Con motivo de la celebración del cuatrocientos aniversario de la muerte de Cervantes, la Academia Riojana de Gastronomía ha organizado un novedoso acto cultural en el Ateneo Riojano presentado bajo el título de “Encuentro con la gastronomía del Quijote”.
Moderado por el periodista, editor y director de La Prensa del Rioja, así como secretario de la Academia Riojana de la Gastronomía, Javier Pascual, presentó el encuentro afirmando que el planteamiento de este acto puede “parecer un mero oportunismo cogido por los pelos, pero nada más lejos de la realidad. En una novela de referencia de la literatura española y universal, capaz de condensar la vida y pensamiento de toda una época, algo tan consustancial a la vida cotidiana del ser humano como la gastronomía no podía dejar de tener un protagonismo especial. Hasta el punto de que también podríamos contemplar bajo este prisma de la gastronomía la caracterización de los dos personajes principales”.
Y efectivamente, fijó su mirada en los dos personajes de Cervantes recordando que el de “la Triste Figura practica un ascetismo en las cosas del comer y del beber que hoy calificaríamos de anorexia. El rechoncho y orondo Sancho una afición desmedida por la comida, rayana en la bulimia. La relación de ambos personajes con la gastronomía es por tanto fundamental en la definición de los respectivos perfiles”.
Lanzada la moneda al aire, dio la palabra a María Jesús Sáenz de Miera, pedagoga, profesora de lengua y literatura, actriz, poeta y ateneísta de vocación, quien desde las diferentes lecturas que ha venido realizado a lo largo de su vida del Quijote y de las obras de Cervantes, incidió en “la simbiosis de los personajes de esta novela universal con el propio autor”, al que calificó de ”humanista que a través de sus escritos quiso y consiguió ser lo que no fue”, dando un repaso a las diferentes experiencias que ha ido acumulando durante este año sobre el de la triste figura.
Por su parte, el doctor ingeniero agrónomo que ha desarrollado su carrera profesional en el sector vinícola y directivo de la Academia Riojana de Gastronomía, Francisco Díaz Yubero, abordó los elementos gastronómicos de la obra de Cervantes, desde la perspectiva de la experiencia de una persona cuyos orígenes familiares son manchegos y por ello, cargada de recuerdos de lo que, en su propia casa o la de sus abuelos, se comía, una gastronomía heredera de lo que aparece en la obra de Cervantes. Por cierto, Díaz Yubero sostuvo que en esta obra, solamente hay una referencia donde se da una receta completa –en las Bodas de Camacho– por lo que mostró su extrañeza ante “los menús que ofrecen algunos restaurantes con la etiqueta de quijotescos”, aunque se pueden encontrar menciones a alimentos que van apareciendo en esta obra –duelos y quebrantos, que eran los huevos con chorizo o tocino, bacalao, lentejas, salpicón o el mismo caviar “aunque habría que descubrir qué tipo de caviar degustaban entonces”, sin olvidar la alforja que llevaba Sancho Panza en la que la mayor parte de las veces solamente había pan, queso y vino.
Finalmente el periodista Antonio Egido hizo un repaso por el vino en el Quijote, indicando que tenía catalogadas “35 referencias de importancia sobre el vino” que aparece como la bebida habitual en la dieta de Sancho Panza ya que en “Don Quijote de La Mancha”, el de la Triste Figura, solo toma una vez vino, justo antes de ser armado caballero, dado que “un hidalgo no podía beber esta bebida. Realmente apenas podía beber ni comer, porque así lo mandaban las leyes de la caballería”.
Egido rescató diferentes pasajes de esta obra para ir demostrando que el vino se convierte en protagonista de algunas de las escenas que son iconos de la obra de Cervantes, pero que también es considerado como medicina contra las heridas, referencia de medidas ya perdidas, cuando no olvidadas, como refrán o como símbolo de riqueza”