El mundo del vino a sorbos

Aunque parezca mentira, el vino no sirve siempre como herramienta de encuentro entre las personas sino que en algunas ocasiones se convierte, justamente, en elemento de discordia como ha ocurrido la semana pasada en la visita del presidente de Irán a Francia donde la presencia de vino en una comida ha sido el motivo para que esa programada comida, no se celebrara.

Texto: Antonio Egido

Lo leemos en ‘mdzol.com’ donde bajo el título de “El vino estropea la visita del presidente de Irán a Francia’ nos indican que “Según informó esta semana la Radio RTL de Francia, los iraníes aparentemente rechazaron los panes para una cena foral en París con el presidente François Hollande.

«Estaba contemplada una comida pero se cayeron los planes», dice RTL citando «informes de fuentes en los círculos franceses e iraníes», quienes dijeron que había sido «una gran oportunidad desperdiciada».

Teherán había solicitado una comida sin alcohol al estilo halal, como es costumbre bajo los códigos islámicos. 

Pero para los franceses una comida sin carne y sin vino tinto dice RTL es un sacrilegio culinario y París se rehusó a abandonar las tradiciones de la República en las comidas oficiales. 

Según la agencia de noticias AFP, un diplomático a cargo del protocolo en la Cancillería iraní declaró: «De acuerdo a los valores y enseñanzas islámicas, los funcionarios de la República Islámica no participan en ceremonias donde se sirve alcohol».

Esta noticia nos ha llevado a preguntarle al buscador sobre el tema del vino en el Islam, encontrándonos una primera web ‘musulmanesandaluces.org’ donde nos indican que “En el Islam se emplea el término jamr, vino, para designar toda sustancia alcohólica cuya ingestión provoca ebriedad. Aunque signifique vino, el concepto es mucho más amplio. No hay discrepancia entre los musulmanes sobre el juicio que les merece esta sustancia: es harâm, está prohibida, y su consumo se considera una grave falta contra las enseñanzas del Islam.

El jamr (vino, o cualquier bebida alcohólica) es nocivo para el cerebro, el cuerpo, la espiritualidad y todos los asuntos de este mundo, representa un peligro para las familias, las sociedades y los pueblos, y sus efectos degradantes son conocidos por todos.

En el periodo pre-islámico, los árabes eran amantes apasionados del vino y la bebida, que estaban muy extendidos, sobre todo entre los más pudientes. Esa pasión se trasparenta en su lengua, que contiene unos cien sinónimos para jamr. En la poesía árabe, el género báquico ocupa un lugar destacado.

Con la aparición del Islam, el vino fue prohibido de modo progresivo. El Corán condenó su consumo en etapas sucesivas. Comenzó prohibiendo realizar el Salât en estado de ebriedad. Más adelante, el Corán argumentó contra el vino declarando que los perjuicios que se derivan de su consumo son mayores que los beneficios que reportaba (supuesta distensión del ánimo y ganancias económicas para los comerciantes): “Oh, vosotros que os habéis abierto de corazón a Allah, el vino, el juego de azar, la adivinación por las entrañas de las víctimas así como la tirada a suerte son actos impuros que vienen del demonio. ¡Evitadlos! Tal vez triunféis”. En otro texto, el Corán nos dice: “El demonio busca introducir entre vosotros los gérmenes de la discordia creando enemistad y rencor a través del vino y el juego de azar, para que abandonéis la evocación de Allah y el Salât. ¿Pondréis fin a esa situación?”.

En esos dos versículos, Allah insiste en la prohibición del vino y de los juegos de azar de un modo general y formal. Los asimila a la adivinación y al tiro de suerte y los declara actos impuros, pero este término en el Corán designa lo que está en los límites de la inmoralidad y la fealdad. Los asocia a la obra del demonio, que sólo hace las cosas inmorales y reprobables. Aconseja que se eviten, y declara que en ello radica el triunfo. El Corán cita algunos de sus perjuicios para la sociedad tales como la ruptura de vínculos, la instalación de la enemistad y el rencor, etc. Entre sus efectos perversos está que incita a descuidar los deberes espirituales como la evocación de Allah, el Salât, etc. Por último, el Corán invita a evitar el consumo de vino de la forma más elocuente: “¿Pondréis fin a esa situación?”. La respuesta de los musulmanes fue inmediata, y radicalmente se puso fin al consumo de alcohol. Se cuenta que había quienes sostenían vasos de vino y los estaban alzando a sus labios cuando fueron comunicados esos versículos: no acabaron el gesto y vertieron en el suelo el contenido de los vasos”.

No obstante, el consumo moderado de esta bebida es beneficioso para la salud, como así lo demuestran una serie de estudios, por lo que si su religión no se lo impide, disfrutemos de este alimento.