El mundo del vino a sorbos
Texto: Antonio Egido

Metidas las diferentes Denominaciones de Origen ya en plena vendimia, le hemos solicitado al buscador aquellos factores que pueden dar al traste con una que, en principio, se podría definir como una excelente recogida de la uva.

Y el primer enlace que encontramos en ‘www.vinetur.com’ lleva como título “¿Cómo afecta el clima al vino?” donde leemos que “Es tanta la influencia del clima anual, es decir, de su efecto bueno o malo en el ámbito vinícola, que en muchas ocasiones la crónica meteorológica llega a tener mayor relieve o importancia en nariz y en boca que el terruño.

Dicho en otras palabras: en ocasiones se parecen más los vinos de un mismo tipo y año pertenecientes a diversas DO, que los vinos de una sola DO elaborados con mostos de añadas distintas.

Todas y cada una de las cosechas o añadas de un gran vino tienen un estilo particular de evolución e, incluso, alcanzan en el mercado valores muy diversos. Los vinos de buena calidad tienden a ser únicos e irrepetibles. O lo que viene a ser lo mismo: los vinos de cosechas diferentes tienen sabores diversos. Por eso, los grandes vinos nunca se pueden repetir.

El período de maduración de la uva

El fruto de la vid parece ser el más sensible de todos a las alternativas climáticas. Acaso ello se deba a su largo tiempo de maduración -entre uno y dos meses-. El período de maduración del grano es el más delicado y decisivo en cuanto a la suerte de la añada. Si hay sol excesivo, la uva puede quemarse. En cambio, si lo que trae el verano al viñedo es un gran frío, los racimos no llegan a madurar bien, y en consecuencia los mostos resultarán débiles en azúcares, pigmentos y taninos.

Si llueve demasiado, las uvas se pondrán gordas, de aspecto saludable y apetitoso, pero el zumo que provean tendrá escasa concentración de glucosa, y en consecuencia, bajo grado alcohólico. Además, los hollejos sobrecargados de agua darán al vino menos cuerpo, y a los aromas, una estructura escasa o débil. O bien, en otros términos, los aromas, tanto en nariz como en boca, resultarán más tenues y desvaídos.

Lluvias y sol

Puesto que las lluvias excesivas durante el período de maduración, que varía entre los treinta y los sesenta días que preceden a la vendimia, aguan el vino nuevo, lo ideal para conseguir una buena cosecha en las regiones templadas es un verano soleado sin lluvias excesivas ni calores tórridos -éstos secan los granos e incluso queman las viñas-.

En los días inmediatamente anteriores a la vendimia es cuando aumenta el riesgo de fracaso a causa de las lluvias.

No hay lluvias menos adecuadas o más inoportunas que las que caen uno, dos, tres, cuatro… días antes de la recolección de la uva.

No obstante, las insolaciones de fuerza excepcional al norte de los Pirineos suelen ser beneficiosas; en cambio, al sur, donde la media de la insolación es mucho más alta, cuando el exceso está asociado con altas temperaturas, pueden tener efectos desastrosos irremediables”.

En ‘blog.matarromera.es’ se refieren directamente a la lluvia basado precisamente en la última DANA que llegó a nuestro país, indicándonos que “Estamos inmersos en el fenómeno meteorológico conocido como DANA pero que todos ya conocíamos como gota fría… En el día de ayer, gran parte del país se encontraba en alerta por lluvias que, efectivamente, descargaron en forma de tormentas causando inundaciones y, en algunos casos, grandes destrozos. Es por eso que nos preguntamos, ¿Cómo afectan estos episodios de lluvia al viñedo?

Seguramente te hayas preguntado, como un auténtico winelover, cómo afectan estos grandes e intensos episodios de lluvias al campo y al viñedo. Hoy vamos a responderte a estas preguntas.

¿Es bueno que llueva en el viñedo?

La primera respuesta que nos viene a la cabeza es que sí. Efectivamente, la lluvia, o mejor dicho, el agua es una de las principales fuentes de nutrientes de la planta. Pero está claro que esto tiene sus límites. Siempre y cuando no suframos borrascas que se dilaten demasiado en el tiempo, toda precipitación en forma de lluvia es bienvenida.

Estos frentes de lluvia que suelen llegar en los meses de agosto y septiembre, son mucho más cortos que los que vivimos en el mes de octubre, por lo que la preocupación es menor. Estas borrascas como la que estamos viviendo ahora (agosto-septiembre de 2021) descargan gran cantidad de agua en muy poco tiempo, pero el viento y las altas temperaturas que vivimos durante el día, propician que no se acumule humedad en los racimos y que, por lo tanto, no haya un peligro latente de posibles enfermedades fúngicas. Es más, ocurre todo lo contrario, la humedad se conserva en la tierra, por lo que es una garantía nutritiva para las raíces.

Ahora es el mejor momento en el que podíamos recibir estas lluvias. Llevamos todo el verano con altas temperaturas pero sin lluvia. El agua recibida durante estos días va a conllevar una mejor maduración de la uva.

¿Toda el agua es bienvenida?

¿Qué pasa si llueve demasiado? ¿O si llueve durante largos periodos de tiempo? ¿Y si graniza? Evidentemente no toda el agua es bienvenida. En supuestos extremos como lluvias incesantes durante semanas o, evidentemente, episodios de granizo, afectan muy negativamente a la uva e, incluso, hacen peligrar su supervivencia.

El momento perfecto

La meteorología influye enormemente en el viñedo y el desarrollo de la planta y de los frutos que nacen en ella puede verse afectado. Nos encontramos en las semanas previas a la vendimia y es el momento perfecto para recibir lluvias. Dentro de unas semanas, si llueve, habrá que correr para evitar la lluvia en el momento justo de recogida de la uva.

Dependiendo de la fase del ciclo vegetativo en la que se encuentre la vid, la lluvia será más o menos beneficiosa. Por ejemplo, si se trata de los meses de febrero a septiembre que es cuando la planta despierta de su letargo después de la poda en seco, puede ser beneficioso que llueva porque ayuda a madurar la uva.

También, si llueve durante los meses de invierno el terreno podrá acumular reservas hídricas y retener así el agua que la planta va a necesitar durante el ciclo vegetativo”.

Seguiremos pues con la mirada puesta en el cielo y en los partes meteorológicos, a la espera de que la climatología ayude para volver a conseguir unos vinos de calidad en este país.

Suscríbete gratis a nuestro boletín.¡Pincha aquí!