La Federación Española del Vino (FEV) y el Grupo Rioja han organizado el pasado 5 de septiembre una jornada sobre “El compromiso de las bodegas con la sostenibilidad y la lucha contra el cambio climático: Certificado Wineries for Climate Protection (WfCP)” en la Bodega Institucional de La Grajera que contó con la colaboración del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Rioja.

Texto: Antonio Egido

Precisamente el presidente del Consejo Regulador, José María Daroca, abrió la jornada afirmando que “se puede actuar contra el cambio climático ante el que el sector vitivinícola muestra una gran sensibilidad”. Recordó que el vino, el producto que fue definido por Pasteur como el “más sano de las bebidas” debe seguir teniendo un desarrollo sostenible por lo que mostró su confianza de que muchas bodegas se unirán a esta certificación impulsada por la FEV y el Grupo Rioja.

El presidente del Grupo Rioja, Fernando Salamero, afirmó que como socio activo de la Federación Española del Vino se han ofrecido para servir información a las bodegas de esta Denominación porque este tema forma parte de sus “inquietudes”, dado que todo lo relacionado con el cambio climático, está “arraigado a la naturaleza del sector”. Salamero se quejó de los “obstáculos legales continuos que sufre el sector”, al tiempo de mostrar su total acuerdo con todo lo relacionado con la sostenibilidad, “para lo que trabajamos y ahora comunicaremos”.

Pau Roca, secretario general de la Federación Española del Vino, que ejerció el papel de presentador de la jornada, cedió seguidamente la palabra a  Enrique García-Escudero, vicedirector del Instituto de Ciencias de la Vid y del Vino (ICVV) y jefe de servicio de Investigación Vitivinícola en Finca La Grajera quien se refirió a los “Retos de la viticultura ante el cambio climático”; a Estibaliz Torrealba, técnico del grupo de trabajo WfCP de la Federación Española del Vino (FEV) quien se encargó de presentar el esquema de certificación para bodegas Wineries for Climate Protection y finalmente al subdirector de la Oficina Española de Cambio Climático (OECC), Eduardo González, quien hizo una ponencia sobre el “Registro de Huella de Carbono, compensación y proyectos de absorción del MAGRAMA”.

Enrique García-Escudero desarrolló el escenario que el mundo del vino se está empezando a encontrar con lo que es denominado como cambio climático y que para la vid está teniendo y tendrá consecuencias importantes si no empezamos a poner los remedios, pues circunstancias como el aumento de la temperatura, el reparto heterogéneo de las precipitaciones, los eventos climáticos extremos y la repercusión que todo ello sobre el suelo y la uva va a suponer un cambio radical en el futuro, cuando no pérdida del patrimonio del agricultor.

Nos habló de la uva, de las plagas, del déficit hídrico, de la madurez tecnológica y de la madurez fenólica, del aumento del azúcar de la uva y por ello del grado del vino, del color, del aroma… circunstancias ante las que hay que empezar a trazar estrategias que fue desgranando en cuatro grandes líneas de actuación: mejorar el microclima; gestionar los rendimientos y vigor; ajustar la maduración y limitar el estrés hídrico. Con sus palabras nos trasladamos al campo “para saber lo que tenemos que hacer antes del cultivo, durante el desarrollo de las uvas y en el paso de la uva por la bodega” desgranando los principios esenciales de lo que se denomina como “viticultura sostenible que es un modelo apropiado contra el cambio climático”. Desde ese anuncio escuchamos conceptos como calidad, seguridad, medio ambiente, rentabilidad, sostenibilidad, diversidad, mejora genética, conocimiento del suelo, manejo de las técnicas de cultivo… en lo que debe suponer, desde ya, un “compromiso real con el futuro de la vitivinicultura”.

Estíbaliz Torrealba tomó como referencia histórica el 9 de junio de 2011, en que se firma la Declaración de Barcelona, donde el sector del vino español decide iniciar un nuevo camino hacia una vitivinicultura que trata de paliar los efectos del cambio climático y puso de manifiesto su profundo compromiso a favor del clima y el desarrollo sostenible. “A partir de este momento, la Federación Española del Vino y sus bodegas socias, con la colaboración de FIVIN/VIMAC, han liderado un movimiento internacional de gran trascendencia social, económica y medioambiental que en 2015 se retomó con fuerza y se plasmó en una iniciativa única y pionera en el sector que permite calcular de manera concreta y medible el compromiso de las bodegas en la lucha contra el cambio climático: la certificación Wineries for Climate Protection (WfCP)”.

Un certificado orientado a la mejora continua y a la sostenibilidad de las bodegas, actuando en cuatro pilares fundamentales: reducción de emisiones GEI, reducción de residuos, energías renovables y eficiencia energética y gestión del agua, que se otorga de manera individual e independiente a unidades productivas ubicadas en un único espacio físico. Para ello, las bodegas interesadas deben rellenar la solicitud de certificación disponible en la página web www.wineriesforclimateprotection.com

A partir de ese momento, la bodega se someterá a una serie de verificaciones iniciales, que tienen su continuidad en el tiempo con la valoración de seguimiento y la de renovación. Esta certificación tiene su costo pero el más caro de la tarifa es de 175 euros, para una bodega que no es socio del FEV y además tiene más de 30 empleados.

Finalmente al subdirector de la Oficina Española de Cambio Climático (OECC) inició su ponencia hablando de los signos evidentes que ahora mismo se están produciendo por el cambio climático, así como las realidades que nos  vamos a encontrar en un futuro más o menos próximo, como la diminución del casquete de hielo del Polo Norte, o la sequía de los ríos, lanzando el mensaje de que debemos ir reduciendo las emisiones de CO2 y empezar a “adaptarnos a lo que va a venir”, y todo ello dentro de los compromisos que va firmando nuestro país o las obligaciones que nos impone nuestra pertenencia a la Unión Europea, pormenorizando el sello del registro de huella de carbono que las empresas pueden solicitar y conseguir.

La atractiva jornada fue clausurada por Iñigo Nagore, consejero de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente del Gobierno de La Rioja quien recordó que “el sector debe involucrarse en la sostenibilidad” siendo consciente de que “el cambio climático es un hecho y es una obligación moral de las bodegas intentar evitarlo aunque soy consciente que muchas ya están trabajando en ello, aunque queda todavía un amplio margen de mejora en esta línea”.

Animó a que todas las bodegas se involucren en la obtención del certificado, a la Interprofesional a que fije una estrategia de adaptación al cambio climático y al Consejo Regulador a que marque unas pautas para una viticultura sostenible, al tiempo que se comprometió a  que la propia Bodega institucional suscriba esta certificación “para dar ejemplo”.

El consejero concluyó sus palabras indicando que estamos “ante un reto que es al mismo tiempo una oportunidad”, animando a la discusión del sector sobre estos temas.