Sofía y Alba Atienza fundaron Lacrima Terrae con el objetivo de hacer que el mundo del vino sea más fácil de entender y disfrutar.

Sofía y Alba Atienza defienden un lenguaje que no intimide al consumidor que sólo busca herramientas básicas para entender sus gustos, saber elegir y alejarse de reglas que no lo hacen espontáneo y divertido

Texto: Mirian Terroba

Los que de una forma u otra nos dedicamos a esto del mundo del vino, tenemos nuestro propio idioma. Seguro que a todos nos lo han disco en más de una ocasión. Es un lenguaje quizá un poco arrogante, exagerado, ‘snob’ dicen muchos, pero sobretodo, incomprensible e inaccesible para el aficionado y ya no digamos para todo el que se acerca al mundillo tímidamente.

Sofía y Alba Atienza han creado Lacrima Terrae con el objetivo de hacer que el mundo del vino sea más fácil de entender y disfrutar y que «saber de vino» estuviese al alcance de cualquiera. Acaban de recibir un reconocimiento por parte de La Conferencia Española de Consejos Reguladores Vitivinícolas (CECRV) por su contribución a acercar el mundo del vino al público brindando sus conocimientos en redes sociales a nuevos consumidores.

Hemos hablado con ellas sobre las dificultades de ser consumidor en el mundo del vino, las barreras del lenguaje, la incomodidad que pueden sentir personas no expertas y cómo hacerlo para acercarnos, por ejemplo, a los jóvenes.

¿De verdad es tan difícil el lenguaje del vino?
El tema con el lenguaje es que además de ser técnico, porque usamos muchos términos que no se usan en otros contextos, puede ser un poco abstracto. En el mundo del vino yo puedo decir: “los taninos son unos compuestos fenólicos naturalmente presentes en el hollejo, el raspón y la pepita de la uva. Le dan estructura al vino: aportan una sensación táctil de astringencia, amargor y complejidad al sabor” o puedo decir “los taninos son unas sustancias naturalmente presentes en la uva. Dejan una sensación de amargor, rugosidad y sequedad en la boca, parecido a la sensación que tienes cuando comes la piel del melocotón”. El mensaje es el mismo, pero probablemente no se entienda de la misma forma.

Todos los sectores tienen sus tecnicismos, pero nadie nos ha dicho que debamos saber lo que es la CPU para usar un ordenador. O peor, que si no sabemos lo que es la CPU somos unos ignorantes. El lenguaje se simplifica y se adapta para facilitarle la vida a la gente. Sin embargo, sentimos que en nuestro sector les hemos trasladado a las personas consumidoras la responsabilidad de tener el conocimiento necesario para poder beber vino. Pero la gente no quiere dedicarle tiempo a aprender, sólo quieren disfrutar del vino.

Adicionalmente, el lenguaje no es la única barrera que siente la gente. Creemos que, en un intento de poner más en valor el vino, hemos definido toda una serie de reglas sobre cómo se debe beber que lo alejan de lo cotidiano, espontáneo y divertido.

Por poner un ejemplo de todo esto, uno de los comentarios que recibimos de nuestras catas presenciales era: “por fin se puede ir a una cata sin sentirse tonto”. En nuestra opinión refleja muy bien ese miedo que sienten algunos consumidores a hacer o decir algo mal y que les tachen de “catetos del vino”.

¿Quien tiene la culpa? Técnicos, bodegas, prescriptores,… 
En general es algo que se ha adoptado en toda la cadena de valor y que cada uno le ha trasladado al consumidor de diferentes formas: en el lenguaje de las etiquetas y las notas de cata, en el servicio en horeca, en los anuncios… Lo que sí es cierto es que cada vez hay más conciencia de que algo tiene que cambiar.

¿Qué responsabilidad tenemos los medios y periodistas especializados?   
En nuestra opinión, el público objetivo de los medios especializados no es el gran público. Vuestros lectores probablemente son gente del sector y gente que tiene un conocimiento superior al de la media. Y este tipo de consumidores probablemente sí aprecian la riqueza del lenguaje y la complejidad de las reglas (por ejemplo, utilizar una copa concreta para cada tipo de vino).

Quizá lo que sí ha faltado son más medios y periodistas que se focalizaran en hacer comunicación para el gran público.

No se trata de simplificar a toda costa, si no de saber escuchar qué necesita la gente a la que te diriges y adaptarte a ello.

Según vuestra experiencia, alguien que se acerca por primera vez al mundo del vino, ¿qué es lo que puede entender?
Una persona que se acerca por primera vez al mundo del vino probablemente lo único que sabe es si un vino le gusta o no. Eso es súper intuitivo.

Y, en nuestra opinión, probablemente lo que quiera sean herramientas básicas para entender sus gustos y elegir mejor (entender por qué unos vinos le gustan y otros no, identificar qué regiones, uvas y elaboraciones le gustan más), y tener nociones básicas de cómo guardar, la temperatura servir, qué copa comprarse que le sirva para todo… Cosas útiles que pueda utilizar en su día a día.

Y luego ya cuando le has enganchado (porque el mundo del vino engancha mucho), sobre eso puedes construir toda la complejidad que quieras.

¿Cómo deberíamos hablar para captar nuevos consumidores? Sobre todo a los más jóvenes…
Algunas de las claves que utilizamos nosotras a la hora de comunicar son:

  • Pensar en qué quiere saber el consumidor, no qué le queremos contar. Por ejemplo, con el tema del terroir, la mayor parte de la gente no entiende lo que es, y le da igual si el vino se ha hecho con uvas de suelos calcáreos o arcillosos.
  • Aportarle valor y darle información útil que puedan aplicar (por ejemplo, no decirle que el blanco se toma a 6-8º y el tinto a 12-14º, si no decirle que meta en la nevera tanto tiempo el tinto y tanto tiempo el blanco).
  • Hablar con un lenguaje cercano y sencillo que pueda entender cualquiera, tenga el nivel que tenga.
  • Utilizar ejemplos cotidianos que todo el mundo entiende (por ejemplo, explicar los vinos y las uvas a través de géneros musicales).
  • Quitarle complejidad y desmitificar temas para que a la gente no le intimide el vino (por ejemplo, no hace falta tener 10 copas diferentes en casa, o no pasa si no sabes identificar aromas en el vino).

En los últimos años ha existido la inquietud de acercar más el lenguaje al consumidor ¿creéis que se han visto avances?
Sí está habiendo avances, y cada vez hay más prescriptores, medios y bodegas que evitan utilizar tecnicismos y van eliminado barreras, pero aún falta camino por recorrer. También hay cada vez más gente en RRSS haciendo cosas diferentes.

Es difícil cambiar de un día para otro cosas que están tan instauradas, y siempre hay un cierto miedo a ser demasiado transgresor, o que se piensen que simplificas tu lenguaje porque no sabes de lo que hablas. Estamos seguras de que en los próximos años se va a notar la diferencia

Por ejemplo, las bodegas son cada vez más conscientes de que la experiencia de enoturismo que ofrecen es una oportunidad buenísima (y en algunos casos, la única) para conectar con el consumidor. La persona responsable de enoturismo es la imagen de la marca y cómo transmite las cosas influye mucho en la percepción que tiene la gente de ese vino y esa bodega. A nosotras nos encanta visitar una bodega y que no sólo nos expliquen cómo elaboran el vino (de forma amena, sencilla y fácil, porque una persona de a pie no sabe lo que es ni para qué sirve la maceración en frío), si no por qué empezaron a elaborar vino, y por qué son diferentes a los demás.

 

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