Texto: Antonio Egido
#ConUnRiojaEnCasa
Es un novelón muy entretenido, cuya lectura no te deja casi respirar por la cantidad de acontecimientos que pueden suceder de una página a otra…, es lo primero que se me viene al ordenador a la hora de hablar de ‘La sangre de la tierra’, la novela creada por Óscar Soto Colás (Villamediana de Iregua, 1973), que como en su misma portada indica: es la historia de “dos familias, dos bodegas en La Rioja del siglo XIX, dos rivales en busca del mismo sueño: elaborar el mejor vino”, si bien esta obra es mucho más, porque a través de dos familias del mundo del vino, hace un retrato muy particular de Haro y por ello de la Denominación Rioja en un momento histórico muy determinado, que si bien muestra situaciones que son ‘políticamente incorrectas’ para el actual siglo XXI, nos sirve para recordar actitudes en su concreto contexto histórico en el que se desarrollan y que el autor nos las muestra tal cual eran, es decir, sin protección.
Óscar Soto Colás cuenta la historia de dos familias, los Arriola y los Zaldierna en dos siglos, el XIX y los primeros años del XX, en que la ciudad de Haro, su tierra y el vino, se convierten también en un personaje de esta obra. Como bien dice su autor en los agradecimientos: “Tras ganar el Premio Círculo de Lectores con mi primera novela (El diablo de Florencia), encontré la confianza y valor necesarios para atreverme a ello y sentí que era el momento. Sin embargo, tras concluir sus primeras 300 páginas constaté que, en esa incesante carrera que todo escritor tan bien conoce entre lo que imagina y lo que sus dedos teclean, no lograba alcanzar lo que perseguía. Faltaba algo que no era capaz de ver… hasta que caí en mi error. En un lugar donde la tierra lo es todo, la tierra no podía ser un mero escenario. No. El terruño tenía que ser un personaje más del libro. Reescribí la novela entera de nuevo, y tras varias versiones, más e infinitas correcciones, creo que conseguí mi objetivo: que La Rioja sea un personaje más de la novela”.
El autor fija el desarrollo de las historias en tres fechas muy concretas, aunque avanza en sus historias con sus personajes. El año de partida es 1853 con la llegada desde Bilbao a Haro de Víctor Arriola, junto a su padre Miguel, para establecerse y desarrollar una bodega. Continúa en 1862 que para el autor, tras una década de los cincuenta con oidio en los campos, son los momentos de la lucha por el refinamiento de los vinos, es decir la crianza, y termina en 1871 con la llegada de la filoxera a Europa y la oportunidad de Haro de ofrecer vino a los prestigiosos vinos de Francia, necesitada de este producto, y la llegada de personajes franceses a esta tierra para enseñar la forma de elaboración del vino de crianza … Y para rematar la obra, un epílogo fijado en 1905, donde los principales personajes ya están en su retiro laboral, alguno previo a la muerte y donde se cierre la historia de las dos familias y las vueltas que han ido dando cada uno de sus personajes a lo largo de 474 páginas en una acción trepidante, casi sin respiro. De hecho nos da tiempo a viajar y visitar Haro, Logroño, Pamplona, La Habana, Cienfuegos, California, Napa… y con situaciones muy de aquellos tiempos: el machismo imperante, los cuernos familiares e incluso el mantenimiento de una amante que no se cerraba con el divorcio –¡porque además de no existir de hecho, no era bien aceptado socialmente!–, las muertes no resueltas, el tullido que no persona con discapacidad, los amores entre familias de diferentes y marcados niveles sociales, incluso la expresión más dura de lo que significaba ser esclavo… junto a las grandes pasiones del ser humano y que siempre, bien definidas, serán eternas en una buena novela: el amor, el odio, la envidia, el sexo, el poder, el dinero, el deseo, la venganza… que producen frases para enmarcar como: “el verdadero poder lo ejerce el dinero, no los títulos”; “no hay nadie en este país que no tenga un precio”; “para el francés era su vida misma la que cultivaba”; “nosotros a trabajar que para eso nos pagan”; “la bodega no es sitio para una mujer, te lo digo yo”; “vosotros no sois personas. ¡Sois cosas y como tales tenéis un dueño!”, “para él la bodega había dejado de ser un experimento y era un simple negocio”; “(la bodega es) una máquina de cifras y números cuyos engranajes debían mantenerse engrasados para que todo funcionara de modo correcto”, “vivir siendo un esclavo es peor que morir siendo libre” o “lo que vendemos es nuestra propia alma embotellada”.
Así como el vocabulario del mundo del vino, donde podemos leer, con satisfacción, palabras como venencia, mayordomo de bodega, tufo, cunacho, vino fermentado… aunque también aparece en este libro, la aceptada palabra por la RAE, caldo, referida al vino, que nunca terminará de gustarnos.
En resumen una obra muy recomendable si desea acercarse a un novelado mundo del vino y, de paso, disfrutar con las historias de dos familias, que caminan cada una por una acera de la misma calle del vino y donde no faltan las interrelaciones, aunque al parecer siempre tóxicas. Pero eso sí, prepárese para leer un texto que le va a sorprender en cada página al seguir las rutas que nos va abriendo, y cerrando, el acertado escritor Óscar Soto Colás.
La sangre de la tierra
Óscar Soto Colás
La Esfera de los Libros
Novela histórica
474 páginas
PVP: 22,90 €