Esther Rubio, gerente del grupo ADR Rioja Oriental desde 2002 y de la Ruta del Vino desde 2018, lleva más de dos décadas impulsando el desarrollo rural de la comarca. Foto cedida por Ruta del Vino de Rioja Oriental.

Esther Rubio, gerente de ADR La Rioja Oriental destaca que la Ruta se ha convertido en un motor de desarrollo rural integrando vino, naturaleza, patrimonio y gastronomía bajo una marca común que da identidad al territorio

Texto: Mirian Terroba
redaccion@laprensadelrioja.com

 

Entre viñedos centenarios, paisajes de gran belleza natural y una cultura enraizada en la tierra y el vino, la Ruta del Vino de Rioja Oriental se ha consolidado como uno de los grandes referentes del enoturismo en España. Situada en la zona más oriental de La Rioja, esta ruta no solo recorre bodegas con historia y tecnología puntera, sino que propone una inmersión completa en la identidad de un territorio que fusiona patrimonio, naturaleza, gastronomía y tradición.

A lo largo de los valles del Leza, Jubera, Ocón, Cidacos, Alhama-Linares y Ebro —muchos integrados en la Reserva de la Biosfera—, el visitante puede descubrir desde barrios históricos de bodegas hasta yacimientos arqueológicos, castillos y huellas de dinosaurios, sin olvidar los productos gastronómicos con distintivos de calidad como la Pera de Rincón de Soto o el Aceite de La Rioja, además del vino.

“La Ruta del Vino de Rioja Oriental
une enoturismo, patrimonio, gastronomía
y paisajes protegidos, creando una experiencia
única y diferenciada”

El corazón de esta experiencia lo compone una red de bodegas, restaurantes, alojamientos, empresas agroalimentarias, servicios turísticos, museos, centros de interpretación y entidades locales que trabajan unidos bajo el paraguas de una asociación nacida de la voluntad colectiva de dar valor al territorio. Fue en 2018 cuando la Ruta del Vino de Rioja Oriental fue oficialmente certificada, aunque su germen se remonta años atrás, con el impulso de la Asociación para el Desarrollo Rural (ADR) Rioja Oriental y el liderazgo de figuras clave.

Esther Rubio, gerente del grupo ADR Rioja Oriental desde 2002 y de la Ruta del Vino desde 2018, lleva más de dos décadas impulsando el desarrollo rural de la comarca. Con una fuerte vinculación familiar y profesional al mundo del vino, ha liderado proyectos clave en torno a su cultura. Hablamos con ella sobre la evolución, singularidad y futuro de esta Ruta que conecta vino, territorio y emoción.

En 2004, el término ‘enoturismo’ fue oficialmente registrado por el Ayuntamiento de Aldeanueva de Ebro. (Foto de archivo de La Prensa del Rioja)

Un proyecto que transforma un territorio

P- ¿Cuáles son los principales objetivos de la Ruta del Vino de Rioja Oriental y qué papel juega la ADR Rioja Oriental?

R- La Ruta del Vino de Rioja Oriental se certificó en 2018, pero su origen está en el trabajo previo realizado por la Asociación para el Desarrollo Rural (ADR) Rioja Oriental. Desde 2002 venimos gestionando fondos Leader para dinamizar esta comarca mediante proyectos participativos. La Ruta surgió como una apuesta estratégica para impulsar el desarrollo turístico, aprovechar el valor del vino como elemento vertebrador del territorio y generar sinergias entre sectores productivos, culturales y sociales. Hoy podemos decir que se ha consolidado como un proyecto colectivo que une a bodegas, alojamientos, productores, ayuntamientos y otros agentes que creen en su tierra.

P: ¿Cuál es la función principal de la Ruta hoy en día y cómo se articula su gestión?

R- La Ruta funciona como una plataforma de cooperación entre lo público y lo privado. No es solo una marca o una campaña turística: es una herramienta de desarrollo rural. Gestionamos una red de socios muy diversa —bodegas, empresas de turismo activo, restaurantes, museos, ayuntamientos…— que trabajan bajo unos estándares de calidad y una visión común. Desde la ADR coordinamos la estrategia, la promoción, la formación, y generamos conexiones entre agentes para diseñar experiencias, mejorar la oferta y fomentar la innovación. Nuestro papel es el de facilitadores, pero el motor real es el compromiso de quienes forman parte de la Ruta.

“Hay una mejora en la autoestima
del territorio: los propios habitantes
reconocen el valor de lo que tienen
y apuestan por desarrollarlo
sin perder su identidad”

P- ¿Qué beneficios aporta ser socio de la Ruta del Vino de Rioja Oriental y cómo ayuda al desarrollo del territorio?

R- Ser socio implica formar parte de una red consolidada que genera visibilidad, confianza y valor añadido. Ofrecemos promoción conjunta en medios digitales, participación en ferias y eventos, acceso a formación, materiales promocionales, datos turísticos, campañas con agencias, acciones de prensa y sinergias entre socios. Pero, sobre todo, lo más importante es el sentimiento de pertenencia a un proyecto común. La Ruta no funciona si no hay una implicación activa y una creencia real en el territorio. Quien se suma lo hace porque comparte una visión y quiere contribuir al desarrollo de Rioja Oriental.

La Ruta del Vino de Rioja Oriental es un ejemplo destacado de cómo la recuperación y valorización del patrimonio pueden convertirse en motores de desarrollo territorial, turístico y económico en una zona vitivinícola de gran riqueza histórica, cultural y natural. Arriba, El Molino de Viento de Ocón, uno de los elementos patrimoniales más emblemáticos del Valle de Ocón y el único ejemplo visitable de molino de viento harinero en La Rioja (foto de La Prensa del Rioja) Abajo, Cueva de los Cien pilares en Arnedo, uno de los complejos rupestres más singulares y emblemáticos del Valle del Cidacos y del norte de España. Su nombre proviene de los numerosos pilares excavados en la roca que sostienen los techos de sus galerías y estancias (Foto cedida por la Ruta del Vino de Rioja Oriental

Oferta turística y diferenciación

P- ¿Qué perfil tiene el visitante que llega a la Ruta y qué tipo de experiencias busca?

R- Hay una gran variedad, pero estamos apostando por el turismo familiar como eje transversal. Queremos que la gente venga a disfrutar del vino, pero también del paisaje, del patrimonio, de la gastronomía y de actividades pensadas para todas las edades. Estamos diseñando experiencias combinadas que incluyen visitas a bodegas, rutas por la naturaleza, patrimonio cultural y gastronomía local. Nuestro objetivo es ofrecer una experiencia completa y auténtica, donde el vino sea una puerta de entrada a todo lo que ofrece la comarca.

P- ¿Qué hace única a la Ruta del Vino de Rioja Oriental frente a otras rutas enoturísticas de España?

R- La clave está en la combinación de elementos: el vino, el patrimonio, la gastronomía, los paisajes y la autenticidad del entorno rural. Rioja Oriental cuenta con bodegas de calidad dentro de la DOCa Rioja, pero también con castillos medievales, yacimientos arqueológicos, minas, barrios de bodegas tradicionales, rutas naturales en espacios protegidos y una gastronomía basada en productos de proximidad con distintivos de calidad como la Pera DOP Rincón de Soto, el aceite DOP Aceite de La Rioja o Champiñones y Setas de La Rioja como primeros productores nacionales y marca de garantía.

Además, muchos de nuestros recursos se encuentran dentro de la Reserva de la Biosfera, lo que añade un valor ambiental muy importante. Todo esto crea una experiencia diferenciadora que nos posiciona como una de las rutas más completas de España.

P- ¿Qué experiencias o actividades destacarías para quienes visitan la Ruta por primera vez?

R- Para una primera visita recomiendo conocer bodegas y almazaras, con catas de vino y aceite, y visitar el Centro de Interpretación Fungiturismo. También es esencial descubrir el patrimonio cultural, como cuevas, castillos y yacimientos históricos, acompañado de comida con productos locales. No puede faltar el contacto con la naturaleza en paisajes que forman parte de la Reserva de la Biosfera. Además, el visitante dispone de herramientas digitales como la web, una app, una guía turística y un canal de YouTube para planificar y disfrutar la experiencia.

“La Ruta promueve el desarrollo
del territorio con la colaboración
público-privada, fomentando sinergias
y apoyando a pequeños productores y negocios locales»

La Ruta del Vino de Rioja Oriental combina enoturismo, naturaleza, patrimonio y gastronomía en una propuesta integral pensada para todo tipo de visitantes. Más allá del vino, invita a descubrir los paisajes, la cultura y los sabores locales a través de experiencias que muestran toda la riqueza de la comarca. Fotos cedidas por la Ruta del Vino de Rioja Oriental.

Sinergias y desarrollo rural

P- ¿Qué impacto está teniendo la Ruta en el territorio?

R- Un impacto muy positivo, sobre todo desde el punto de vista cualitativo. Estamos consiguiendo que diferentes sectores —vitivinícola, agroalimentario, turístico, cultural— trabajen de forma coordinada, que los pequeños negocios tengan visibilidad, y que el turismo sea una vía real para generar empleo y fijar población. Hay una mejora en la autoestima del territorio: los propios habitantes reconocen el valor de lo que tienen y apuestan por desarrollarlo sin perder su identidad.

P- ¿Cuáles son los retos y oportunidades de futuro para la Ruta del Vino de Rioja Oriental?

R- Uno de los grandes retos es seguir fortaleciendo la colaboración público-privada, pero desde una lógica participativa, donde se escuche a los agentes del territorio y se trabaje desde abajo hacia arriba. También es importante consolidar la marca Rioja Oriental como seña de identidad, no solo turística, sino territorial. Y por supuesto, seguir innovando en la oferta, adaptándola a las nuevas demandas del visitante, aprovechando las herramientas digitales y cuidando siempre la sostenibilidad ambiental, económica y social. El futuro pasa por seguir creyendo en el medio rural como un espacio de vida, de oportunidades y de desarrollo con sentido.