El mundo del vino a sorbos
El vino, como elemento cultural, no es ajeno a las artes y hoy nos hemos fijado en una de ellas, la música, para intentar descubrir con nuestro buscador lo que se comenta en Internet de la unión de estos dos conceptos.
Texto: Antonio Egido
Eva Tovar en ‘elasombrario.com’ nos ofrece el artículo “vino y música maridaje perfecto” indicándonos que “El vino y la música han estado estrechamente ligados en la historia de la humanidad. No pretendo establecer una relación antropológica entre ambos, ni analizar la repercusión que ha tenido en letras de canciones, y mucho menos entrar en la vida y obra de tantos cantantes y músicos que acabaron sus días con cirrosis hepática. Pero sí vamos a intentar sumergirnos, entre cata y cata, en el apasionante mundo del maridaje perfecto entre ambos. Acompáñanos a elegir un vino y la canción que potencia su sabor.
El arte de disfrutar bebiendo vino está más veces de lo que imaginamos al alcance de nuestros bolsillos; además, se adquiere con la madurez. Basta con ir adiestrando poco a poco el paladar y tener cierto olfato. A todo esto, y si me lo permiten, añadiremos un buen maridaje sonoro para hacer las delicias de una velada sin precedentes. Solos o en compañía, el placer de abrir una botella de vino, dejarla reposar unos minutos mientras colocas tu cd o vinilo, o simplemente das al play de tu iPod con el último disco que has comprado, se convierte en un ritual cargado de simbología, un viaje repleto de nuevas sensaciones para nuestros sentidos. Mientras, para que todo adquiera aun más cuerpo, repasemos un informe realizado por la Universidad Heriot Watt de Edimburgo, dirigido por el profesor Adrian North. El estudio confirma científicamente que la música afecta la percepción en otros sentidos y puede cambiar el sabor que sentimos del vino, según el tipo de sonidos que escuchemos en ese momento. La investigación establece, además, que hay una música indicada para disfrutar mejor cada vino.
Los resultados obtenidos confirman que la música influye en el gusto y esto podría tener una muy buena influencia para la música funcional en los restaurantes. Al parecer, con una música fuerte y poderosa como podría ser Carmina Burana, de Carl Orff, una copa de Cabernet Sauvignon se percibe un 60% más fuerte, rico y robusto que cuando no hay música en el ambiente. Valgan como ejemplo algunas de las sugerencias musicales del citado informe. Para el Cabernet Sauvignon, entre otros: Jimi Hendrix, sobre todo el tema All Along the Watchtower; Honky Tonk Women, de Rolling Stones; Live And Let Die, de Paul McCartney y Wings; o Won’t Get Fooled Again, de The Who.”.
Aquí lo dejamos pero con el deseo de haberles creado la curiosidad suficiente para que acudan a esta web y sigan leyendo este interesante reportaje. Nosotros seguimos en ‘blogs.elpais.com’ firmado por el crítico enogastronómico Carlos Delgado titulado “La música cautiva del vino” donde nos indica que “El vino encierra un sugestivo y complejo mundo de aromas, gustos, y sensaciones táctiles. Pero también un universo sonoro. Porque el vino es música líquida. Como en ésta, es el reino de la armonía. Existe en el tiempo, mientras se degusta o mientras se escucha. Mozart en una ocasión dijo: «si el mundo pudiera sentir el poder de la armonía!».
La riqueza aromática de un gran vino solo puede compararse a la riqueza tímbrica y armónica de un conjunto musical (duo, terceto, cuarteto, cámara, sinfónica). El vino, como la música, tiene una línea horizontal, melódica, que se corresponde con sus aromas, y una línea vertical, armónica, que se manifiesta en la experiencia palatal. El vino, según discurre lentamente por nuestra boca va expresando su melodía en un juego plurisensorial que emociona al tiempo que nos trasforma. La música también es un fiel reflejo de las sensaciones de boca. Así, los vinos sin suficiente acidez producen una sensación de «monotonía», porque esta tiene en el vino la función que la disonancia tiene en la música”.
Y finalmente nos detenemos en ‘musicata.es’ donde nos indican que “en muchos aspectos, música y vino son conceptos coincidentes y complementarios.
Ambos parten de una aparente simplicidad (siete notas musicales; un racimo de uva) para tornarse en creadores de emociones, enaltecedores de alegrías o resaltadores de amarguras… hedónicos, sociales, placenteros, armónicos, complejos, potentes, altruistas…
Ofrecen a quien los disfruta todo un mundo de sensaciones que merece la pena detenerse a disfrutar y analizar
Esta idea fue la engendradora de la “musicata” que te ofrecemos. Una cata dirigida, instructiva y amena de cuatro vinos de alta calidad, acompañada de música en vivo.
Te sorprenderá el vínculo que une a un vino con una música determinada, el contraste entre las diferentes dualidades, la pujanza de las impresiones”.
¿Qué más podemos apuntar? Nada o mejor dicho, que prueba de estas experiencias y disfrute de un vino de calidad escuchando su música preferida.