La Academia Riojana de Gastronomía afirma en un comunicado que en el ejercicio de su responsabilidad «como protectora y difusora de los valores que representa la cultura gastronómica de nuestra tierra, manifiesta en primer lugar su profunda convicción de que la salida de la situación excepcional en la que, como el conjunto de la sociedad, se ven inmersos hosteleros, productores agroalimentarios y demás agentes del sector de la gastronomía solo será posible mediante la actuación conjunta y coordinada de todos ellos con los responsables de la gestión pública y la propia ciudadanía”.
Una actuación conjunta “que debe seguir teniendo la excelencia como orientación estratégica irrenunciable, ya que resultará clave en el éxito de la reactivación. Esa estrategia es la que ha conducido a nuestra gastronomía al momento de esplendor que estaba atravesando, fruto del gran esfuerzo realizado por bares y restaurantes para mejorar la calidad de su oferta y de su servicio”. Paralelamente, recuerda, el auge del turismo enogastronómico ha situado a La Rioja en las posiciones de liderazgo que tradicionalmente ha ocupado con su producción agroalimentaria, muy especialmente con el vino. “El objetivo más deseable para este nuevo tiempo de recuperación sería mantener el rumbo emprendido, con la calidad, la profesionalidad y la innovación como elementos diferenciadores y principales factores de competitividad de nuestra oferta gastronómica”.
Además del freno a la actividad productiva, “la pandemia ha sembrado de incertidumbres el futuro inmediato y plantea a toda la sociedad cambios en la manera de relacionarnos, de consumir, de trabajar, de disfrutar del ocio… Cambios que exigen a todo el sector cuya actividad económica gira en torno a la gastronomía, desde la producción agroalimentaria a la hostelería y empresas de servicios, demostrar una vez más afán de superación, espíritu innovador y capacidad de adaptación a un nuevo entorno. En tanto llega la solución al problema de salud pública mediante la deseada vacuna, es el momento de aprovechar la oportunidad para mejorar en todo lo posible nuestro particular modelo de oferta hostelera, sin que ello represente renunciar a él”.
En este contexto, continúa el comunicado, la capacidad de generar confianza entre los clientes se presenta como un reto fundamental para la salida de la crisis. “No solo es preciso adoptar medidas para conseguir entornos gastronómicos y convivenciales más seguros, sino también comunicar a los ciudadanos estas actuaciones a fin de generar la confianza necesaria. Respecto a estas medidas sanitarias, ante el desconcierto que está provocando la gran cantidad de recomendaciones emitidas desde múltiples estamentos”, la Academia considera que tan solo se han de tener en cuenta las directrices que provengan de los organismos competentes.
“Apelamos igualmente desde la Academia Riojana de Gastronomía a los responsables de las administraciones públicas para que promuevan las condiciones más favorables para la salida de la crisis y presten al sector hostelero la orientación, estímulos y apoyo económico que sin duda precisan para culminar con éxito este proceso de adaptación. Este sector no solo es en buena parte responsable de la prosperidad actual de La Rioja, sino que, como motor esencial del turismo, sigue siendo un sector estratégico para el futuro de nuestra región. Una importante forma de apoyo es la inversión institucional en promocionar la oferta turística de nuestra comunidad autónoma, proyectando hacia el exterior una imagen de esta magnífica tierra con nombre de vino como un lugar lo más seguro posible, donde la vida puede continuar y seguir mejorando. El futuro será mejor y la recuperación llagará antes si sabemos transmitir los valores de una actividad que representa una manera de vivir y que tantas satisfacciones da a nuestros visitantes y a nosotros mismos”.
Por último, aunque no menos importante por ello, la Academia Riojana de Gastronomía insta también a la ciudadanía “a seguir confiando en los magníficos profesionales del sector de la gastronomía y en su capacidad de adaptarse y continuar mejorando a pesar de las dificultades. A seguir confiando en nuestros excelentes productos gastronómicos y, en suma, en nuestra tierra y nuestras gentes en estos momentos en los que va a primar lo próximo sobre lo global. Apoyemos entre todos a esta “industria de la felicidad” que gira en torno a la gastronomía”.