La Ruta del Vino de Rioja Alavesa cuenta con infinidad de opciones para disfrutar de experiencias enogastronómicas únicas, como descubrir los calados de sus villas medievales
Recorrer a pie los cascos históricos de villas que llevan enclavadas desde tiempos inmemoriales. Pasear por sus calles empedradas, fijarse en los detalles que son vestigios del pasado, maravillarse con sus murallas, edificios y restos que continúan hoy en pie y que, de hecho, siguen siendo utilizados en la actualidad. Esta es una de las opciones que la Ruta del Vino de Rioja Alavesa guarda para sus visitantes, pero, en realidad, la magia se esconde bajo los pies, a varios metros de profundidad: los calados que llenan el subsuelo de estas poblaciones son todo un descubrimiento para los sentidos.
La Ruta del Vino de Rioja Alavesa es sinónimo de pasión, autenticidad, costumbres e historia. Gracias a sus características, se convierte en un enclave de gran interés para los visitantes en estos momentos de gran incertidumbre. Sus pintorescos pueblos, muchos de ellos de origen medieval, se ubican en un paraje totalmente natural donde los viñedos tiñen de color sus extensas explanadas de terreno. Protegida climatológicamente gracias a la Sierra de Toloño, cuenta con unas temperaturas perfectas durante el día y la noche para hacer de esta comarca un lugar de disfrute para todos.
Alejada de las grandes masificaciones, Rioja Alavesa se va a convertir en uno de los destinos más elegidos por los turistas este año, y motivos para disfrutarla no le faltan. Cuenta con propuestas para todos los públicos y tipos de visitantes, ideados, al mismo tiempo, tanto para estancias cortas como largas.
Las escapadas tienen un encanto especial si se hacen en La Ruta del Vino de Rioja Alavesa, y uno de los imprescindibles que todo el mundo debe de visitar y conocer son sus calados. Los pueblos medievales que se encuentran en la comarca tuvieron que enfrentarse a grandes retos arquitectónicos, asegurando, por un lado, la fortificación de las mismas, al tiempo que realizaban salvoconductos para poder escapar. Este es el curioso origen de los calados que, hoy en día, siguen estando muy presentes.
Bajo los pies de los visitantes de Laguardia encontramos estos kilométricos túneles que sirvieron para poder escapar de la localidad en caso de sitio. De hecho, son estas excavaciones las que hacen imposible el tráfico rodado por el casco histórico de la localidad. Estos subterráneos, posteriormente se cerraron y parcelaron, entregando a cada edificio sus subterráneos. Estas delimitaciones permitieron que los propietarios instalaran en ellos pequeñas bodegas e incluso salas de comedor que hoy se pueden visitar y que, en algunos casos, siguen en activo.
Ahora, conocer los secretos de los calados de La Ruta del Vino de Rioja Alavesa es más fácil que nunca gracias a visitriojaalavesa.com. A través de la web, los curiosos podrán escoger —para sí mismos o para hacer un regalo de ensueño— entre una amplia variedad de experiencias para descubrir esta centenaria forma de elaborar vinos. Ya sea junto a un paseo por viñedos, descubriendo la historia medieval de las villas o catando los vinos que se elaboran en estas cuevas, todo el mundo encontrará su plan ideal para maridar historia con los mejores vinos de la comarca.
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