Oportunidades para el vino de Rioja (IV)
Texto: Javier Pascual / Director de La Prensa del Rioja
Mucho es lo que se ha dicho y escrito estos días sobre el incremento de la venta de vino en supermercados a partir de los datos facilitados por varios estudios de mercado que analizan el comportamiento de los consumidores, tal como hemos venido publicando en nuestra revista La Prensa del Rioja y cualquiera puede encontrar como tema de debate en las Redes Sociales, que se han convertido en el escenario alternativo a las tertulias de café de toda la vida. Sin duda un medio para debatir cualquiera de los muchos temas que nos ocupan y preocupan, que probablemente resulte igual de eficaz y con mayor alcance.
Un coloquio virtual entre varios miembros de la Academia Riojana de Gastronomía puntualizaba esta semana aspectos importantes sobre la relación vino y salud a propósito del mencionado incremento del consumo de vino en los hogares españoles, aderezado con la bienintencionada declaración del presidente de la Federación Española de Asociaciones de Enólogos (FEAE) sobre las propiedades cuasiterapéuticas del vino frente al COVID-19, que apoyó con un bonito vídeo. Mi opinión sobre la necesidad de ser prudentes a la hora de ensalzar cualidades ‘terapéuticas’ del vino la expuse aquí con claridad en el artículo “Homenaje al médico riojano pionero en divulgar las propiedades saludables del vino”. Desde mi perspectiva de profesional de la comunicación siempre he pensado que debíamos hablar de las propiedades saludables del vino y no de cualquier uso terapéutico. Ante todo, además de alimento, ha sido históricamente una bebida lúdica.
La académica y médico nutricionista Miren Quemada, que desde 2007 viene divulgando los aspectos saludables del consumo moderado de vino, considera muy poco acertado el mencionado vídeo, pues no cree que haya ningún ensayo terminado ni en curso para demostrar que el alcohol que queda en la cavidad oral y faringe contribuya a la higiene de las mismas y las proteja de las infecciones. “Sin embargo sí que hay muchos estudios que reconocen los efectos protectores en la prevención diabetes y algunos cánceres como el renal, así como de enfermedades cardiovasculares, sobre las que hay bastante unanimidad, estudiándose no sólo el efecto de los polifenoles, sino incluso del propio alcohol (Dr. Ramón Estruch, estudio PREFIMED)”. Asegura la doctora Quemada que “hay que poner cada cosa en su sitio y no lanzarse a la piscina, porque entonces perdemos”. Y concluye reivindicando el trabajo de muchos investigadores que han demostrado los beneficios del consumo moderado de vino, que ella recomienda tomar junto a otros alimentos.
El ingeniero agrónomo y enólogo, además de académico, Francisco Díaz Yubero, reconoce que “es necesario ser muy prudente al hablar de la relación vino/salud, dado que el vino contiene alcohol”. Recurre a la autoridad de Louis Pasteur (segunda mitad del Siglo XIX), que definió el vino como “la más sana e higiénica de todas las bebidas” en una época en que la higiene brillaba por su ausencia. “Francia estaba llena de carteles con la imagen de un niño meando en una fuente y el lema «no beba agua», recuerda Díaz Yubero, que elogia la figura de Pasteur como “prototipo de benefactor de la humanidad y figura fundamental en la enología”. Pasteur descubrió en su «Etudes sur le vin» el ‘secreto’ de las fermentaciones, identificando el efecto de las bacterias, experiencia que aplicó para identificar enfermedades de los humanos, crear vacunas y ser un precursor de la asepsia en las intervenciones quirúrgicas.
Por mi parte, concluyo recordando que la investigación científica sobre los efectos del vino en la salud alcanzó en 2019 el máximo histórico con más de 1.230 artículos científicos, como hemos publicado en La Prensa del Rioja, y recomendando como referencia informativa a la Fundación para la Investigación del Vino y la Nutrición – FIVIN (ver recopilación de estudios), que ha realizado un trabajo serio y constante durante las tres últimas décadas.