El mundo del vino a sorbos
Texto y foto: Antonio Egido
Desde la llegada de la pandemia de la COVID-19, casi todos hemos cambiados nuestras naturales tendencias -las realizadas antes del año 2020- porque no en vano, hemos entrado -no sé si la mayoría o una minoría- en un cierto miedo, más aún si superamos ya los 60 o los 65 años. Por ello hemos preferido, antes que acudir a un restaurante, que la comida de ese mismo lugar elegido, nos la lleven a casa o bien pasarse por el establecimiento y recogerlas. Una tendencia primera que venimos observando en lo que hemos denominado como ‘nueva realidad’.
Pero además hay, observamos, nuevas tendencias en el mundo de la gastronomía y la hostelería, como poner la mirada en el mercado más cercano. Es decir, en volver a lo que tenemos más cercano recurriendo a lo que conocemos como km. 0, lo más próximo y si es posible, sin intermediarios, es decir recurriendo a los agricultores que cultivan su propia tierra y conseguir de ellos los productos más naturales posibles. No digo nada si además llevan la categoría de ecológico, lo más. Eso sí, siempre con facturas y pagos de los correspondientes impuestos, que no deseamos que ‘todo el monte es orégano’. Luego en la cocina cada ‘maestrillo tiene su librillo’ y por eso tratarán de ofrecernos menús más o menos atractivos: algunos según la imaginación del cocinero, otros recurriendo a una carta que va cambiando con cada una de las temporadas anuales. Obviamente, los establecimientos en este año 2022, se pueden seguir diferenciando entre los que se fijan en una vuelta a la cocina tradicional y los que siguen manteniendo la cocina de autor con maridajes increíbles, pero en mayor de los casos, apetecibles para el gusto.
Además, estamos abiertos a conocer nuevas gastronomías, es decir de fuera de nuestro país, para acercarnos a la portuguesa, francesa, china, venezolana o turca, en restaurantes que, sin perder las esencias de las mismas y utilizando siempre condimentos de su lugar de procedencia, nos la acercan al gusto europeo o español. En muchos casos dulcificando picantes o aminorando los condimentos pues cuando acudes a los países generadores de dicha gastronomía, te das cuenta de las diferencias.
Siguen atrayendo los establecimientos marcados por las Estrellas Michelín, y así debe ser, porque una serie de ‘clientes especializados’ los recorren -sin desvelar su identidad- y hacen valoración de lo que ofrecen. Siguen siendo pues restaurantes para disfrutar en ciertos momentos, porque algunas veces, los precios que muestran por sus menús, nos hacen dejarlos para una próxima visita, fijada siempre en el futuro.
También hemos notado que, poco a poco, vamos fijándonos más en las redes sociales, donde se acogen tanto los expertos en degustaciones de los menús y sus diferentes maridajes, con la opinión libre de un ciudadano que puede llevarse una mala impresión de lo comido -o de la atmósfera del establecimiento- sin olvidar los que se quieren vengar de un restaurante o bar porque, seguramente, “no fueron en la mejor de sus condiciones para ser positivos”. No obstante, en estos casos siempre recomendamos informarnos, por un lado, de los medios de comunicación y fiarnos siempre de unos periodistas que ponen nombre y apellidos a sus crónicas. A las redes sociales, no debemos ocultarlo, muchas veces las ‘carga el diablo’.
Y por supuesto, fiarnos de nuestra propia curiosidad y no acudir a los que ya conocemos y siempre defendemos. La curiosidad debe ser innato y de la misma forma que recomendamos disfrutar de otros vinos que no sean los de siempre, debemos tender a probar otras gastronomías y aquellos restaurantes que nos la ofrecen. Incluso nos podemos asombrar.
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