Visita en Bodegas Ontañón

La ciudad ha consolidado un modelo enoturístico diverso y accesible, capaz de atraer a un público internacional creciente

El enoturismo en Logroño vive un momento de plena madurez. La capital riojana ha consolidado una oferta de referencia, reconocida por su diversidad, su entorno urbano y su capacidad de atraer visitantes internacionales de manera constante.

La fortaleza de Logroño está en su diversidad. En una misma ciudad conviven estilos de vino, arquitecturas y experiencias muy distintas, todas unidas por la profesionalidad y la hospitalidad del sector”, subraya Elena Pilo, portavoz de la Asociación de Bodegas de Logroño. Coincidiendo con el Día Mundial del Enoturismo, Pilo destaca que el reto actual pasa por consolidar un modelo turístico sostenible y apoyado en la colaboración público-privada.

Además, añade que “el sector bodeguero está haciendo su parte, profesionalizando la oferta y generando actividad económica todo el año. Pero necesitamos un respaldo institucional más firme y una estrategia de promoción coherente, que refuerce tanto el atractivo internacional como la conexión con el visitante nacional”.

Las ocho bodegas que integran la Asociación – Campo Viejo, Franco-Españolas, Marqués de Murrieta, Ontañón, Olarra, Ijalba, Arizcuren y Marqués de Vargas – coinciden en que la ciudad ha consolidado un modelo enoturístico diverso y accesible, capaz de atraer a un público internacional creciente.

Hasta la fecha, las bodegas han recibido más de 80.000 visitantes. Mientras el turismo internacional continúa en ascenso, el visitante nacional muestra un comportamiento más prudente, condicionado por la coyuntura económica.

Bodegas Viña Ijalba

Experiencias que marcan tendencia

Las experiencias gastronómicas, las catas personalizadas y los espacios abiertos al público, como wine bars y eventos culturales, se consolidan como los formatos con mayor demanda. Además, los visitantes actuales buscan autenticidad, sostenibilidad y un contacto directo con el vino y quienes lo elaboran.

En este contexto, desde Marqués de Murrieta señalan que “cada vez recibimos un visitante más experto, que valora la diferenciación y la calidad”. Por su parte, en Campo Viejo destacan “la irrupción del público joven y del segmento internacional, que encuentra en Logroño una combinación perfecta de vino, cultura y ocio”.

Asimismo, en Ontañón subrayan “el interés creciente por propuestas que integren arte y vino. La diferenciación es la clave”. De manera complementaria, desde Viña Ijalba observan que “el visitante busca experiencias inmersivas, que le hagan partícipe del proceso y de la filosofía de la bodega”.

Bodegas Olarra

Por otro lado, en Arizcuren afirman que “el enoturismo se ha convertido en una tendencia transversal: cada vez más gente viaja para conocer la cultura del vino, incluso aunque no sea aficionada”. Mientras tanto, en Olarra apuntan que “se mantiene la estabilidad del visitante nacional y crece el turismo internacional organizado”.

Finalmente, desde Franco-Españolas, bodega que suma el mayor número de visitas, remarcan “el avance del visitante internacional, que ya representa un peso significativo y aporta un perfil más interesado por la historia y la autenticidad”.