El mundo del vino a sorbos

Hace unos días, en Logroño, se han celebrado las III Jornadas del Futuro del Español organizadas por el Grupo Vocento y en ellas se ha hablado del vino centrado en ‘la inspiración del español y los lenguajes para la cata’. Los escritores Luis Landero y Jaime Siles, realizaron una reflexión acerca de la terminología típica de la cata así como la relación que existe entre literatura y enología, que fue moderada por el exdirector del Instituto Cervantes, Fernando R. Lafuente.

Texto: Antonio Egido

Y hemos considerado que sería un buen tema para esta semana plantearle a Internet la conjunción de las palabras ‘catas de vinos y sus lenguajes’ para encontrarnos, en primer lugar, con la página ‘www.toplleure.com’ en donde nos hablan de catas de vino con artistas contemporáneos, indicándonos que: “Somos un centro de artistas de creación contemporánea por donde pasan y trabajan músicos, dj’s, vj’s, grafiteros, ilustradores, bailarines, performances, fotógrafos, videocreadores, arquitectos e interioristas entre creativos de diversos géneros y lenguajes artísticos.

Entre nuestras múltiples actividades llevamos a cabo raves para descubrir sabores ideales para este verano. En esta cata de vinos catalanes probaremos dos blancos, dos tintos y dos rosados de mucha clase presentados por los enólogos que los han elaborado. ¡Y puede que un vino sorpresa para los que nunca tienen suficiente! Todo acompañado de un trío de teclados, bajo y batería que interpretan temas de jazz en directo, en un intento de disputarle el protagonismo a los vinos.

Te damos una información útil y sencilla sobre las variedades, los procesos de elaboración y los elementos que hacen que el diseño de un vino sea de una manera u otra. Para que puedas entender porqué te gustan unos más y otros menos.
 
Ven a conocer estos vinos secretos de nuestra tierra y pasa un rato agradable entre los brazos de Baco y sus ninfas”.

Pero también nos topamos con “Algunas consideraciones sobre la cata de vinos” en la página web ‘enologia.over-blog.es’. El artículo firmado por el enólogo Fructuoso López-Vaquero nos dice que “Según mi modesta opinión, en demasiadas ocasiones se abusa de un lenguaje extremadamente barroco para comentar las características de un vino, consiguiendo el efecto contrario del que pretendemos. Yo he oído… los aromas de este vino me recuerdan a la flor tal ¿?, a punto de abrirse una mañana temprano en la cara sur del monte cual ¿? situado en aquel lugar que nadie conoce, incluida la persona que así se expresaba.

Un ejemplo de esto que decimos lo tenemos, sin ir más lejos, en esta rebuscada nota de cata con la que una conocida tienda de vinos acompaña la promoción de uno de sus productos esta semana: “vino con esqueleto definido y estructurado, de formas angulosas que denotan sobriedad. Se manifiesta discurso prudente de forma sumisa y callada en sus primeros estadios pero se deja sentir en la boca la fortaleza de sus taninos ensamblados y de poderoso equilibrio”.

Cada cual puede expresarse como quiera, ¡faltaría más!, pero quien esto suscribe está de acuerdo con Fernando García del Río, autor de ‘El Libro del Catador de Vinos’, cuando manifiesta: “el mundo de la divulgación peca de un cierto hermetismo…, ante el barroquismo del lenguaje de los expertos, el aficionado se siente intimidado, acaba dándose por vencido y llega a pensar que el saber de vinos debe ser reservado a unos pocos elegidos”.

Hay que romper el sentido elitista y barroco con que algunos han pretendido rodear el mundo del vino”.

Aportaciones realmente interesantes las que nos ofrece este enólogo  a la que podemos sumar la frase que es el frontispicio de la página ‘interpatagonia.com/vinos/catar’ firmada por Peynaud y en la que afirma que “catar el vino consiste en probar con atención un producto cuya calidad queremos apreciar; se trata de cometerlo a nuestros sentidos y conocerlos buscando sus diferentes defectos y cualidades con el fin de expresarlos; la cata es estudiar, describir, definir, juzgar y clasificar”.

Pero cuanto más fáciles las hagamos, mejor para el que se acerca al mundo del vino de forma dubitativa, pero con la intención de quedarse. Es decir el consumidor de vino del futuro. No le alejemos de un producto que produce muchas y buenas sensaciones.