El mundo del vino a sorbos
Texto: Antonio Egido
El vino no deja de ser un ser vivo, y todo lo que le rodea es motivo, o no, de reciclaje aunque no debemos ocultar que algunos de sus elementos nos crean serias dudas a la hora de reciclar.
Para ello vamos a recurrir a nuestro buscador donde encontramos como primer enlace a ‘catadelvino.com’ donde leemos: “tras muchos ensayos se ha demostrado que la botella de vidrio es el espacio ideal para su madurez.
El vidrio y el propio color diferente en cada caso ayudan a que el vino siga madurando en su interior, a protegerlo de la luminosidad, etc. En un mundo tan cambiante, en el que incluso el vidrio se ve cuestionado frente a novedosos materiales de envasado como el tan prosaico Tetra-Brik, pero la botella de vidrio sigue aportando el buqué óxidativo-reductivo que tanto ansían los grandes vinos, que los armoniza y redondea. Simplemente no tiene rival y lo mejor de todo es que la podemos reciclar.
Las botellas de vidrio de vino las debemos depositar en los contenedores verdes, destinados a este material y a ser posible sin el corcho de vino ni etiquetas.
Por otro lado, a finales del siglo XVIII el uso del corcho como tapamiento de vinos se generalizó a escala industrial, aprovechando sus características de liviandad, flexibilidad, impermeabilidad e incorruptibilidad, que lo han llevado a presidir el embotellamiento de los mejores vinos hasta nuestros días.
El corcho se elabora con la corteza de los alcornoques, un árbol de hoja perenne. Sin embargo, esta práctica suscita un debate ecológico. El sector ecologista advierte de que se destinan unas 2,5 millones de hectáreas a los alcornoques para este fin y que ello implica un impacto ambiental y económico. Como alternativa, sobre todo en la industria del vino, cava o champán, un nuevo tapón de plástico sustituye al de corcho, con un coste tres veces menor.
El tapón de silicona o de plástico se puede reciclar y lo tiraríamos al cubo amarillo, de plásticos y envases.
El problema del tapón de corcho radica en que además no se está reciclando en la actualidad. Es decir, el corcho natural, si tenemos dudas de donde depositarlo tras su uso lo correcto es al contenedor de residuos orgánicos, separándolo de la botella, para no dificultar el reciclaje de los envases de cristal.
En realidad se está estudiando cómo reciclar y aprovechar este material, pero hasta la fecha no se han puesto planes en marcha. Mientras tanto tendremos que seguir utilizando el de la basura orgánica”.
Pero hay soluciones más creativas al tema del reciclado como nos indican en ´lavanguardia.com´, con este atractivo título “Residuos de uva que convierten en etiquetas de vino”, y el desarrollo de la noticia: “El mundo del vino ecológico ha ido un paso más allá y ha entrado en el mundo del reciclaje a través de sus etiquetas. De hecho, lo hace reciclando su propia materia prima: la uva.
Granza es la primera marca agroalimentaria española que etiqueta sus botellas con papel ecológico elaborado a partir de residuos de uva. El papel ‘Grape Touch’ está elaborado con desechos de uva para reemplazar el 15 % de pulpa de árbol virgen, de tal forma que se utiliza como materia prima natural para elaborar las etiquetas, que confiere a las mismas una textura y un aspecto muy distintivo. En concreto, la materia prima utilizada son la piel, la pulpa y las pepitas de las uvas (que normalmente se procesan como rellenos en alimentos para animales, fertilizantes o vertidos) que se extraen tras el proceso de vinificación y destilación. El material utilizado es elaborado por la empresa americana Avery Dennison.
Esta decisión tomada por la marca responde a la filosofía con la que nació y que cuenta ya con tres vinos ecológicos elaborados en denominaciones de origen de referencia en nuestro país: Granza Eco Verdejo 2016, Granza Eco Roble Ribera del Duero 2016 y Granza Eco Roble Toro 2013.
El adhesivo, que presenta una adherencia excelente y cumple con las directivas alimentarias europeas, se puede usar en contacto directo con alimentos secos y húmedos, no grasos.
‘Grape Touch’ se suma a la gama de papeles elaborados con alimentos reciclados ya existente, los más conocidos y utilizados son los de maíz, kiwi, almendra, café, lavanda, o cereza, que se desarrollan bajo un proceso de producción patentado al igual que el producto resultante”.
Y finalizamos con un ejemplo de sostenibilidad ejemplar en el mundo del vino, que recogemos de la web ´sostenibilidad.semana.com´ que nos sitúa en este escenario idílico: “Cada vez más los consumidores se preocupan porque los productos no tengan un impacto negativo sobre su salud ni el medioambiente. Por esta razón muchos buscan marcas confiables que cumplan sus expectativas en cuanto a responsabilidad social y ambiental, sobre todo en sus procesos de fabricación.
De manera silenciosa, la vinicultura o viticultura sostenible está produciendo vino en condiciones racionales para el medioambiente: protege recursos hídricos, disminuye la erosión de los suelos y evita el uso de agentes químicos en el cuidado de los cultivos. En cada una de las fases de producción se tienen en cuenta maneras ecológicas de desarrollar las labores, las cuales van desde la siembra hasta la disposición de las botellas vacías.
Alrededor del mundo hay viñedos con prácticas que mejoran la interacción con el medioambiente, mantienen el ritmo de producción y les permiten conservar la calidad del vino.
Pioneros en el mundo
California se destaca por tener una de las producciones orgánicas mejor diseñadas en el planeta, lo que le permite ser líder mundial en fabricación de vino. “Nuestras bodegas han creado atractivos eventos donde los consumidores pueden aprender sobre la viticultura sostenible y la elaboración del vino” aseguró Bobby Koch, presidente y director general del Wine Institute, en entrevista con un medio español.
Las cuatro fases son: conservación de suelos, manejo de plagas, riego inteligente y uso de energía limpia. Para la primera se aseguran de cuidar y proteger las tierras, cultivar las mejores plantas, hacer un efectivo control de crecimiento, usar orujo (desecho resultante de la molienda de las uvas) como principal ingrediente de la composta orgánica y lo más importante, trabajar con grupos de la comunidad y del gobierno para restaurar arroyos, humedales o áreas ribereñas.
Las plagas se controlan mediante el uso de ácaros, arañas, catarinas y avispas que se comen los insectos que pueden dañar las vides. Por su parte, tener gallinas en los cultivos acaba con gusanos y otro tipo de bichos que se alojan en la tierra. Otra de las estrategias es utilizar ovejas para controlar la mala hierba e instalar nidos o perchas para aves rapaces que se encargan de los roedores.
En cuanto a la irrigación, el riego por goteo proporciona la cantidad idónea de agua para cada planta sin desperdiciar líquido en los viñedos. Así mismo, las recolecciones nocturnas permiten mantener las uvas frescas sin necesidad de refrigerar.
De igual manera, Nueva Zelanda se destaca por su esquema de viticultura 100 % sostenible refrendado por Demeter International, la empresa de certificación más grande del mundo en agricultura biodinámica. Esto como efecto de la reducción drástica en los insumos químicos para los viñedos y la aplicación de métodos orgánicos como el uso de orujo para fertilizaciones naturales.
La viticultura sostenible de Nueva Zelanda se ha posicionado en el mercado internacional y logró reducir su huella de carbono a cero. En consecuencia, este país es reconocido por tener prácticas de calidad tanto en los viñedos como en las bodegas, lo que le da calidad a sus vinos y los hace apetecidos por los amantes de este licor”.
Pero como siempre, lo importante en esto del reciclaje es que nosotros, en nuestro día a día, nos concienciemos de que debemos reciclar, y por ello tras disfrutar de un vino de calidad, debemos ser conscientes en qué contenedor debemos alojar cada uno de los elementos que nos hemos quedado, es decir, la cápsula, el tapón y la propia botella. Reciclar es ayudar a tener un mundo mejor.