El mundo del vino a sorbos
Nos llamó la atención la semana pasada un artículo que leí en las vísperas del día de San Valentín titulado ‘Vinos para hacer el amor’ y como todo santo tiene su octava, hoy le hemos pedido al buscador que nos ofrezca las páginas que tengan algo que ver con ese título.
Texto: Antonio Egido
Y el primero que nos hemos encontrado en ‘diariovasco.com’ ha sido el artículo del que le hacíamos referencia, donde parte de la siguiente premisa: “hay estudios científicos que avalan que un buen tinto ayuda en la cama. En todo caso, por San Valentín, una cena romántica, un buen vino, buena música… y a ver qué pasa”. Y lo que pasa es que… “¿Puede ayudar el vino a convertir una cena de viernes con la pareja en una velada romántica en la que afloren las sensaciones, prenda la llama del deseo, los corazones se aceleren, salten chispas de las terminaciones nerviosas y las copas acaben medio vacías y medio tiradas sobre la mesita de noche? Pues, con moderación, parece ser que sí. Igual que los grandes almacenes anticipan la llegada de la Navidad, o de la primavera, se podría decir que ya es San Valentín en las tiendas de vinos online, y todas se han lanzado en las últimas jornadas a la captura del cliente en busca de emociones fuertes. De las que hemos recopilado, la más llamativa, de los chicos de wineissocial, titulaba su catálogo así: Vinos para hacer el amor. ¿En serio que una botellita puede ayudar a que la noche acabe entre sábanas y con el pelo revuelto?
José Luis Arrondo, jefe de la sección de Andrología del Hospital de Navarra, hace tiempo que defiende las bondades del maridaje entre vino y sexo. El vino, dice, ha demostrado ser un buen amigo del corazón (con moderación, claro). «Y también lo es del pene», aunque en menor medida «del clitoris y la vagina».
Y después de una expresión tan rotunda, se hace necesaria la explicación científica que la sostenga. «Siempre bajo la premisa de un consumo moderado», dice Arrondo, que ha dado conferencias sobre este asunto en diferentes localidades españolas, «el vino puede ser un buen aliado de la actividad sexual por una sencilla razón. Está demostrado que es un excelente vasodilatador. Es decir mejora la llegada de la sangre a todas las zonas del cuerpo, lo que sin duda favorece la erección».
En el caso de las mujeres, prosigue, «se produce un aumento de estrógenos y, por tanto, del deseo sexual». ¿Y cuál es el mejor para rematar con éxito la faena, el tinto, el blanco, el sensual espumoso? Sin duda, dice Arrondo, el vino tinto: «Posee más beneficios cardiovasculares que el resto de caldos y por tanto ofrece una mayor protección del aparato genital». Los blancos funcionan bien en los preámbulos y el cava o champgane… mejor que se quede a medio terminar”.
Y no faltan las referencias a una serie de vinos con los cuales conseguir el objetivo que nos anunciaban en su titular. Pero no nos quedamos aquí.
También damos con la web de ‘heraldo.es/noticias/gastronomia’ donde se hacen y nos hacen una pregunta: ¿Es el vino afrodisiaco?, además de advertirnos de que “Aunque no está científicamente probado que favorezca el amor, sí parece clara la sensualidad de esta bebida”, para informarnos de que “La sensualidad del vino se impone de año en año en San Valentín a la hora de hablar de amor. Y es que a pesar de que no esté científicamente probado que exista un vino específico para la ocasión, los expertos y enólogos nos dan algunas sugerencias para acompañar una cena romántica.
A juicio del periodista y experto en gastronomía José Luis Solanilla: «el de garnacha es el vino perfecto para el amor». Sus taninos grasos y sensuales dan a estos caldos fuerza, estructura y expresión. «A su paso por boca -describe el experto- es un vino cálido y aterciopelado, con toques de frutos rojos más o menos maduros y concentrados», que lo convierten en el acompañante idóneo para una velada romántica.
Según señala, existen otros muchos vinos que ofrecen sensaciones parecidas, si bien los que llevan «mayoritariamente» esta variedad de uva se prestan más para momentos especiales como San Valentín. «Los vinos de garnacha, por su calidez y sedosidad, favorecen el acercamiento y predisponen a una mayor intimidad», subraya”.
Bueno quizás es un poco parcial, porque escriben desde Aragón… pero ni eso nos quita la idea de que al amor siempre le sienta bien un vino de calidad, pero ojo, nunca debemos utilizarlo como sustitutivo a.