Siempre es un momento ideal para sumergirse en la esencia de Rioja, una región que respira vino en cada rincón y ofrece una experiencia única en el mundo del enoturismo. Desde sus pintorescos viñedos hasta sus bodegas centenarias, Rioja es un destino imprescindible para los amantes del buen vino y la cultura vinícola.
No solo se trata de degustar vinos excepcionales, sino también de sumergirse en la rica historia y tradición vitivinícola que ha sido transmitida de generación en generación. Además de visitar una bodega de las más de 200 abiertas al público que hay en Rioja, puedes aprender sobre el apasionante mundo del vino, a la vez que conoces de cerca a sus propietarios y la historia de varias generaciones que llevan la viticultura en la sangre. Catas de vinos, maridajes con productos locales, actividades en viñedo y muchas otras experiencias inolvidables te esperan.
Día 1. Descubre Rioja Alavesa y su belleza medieval
Los campos de viñedos se entremezclan con restos arqueológicos como el yacimiento de la Hoya y numerosos dólmenes, que dan testimonio de su rica historia. Rioja Alavesa es un referente internacional en enoturismo con paisajes de viñedos salpicados por pueblos medievales y bodegas de diseño con los últimos avances en innovación vitivinícola.
Encontrarás pueblos como Elciego, Samaniego, Villabuena de Álava o Laguardia, reconocido como uno de los Pueblos Más Bonitos de España. Sus calles estrechas y alargadas, plazas y callejones rodeados por una imponente muralla medieval del siglo XII-XIII, mantienen intacto su ambiente histórico. Bajo tierra se esconden infinitos senderos adornados con barricas y botellas de vino, que en algunos casos cuentan con siglos de historia. Verdaderas cápsulas del tiempo que son testigo de la esencia, la identidad y la cultura que caracterizan a esta comarca.
No puedes irte sin explorar el casco histórico de Laguardia de noche, donde los edificios medievales, renacentistas, barrocos y neoclásicos se iluminan, creando una atmósfera mágica. Disfruta del animado ambiente del poteo y saborea la deliciosa gastronomía local en los bares de pintxos
Día 2. Rioja Alta y la mayor concentración de bodegas centenarias del mundo
Rioja Alta donde acoge la mayor concentración de bodegas centenarias del mundo, principalmente en el Barrio de la Estación de Haro, conocida como la milla de oro del Rioja.
Además de visitar las bodegas, -algunas han conservado su estilo arquitectónico tradicional, mientras que otras han optado por tendencias vanguardistas- se puede disfrutar de sus reconocidos vinos en sus wine bar.
Merece la pena recorrer el casco antiguo Haro, ciudad vinícola por excelencia, declarado Bien de Interés Cultural, y contemplar sus numerosas iglesias y palacios, descubrir su bodega urbana histórica, de principios del siglo XIX. La zona de la Herradura es indispensable para disfrutar de lo mejor de su gastronomía con platos como la menestra de verduras, las patatas con chorizo, los pimientos rellenos, los embuchados o las chuletillas al sarmiento.
Además de otros patrimonios que de Rioja Alta un referente enoturístico a nivel mundial con municipios como San Vicente de la Sonsierra y Cuzcurrita de Río Tirón, la zona ofrece una experiencia divertida y didáctica en torno al vino con el Museo Vivanco de la Cultura del Vino, en Briones.
Gracias a sus restaurantes y espacios gastronómicos, la Ruta del Vino Rioja Alta ha merecido ser la ‘Mejor Ruta Gastronómica de España’ en los II Premios de los lectores de Viajes National Geographic 2024, un reconocimiento que se entrega a los mejores destinos, hoteles, proyectos y aerolíneas del mundo.
Día 3: Rioja Oriental, huerta y viñedo
Formada por territorio riojano y navarro, Rioja Oriental es un lugar privilegiado por la fertilidad de sus paisajes con pueblos como Alfaro, Quel y muchos más. Una tierra que respira vino desde tiempos del imperio romano cuando se impulsó el cultivo de la vid en ella. Cada bodega tiene su historia, sus secretos, su patrimonio… Aprende como se hace, se embotella y se distribuye el vino desde la cuna, moviéndote entre barricas y botellas. La tecnología se mezcla en estos edificios con la tradición, para elaborar vinos de calidad.
Cuevas rupestres, museos, centros de interpretación, balnearios y pozas de aguas termales hacen que la naturaleza y la historia sean la esencia de esta zona oriental. Destaca por su exquisita gastronomía basada en la verdura de la huerta regada por las aguas del Ebro y sus afluentes.
Calahorra es uno de los destinos gastronómicos más destacados de la región. La que fuera la ciudad romana de Calagurris, es famosa por la alta calidad de sus verduras y alberga eventos, mercados e incluso rutas de senderismo llamadas “Senderos de la Verdura”.
Es imprescindible una parada en Aldeanueva de Ebro, conocida como la “capital del viñedo de Rioja Oriental”. Explora su cultura vitivinícola a través de experiencias enoturísticas en las bodegas del pueblo. Paseos a caballo, en bicicleta o en globo son algunas de las opciones para disfrutar del paisaje y degustar un picnic o almuerzo en el viñedo.
Sin embargo, para conocer a fondo el vino de la zona, debemos abarcar mucho más y visitar más municipios como Alfaro, Autol, Quel, Tudelilla, Arnedo, Alcanadre o Grávalos. Lugares en los que podemos conocer la coexistencia de bodegas familiares con bodegas mucho más industriales y modernas.
Día 4. Logroño: vino, gastronomía y patrimonio
Pocos destinos en el mundo pueden medirse con la oferta enoturística de Logroño y sus 8 bodegas, con su lúdica mezcla de gastronomía, arquitectura y cultura del vino, que permiten disfrutar del mundo del vino de Rioja sin abandonar la capital.
Bañada por el Río Ebro, Logroño, la capital de La Rioja destaca por sus calados, la cultura del vino que impregna sus calles y la gastronomía, pero también por su casco antiguo o el Camino de Santiago. La ciudad ofrece una diversidad de experiencias al recorrer sus calles, explorar su patrimonio o visitar alguna de las bodegas cercanas al centro histórico.
No puede faltar el tapeo en la calle Laurel y calle San Juan, esencia gastronómica de la ciudad, con bares que ofrecen los pinchos más variados y suculentos, elaborados con los mejores productos de la zona.
La escena gastronómica logroñesa se distingue por contar con una destacada presencia de restaurantes galardonados con estrellas Michelín y soles Repsol. Estos reconocimientos no solo avalan la excelencia de los establecimientos, sino que también reflejan la pasión y dedicación de los chefs locales por crear experiencias culinarias inolvidables. De las ocho Estrellas Michelín que iluminan el firmamento gastronómico de La Rioja, tres están en la capital: Íkaro, Ajo Negro y Kiro Sushi, que, además, junto a Juan Carlos Ferrando, La Cocina de Ramón y La Galería, también han sido alcanzados por los rayos de los ‘Soles’ de la Guía Repsol.
- Fuente: riojawine.com