El mundo del vino a sorbos
Texto: Antonio Egido

Hay actividades que, a pesar de la pandemia por la COVID-19, no se han dejado de realizar en los dos últimos años, como las relacionadas con el Día del Libro en La Rioja a las que el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Calificada Rioja se une celebrando la convocatoria y entrega de premios del Concurso del cartel y diseño. En este año se ha cumplido la XXVI edición de ‘Un libro y un Rioja, el placer de la cultura’, lo que supone que es ya una tradición que nació en el año 1996 -con todo lo que ha llovido y jarreado desde entonces, incluidos los dos últimos años de la pandemia, con amenazas personales y a muchos de los negocios, entre ellos el del mundo del vino que vive del beber. Una campaña unida a un botellín de vino que se entrega en las librerías que forman parte de la Asociación de Librerías de La Rioja a aquellos que se gastan un mínimo de dinero. Dejemos anotado también que la ganadora del cartel del Día del Libro 2022 ha sido María Eduarda Santos Silva, que ha conseguido como premio, 400 euros y un diploma.

Esta campaña no deja de ser una demostración más de aquellas acciones -muy pegadas con el mundo de la cultura- en las que pueden y deben estar presentes cualquier Denominación de Origen española pues supone la mejor forma de acercarse no solamente a los ya convencidos y consumidores del mundo del vino, sino para atraer a nuevos aficionados.

Lo que es justamente contrario a lo que muchas veces observamos no solamente en catas, sino en actividades que parecen que están creadas para, directamente, hacer huir del mundo del vino a sus posibles amantes. Somos de los que no podemos obviar que, tratándose de un mundo de enseñanza, debemos contar con los mejores divulgadores, aquellos que, como los buenos maestros, sean capaces de amar y trasmitir su amor por el mundo del vino. De la misma forma que, llegado este momento, no se puede engañar al futuro degustador del vino con posibles estudios de beneficios de un producto, sin que estén debidamente avalados por científicos de primera línea, o por lo menos, con referencias de estudios reales que han realizado sus investigaciones y por lo tanto que han firmado las conclusiones que debemos trasladar a los lectores. En un mundo de comunicación veraz debemos siempre apostar por la información que emane de los auténticos expertos, aunque dado cómo funciona la información en estos tiempos, nos parece que lo de veracidad es un término cada día más en desuso. Por ello hay que confiar en el profesional de la información: el periodista.

Celebración en San Millán en 2006 con lectura de Gonzalo de Berceo

En esta línea defendemos que la industria del vino y los Consejos Reguladores siguen estando en deuda con los jóvenes a los que muchas veces hacen huir de una bebida que es contada como excesivamente complicada en vez de recurrir a lo sencillo y lo práctico, cuando no a lo atractivo. Como en todo, la educación por los caminos del vino puede/debe comenzar en los propios hogares. Pero si no ocurre así, les debemos ofrecer actividades de introducción al mundo del vino cargadas de conceptos claros y definitivos y no de olores o sabores cuyos recuerdos no hemos podido tener almacenados porque nunca los hemos olido o degustado.

Un ejemplo de actividades de 10, y que supongo que seguirán teniendo su importancia en el futuro, han sido, en tiempos de pandemia, el poderse comunicar y trasmitir evidencias del mundo del vino a través de Internet para conectarse en línea con muy diferentes y variados encuentros que aportaban su valor: primero en tiempo -neurocientíficos de prestigio como Paul King afirman que el cerebro va acumulando información y cuando se llena el vaso, tras los 15-20 minuto, se desborda y por ello hay que parar en el relato, ofrecer algo diferente o que intervenga otra persona- y luego en divulgación, abordando todos los temas posibles sobre el mundo del vino, pero incidiendo en que los mismos sean plenamente desarrollados por expertos en comunicación, porque no hay nada peor como decepcionar a un siempre respetable público. Hay que actuar, sí, pero ofreciendo buenos espectáculos que aporten rentabilidad a sus empresas organizadoras. Y la figura del divulgador es, no lo duden, la esencial.

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