados de viñedos, encontramos innumerables restos prehistóricos: dólmenes, necrópolis, eremitorios…  Muchos de ellos asociados al cultivo del vino, como los numerosos lagares rupestres donde en la Edad Media se pisaba la uva y se elaboraba vino, guardaviñas o bodegas que datan de la época romana …

Todos ellos hablan de los hombres que habitaron la Sonsiera desde la Edad de Bronce y de Hierro y de una milenaria historia en la elaboración del vino. Un oficio que ha pasado de padres a hijos, de generación en generación, y que hoy continúa vivo en Bodegas Sonsierra.  Desde su fundación en 1962 la bodega se dedica al cultivo de la vid y elaboración de vinos que son fiel reflejo en esta tierra privilegiada, con un microclima y un terroir únicos, donde atesora 570 hectáreas, algunas con cepas muy antiguas que superan los 130 años.
 
Cada botella está elaborada con mimo desde el viñedo, a partir de variedades autóctonas como el Tempranillo y la Viura.
Como resultado los vinos de Bodegas Sonsierra nos trasladan a través de los cinco sentidos al paisaje, la historia y la cultura de esta comarca con una herencia y una tradición vinícola de valor incalculable. Se trata de vinos auténticos que, año tras año, cosechan reconocimientos en los concursos internacionales más prestigiosos y que siguen conquistando los paladares de los consumidores dentro y fuera de nuestras fronteras.