El mundo del vino a sorbos
Texto: Antonio Egido
Nos hemos atrevido a solicitarle al buscador la relación de “vino y sexo” y como en otras ocasiones no nos hemos quedado decepcionados, sino muy al contrario. Esta unión de palabras -por ahora-, nos ha ofrecido 55.300.000 de resultados, de los que vamos a tomar, como siempre, los primeros de la primera página del buscador.
En ‘miarevista.es’ leemos que: “Según un estudio que realizaron las universidades de Torino y Florencia, el consumo moderado de vino tinto incrementa el deseo sexual de las mujeres. Esta investigación analizó la respuesta de 798 mujeres de la Toscana que tenían una relación estable y se las dividió en tres grupos: las que tomaban una o dos copas de vino al día, un segundo grupo con mujeres abstemias y un tercer grupo con las que bebían vino de manera ocasional. Las conclusiones que se extrajeron de este estudio es que las mujeres que presentaron mayor deseo sexual fueron las que tomaban entre una y dos copas diarias.
Se desconocen los detalles del mecanismo de por qué el vino fomenta el deseo sexual femenino, pero buena parte de la explicación radica en que el vino tiene un potente efecto vasodilatador, es decir, favorece que llegue la sangre a “zonas claves” como los genitales tanto masculinos como femeninos, por eso también favorece la erección masculina. El vino posee flavonoides que parecen tener un efecto beneficioso sobre la función endotelial que facilita la vasodilatación en la mujer, favoreciendo así unas relaciones sexuales más placenteras.
Además, el vino produce un aumento de estrógenos, lo que incrementa el deseo sexual en la mujer.
Por tanto, tomar una copita de vino antes de mantener relaciones sexuales podría ser una buena manera de ponerse a punto y facilitar la excitación en el caso de las mujeres y la erección en el caso masculino. Eso sí, siempre con moderación, de lo contrario lo que puede ser una “ayudita” puede convertir el encuentro amoroso en un verdadero fiasco…”.
En ‘menzig.es’ nos indican que: “La elegancia del vino seduce por sí misma y pega en cualquier momento romántico como si de un ramo de rosas se tratara. Al tomar un par de copas de vino, nos sentiremos cada vez más a gusto y abiertos a la conquista tras crear un ambiente de tonteo y confianza.
Según varios estudios, esto se debe a que uno de sus componentes es la quercetina, que se encarga de bloquear la enzima que elimina la testosterona, conocida como UGT2B17. El trabajo de la quercetina provoca un considerable aumento de niveles de testosterona en la sangre, y por tanto, un impulso sexual más alto de lo normal. En las mujeres, el vino produce un doble efecto, al aumentar también su flujo sanguíneo en las zonas erógenas (vasodilatación) debido a los flavonoides. Con vino de por medio, será muy complicado que las ganas tener sexo se vayan de nuestra mente.
Al aumento de la libido también hay que sumarle los efectos del etanol que contiene el vino, pues estimula el hipotálamo, la parte de nuestro cerebro donde se encuentran los sentimientos más instintivos y en la que se regulan funciones como la temperatura corporal, apetito, nivel de hormonas o deseo sexual. Si entre los dos hay una llama encendida, unos tragos de vino acabarán por provocar el incendio.
Dejando aparte sus efectos en nuestro cuerpo, si por algo es la mejor bebida para las situaciones más, digamos, cercanas, es por su sabor en nuestro paladar y su graduación, más fácil de controlar que las bebidas destiladas. Puede gustarte más o menos, pero si le acabas dando una oportunidad como la que le diste a la cerveza después de tu primer y desagradable trago, habrás conseguido un aliado que moverá la primera ficha en el tablero en este tipo de situaciones que comentamos.
Sin embargo, los estudios (y Menzig) también señalan que, antes de tomar dos o más copas, que es la cantidad ideal para destapar su poder afrodisiaco, lo más importante es conocernos a nosotros mismos y ser conscientes de cómo nos afecta el alcohol, pues al emborracharnos ese toque especial del vino se pierde por completo”.
En ‘bodegasmurilloviteri.com’ también analizan esta relación indicándonos que si bien hay estudios -los que habrás leído, querido lector- sobre esta relación de vino y sexo: “Muchas críticas pueden hacerse a estas investigaciones sobre el vino y sexo: representatividad de la muestra elegida, fiabilidad y validez del cuestionario, veracidad de las respuestas, nivel socioeconómico de los diferentes subgrupos, insuficiente validez ecológica, etc.
En otros estudios parece haberse demostrado que la ingesta moderada de vino produce un aumento de estrógenos –hormonas sexuales femeninas- y, por lo tanto, el aumento del deseo sexual. En consecuencia, sería un efecto indirecto entre el vino y sexo.
Vino y sexo: consumo y deseo
Sea lo que sea es difícil establecer una relación entre el consumo moderado de vino tinto y el aumento de deseo sexual ya que hay multitud de factores intervinientes que son difíciles de separar, por ejemplo, hay personas que tienen la creencia que tomar vino favorece el sexo, el consumirlo o no puede también ser resultado de posiciones ideológicas que pueden incidir, etc.
Otro aspecto fundamental a considerar es plantearse qué es un consumo moderado. Los médicos en general recomiendan tres copas diarias para los hombres y dos para las mujeres. Pasar de estas cantidades daría lugar a efectos poco deseables ya que el incremento de la dosis puede provocar una disminución del nivel de conciencia, la depresión de los centros nerviosos y los consiguientes problemas a la hora de llevar a cabo la respuesta”.
Por si acaso, la recomendación que les puedo acercar esta semana, es que en ningún momento duden de hacer el amor, pero por si acaso, el vino que sea de celebración posterior, eligiendo siempre un buen vino de calidad.