El mundo del vino a sorbos
Texto: Antonio Egido

Leemos en ‘vinetur’ unas palabras que nos acercan a la colaboración de esta semana: “El hecho es que el agua, algunas aguas, están muy relacionadas con el vino. Con grandísimos vinos, para ser exactos: algunos de los mejores vinos del planeta se elaboran con uvas cosechadas junto a cursos fluviales bien conocidos. Son ríos de agua, sí, pero también ríos de vino”.

Un tema muy atractivo que en el buscador nos ofrece el enlace con ‘comenge.com’ donde nos indican que “Existe una pieza, un factor fundamental en cuanto a geografía se refiere, que tiene mucho que ver con las grandes zonas vitícolas del mundo. Si pensamos en Castilla y León –por ejemplo Ribera del Duero, Rueda, Arlanza, Arribes o Toro–,  en Jerez, en el Priorato, en Ribeiro, Ribeira Sacra, Oporto, en las distintas zonas de elaboración francesas, en Alemania o en California, todas tienen un elemento en común: los ríos.

Las grandes zonas vitícolas mundiales se encuentran cerca de los ríos. En la D. O. Ribera del Duero, Rueda, Arlanza, Arribes y Toro, el río Duero; al igual que en Oporto; en la D. O. Jerez, el río Guadalquivir; en Ribeiro, el Miño; en Ribeira Sacra, el Sil; en Priorato, el río Ebro y sus afluentes; en Francia, el Loira, el Ródano o el Garona; en Alemania, el Rin y el Mosela; y en California el famoso río Napa.

Los ríos crean una orografía especial, creando valles de mayor o menor dimensión y profundidad pero que, en todo caso, favorecen distintos climas según la orientación o altitud de las zonas en las que están plantadas las cepas.

¿Quién duda de la importancia de los ríos cuándo se habla de suelos? En la zona centro de Castilla y León, donde se asienta Bodegas Comenge, no es difícil adivinar la cercanía de un viñedo a un río. Los suelos arenosos se suelen encontrar más cerca de los ríos, así como en zonas de pinar; mientras que los suelos de cantos rodados suelen estar más alejados. Pero el río está ahí, sigiloso.

Sin embargo, a pesar de que los ríos son fundamentales en la construcción del paisaje vitícola, las mejores vides no están plantadas en sus orillas, ya que se trata de un cultivo que se desarrolla favorablemente en suelos pobres, con pocos nutrientes.

Entonces, ¿de qué manera afectan los ríos el cultivo de la vid? Normalmente, junto a los ríos, existen zonas de pendiente, laderas con más o menos inclinación que facilitan el drenaje de los suelos, es decir, evitan su encharcamiento.

Junto a los ríos la atmósfera es siempre más húmeda, por no hablar de la aparición de nieblas en su cuenca, que evitan el daño por heladas extremas”.

En ‘mumumio.com’ abundan en esta idea indicando que “La vid es una planta que se puede cultivar sin problemas en casi cualquier terreno. Se pueden producir buenos vinos en cualquier clima: desde el subtropical de Canarias, el mediterráneo de Montilla o el del litoral mediterráneo de Penedés, hasta el continental más extremo de algunos de los vinos de Castilla-León. Sin embargo, si hay algo que caracteriza las zonas más famosas de vinos es su situación en el valle de algún río.

¿Qué es lo que hace que las orillas de los ríos sean tan idóneas para el cultivo de la vid? Por un lado, junto a los ríos la pendiente es mayor y la tierra suele tener un mayor drenaje, con el subsuelo más erosionado por el constante discurrir del agua hacia el cauce del río.

Esta es una de las mayores cualidades de un buen terreno para el cultivo de la vid: el drenaje, que obliga a las raíces a un sobreesfuerzo para conseguir nutrientes, para que el fruto -la uva- crezca aprovechando los nutrientes de la misma planta más que del suelo.

Además, el cauce de un río propicia un microclima más húmedo en el entorno, lo que protege de las heladas en invierno, y de los calores excesivos en verano. Las vides, tan sensibles a las enfermedades, se aseguran un clima menos extremado, y se facilita su desarrollo.

Si hacemos un repaso por las zonas de vinos más importantes de España, podemos ver cómo se corresponden con el cauce de algún gran río: el vino Rioja, en los márgenes del Ebro y el vino Ribera del Duero, en cuyo nombre ya apreciamos la influencia del río, son sólo los exponentes más conocidos. Pero también son zonas de vinos la Ribera del Guadiana, la Ribera del Arlanza, Ribera del Júcar, Toro, Rueda, Manzanilla de Sanlúcar,…

Si salimos de España, podremos encontrar grandes ejemplos: el vino Oporto, por ejemplo, se cultiva en terrazas cultivadas en las orillas del Douro, el mismo Duero español. En Francia, el vino Burdeos más famoso se sitúa a orillas del Garona, y se hacen magníficos vinos en el valle del Loira y del Rhône (Ródano). En Alemania, son bien conocidos los vinos de las zonas Mosel (bañadas por el afluente del Rhin del mismo nombre), y Rheingau (junto al mismo Rhin). En Italia, el Tanaro, un afluente del río Po, visita las zonas de Barolo, Alba, Barbaresco y Asti, ¡casi nada!”.

El vino y de telón de fondo, los ríos, que nos sugieren paisajes espectaculares. Brindemos hoy por ellos.