El ‘gastroturismo’ se ha disparado en hasta el 18%, situando a la gastronomía a la altura de conocer el patrimonio arquitectónico del lugar y visitar sus museos más emblemáticos. A través de la comida se consume tradición y se conoce a las gentes del lugar. Y aunque nuestro país es de los que tiene mayor número de restaurantes con estrella Michelín del mundo, la tradicional es todavía la comida más apreciada por foráneos y autóctonos. Son algunas de las conclusiones del estudio realizado por el comparador de seguros de viaje Acierto.com, que ha analizado el ‘gastroturismo’ tanto desde un punto de vista social como económico.
El turismo gastronómico es uno de los tipos de turismo más dinámicos que existen; siempre en proceso de mejora y evolución. Entre los platos más demandados se encuentran la tortilla de patatas, la paella, el gazpacho y los potajes. La paella incluso cuenta con su propio emoji y su receta es la más buscada en Internet. El tapeo constituye otro de los símbolos de identidad de nuestro país, hasta el punto que se ha institucionalizado el ‘Día Internacional de la Tapa’. Por regiones, Andalucía, Galicia y el País Vasco lideran la clasificación del ranking de destinos gastronómicos preferidos y por ciudades ganan San Sebastián, Madrid, Barcelona y Bilbao. Murcia y Baleares se encuentran al final de la lista.
En cualquier caso, aunque 8 de cada 10 visitantes escogen destino condicionados la gastronomía del lugar, la mayoría de ellos no son turistas gastronómicos puros (estos representan solo el 28%). Eso sí, el perfil está bastante marcado: hombres y mujeres de entre 35 y 55 años con un poder adquisitivo medio-alto que viajan en pareja y habitualmente en verano (en estancias de dos o tres jornadas, durante las que gastan un mínimo de 250 euros diarios). Además, se trata de un tipo de turista informado -que visita webs y sitios especializados previamente-, cuyas actividades preferidas son comer en restaurantes, ir de tapas, comprar productos e ingredientes locales y visitar mercados.