El mundo del vino a sorbos

Acabamos de entrar en una nueva estación y aunque en algunas ocasiones no lo parezca ya estamos en verano, una buena disculpa para solicitarle al buscador de Internet aquello que nos quiera ofrecer sobre la unión de estas dos palabras: vino y verano.

 

Texto: Antonio Egido

Y la primera búsqueda que nos aparece es ‘devinos.blogspot.com.es’ con un artículo titulado “Beber vino en verano” firmado por Andrés Proensa y donde se nos dice que: “A pesar de lo mucho que se viene predicando, de los adelantos que la técnica nos pone a mano (el hielo, por ejemplo, inventado hace rato) y de lo que dicta el sentido común, no falta quien sigue realizando la clasificación maniquea de bebidas de verano frente a bebidas de todo el año. Esa peculiar tendencia a poner puertas al campo y dirigir los hábitos de consumo, no se sabe con qué intenciones, tal vez por puro no saber qué otra cosa decir, crea situaciones chuscas y otras que pueden parecerlo pero que llevan consigo una sorda batalla comercial.

En el campo de batalla de las bebidas del verano algunos platean una pugna absurda entre el vino y la cerveza. Todo un absurdo porque el bebedor de vino, consume también cerveza, aunque al revés eso no esté tan claro. La cerveza cuenta con la imagen engañosa de bebida-refresco y la explota, como si la cerveza no tuviera alcohol. En ese campo, sólo podrían competir los vinos blancos o rosados más ligeros y frescos, tal vez los de aguja, y los espumosos”.

Un buen inicio de reportaje que espero cree la suficiente curiosidad para que le busquemos y sepamos cómo termina. Porque vamos a seguir por ‘http://blog.mumumio.com/post’ donde a la hora de hablar de “los vinos y las comidas de verano” nos indican que “Con el calor todo cambia: los horarios de trabajo, las actividades con los amigos,… y las comidas, sobre todo las comidas. El verano es la época de las ensaladas, de las comidas frías, de las paellas al aire libre. Dejamos de lado los platos de cuchara y los guisos contundentes, y muchos también nos olvidamos de los vinos, que tomamos a temperatura ambiente, y nos cambiamos a bebidas más frías, más aptas para hacer frente a las altas temperaturas, ¿o no?

Pero esto, en realidad, es una cuestión de costumbres, porque hay vinos como los blancos o los espumosos que son perfectos para el verano, porque se toman fríos y resultan muy refrescantes. Y mejor aún: hay vinos que maridan mucho mejor que cualquier otra bebida para las comidas de verano. ¿No te lo crees? Desde Uvinum te recomendamos algunos maridajes excelentes para los 3 platos más famosos del verano”.

Ahí justamente lo dejamos para que vuelvan, si así lo desean, a la página de ‘mumumio’ para descubrir los maridajes que nos proponen. Pero nosotros vamos a terminar, sin concluir, este reportaje de lo que vamos encontrando en la red, clicando sobre ‘http://www.soitu.es/participacion’ quien en 2009, nos hacía una propuesta válida todavía: “El verano es el mejor momento del año para disfrutar de los vinos jóvenes. Olvídate de los prejuicios y el esnobismo que rodean al vino y disfruta de algunas de estas joyas frescas, frutales y, lo que es mejor, generalmente baratas.

La semana que vine comienza el verano. Las playas se llenarán de gente comiendo arroces en chiringuitos; las montañas de intrépidos pateadores de rutas que en los mejores casos les conducirán a una casa de comidas de pueblo y frente a un suculento plato de comida local; las ciudades, por último, lucirán sus piedras ante los objetivos de las cámaras de los turistas ofreciendo tabernas, restaurantes y hasta hogares acogedores en los que detenerse a comer para recobrar fuerzas y descargar las fotos en el disco duro portátil.

Hay tres grandes acompañantes líquidos para cualquiera de esas comidas veraniegas: la primera es el agua, claro. Comer con agua siempre es ligero, saludable y bueno. La segunda es la cerveza. ¡Que viva la cerveza! No hay nada que decir en su contra, salvo que rara vez asumirá en la mesa ese papel de objeto de debate y conversación que siempre ofrece un vino. El vino es la tercera opción, la mejor siempre, sobre todo si es un vino joven, nos lo sirven bien fresco y está bueno”.

Para seguidamente ofrecer hasta siete razones para disfrutar de un tinto joven en una comida de verano. Justo lo que se viene haciendo en muchos hogares españoles que, por causa de la crisis, antes de retirar este alimento llamado vino de su comida, han bajado del crianza al joven para disfrutarlo moderadamente. Feliz verano con una copa de vino en la mano.