El Museo Vivanco complementa la exposición ‘La mujer en el mundo del vino’ con una charla de la periodista Amaya Cervera
La periodista especializada Amaya Cervera ilustró de forma eficaz y amena la evolución histórica de la presencia de la mujer en la producción vitivinícola, desde la viña a la bodega, ante una audiencia mucho más escasa de lo que merecía la ponente. El Centro de la Cultura del Rioja da sus primeros pasos en esta nueva etapa con una exposición sobre esta temática, organizada por el Museo Vivanco y complementada con la conferencia de Amaya, que ha sido reconocida este pasado año con el Premio Nacional que otorga la Academia Española de Gastronomía, como recordó Santiago Vivanco en su presentación.
Llamó la atención que uno de los perfiles que más han sobresalido entre las mujeres que han dejado huella en el mundo del vino ha sido el de su condición de viudas, especialmente las que pusieron su impronta a conocidas marcas de champán. Y, habida cuenta del avance espectacular de la presencia de mujeres en la profesión de enólogos, no faltó el homenaje a quien fue pionera, Isabel Mijares, fallecida esta semana. Citó la conferenciante las aportaciones del profesor Emilio Barco, presente en la sala, al descubrir la presencia en la historia del Rioja de mujeres que se mantuvieron en la sombra a pesar de su protagonismo, como fue el caso de la hermana soltera del Marqués de Riscal, propietaria de las fincas y bodega de Elciego en la que recaló su hermano Camilo. O la madre de los conocidos hermanos Quintano de Labastida, precursores de la introducción del método bordelés en el Siglo XVIII, pues era ella la titular y gestora del negocio.
Como no podía ser de otra manera, a pesar de la interesante temática que protagonizó la conferencia, la conversación posterior derivó inevitablemente hacia la marejada del Rioja y del mundo del vino en general. Aunque la periodista puso de manifestó la precariedad de un oficio del que no se puede vivir, el suyo, inducida probablemente por esa ancestral actitud quejumbrosa de quienes se dedican a un negocio sin techo como la agricultura, aparenta sin embargo surfear con éxito las procelosas aguas del vino. Por el contrario, esa permanente marejada en que se encuentra el sector del vino, cada vez más afectada por la demagogia e incluso la estulticia, ha colmado el vaso del exprofesor Emilio Barco, que nos confirmaba con la vehemencia que le caracteriza lo que ya anunció el pasado noviembre en el magnífico curso que organizó sobre ‘Las Denominaciones de Origen en el Siglo XXI’. Doctor en Economía y autor de un estudio de referencia para el conocimiento de la evolución del sector vitivinícola riojano (‘Análisis de un sector, el Rioja’), aseguró haber decidido echar el ancla en su huerta de Alcanadre, a resguardo del proceloso ‘maremágnum’ del vino, “que se ha vuelto muy complejo”. El Debate sobre las Denominaciones y su papel en la actualidad sería su última contribución al sector del vino de Rioja antes de volver a sus raíces en Alcanadre -que nunca abandonó-, según lo pactado con su familia. En el diálogo que mantuvimos con Amaya sobre os últimos avatares del sector, dijo sentirse ya mucho más cómodo buceando en la historia del Rioja, trabajando en archivos y otras fuentes del saber, que soportando la tergiversación permanente de los datos y la realidad, algo que, como hombre de ciencia, siempre manejó con rigor.
Probablemente sea imprescindible esa dosis de inconsciencia, propia de la juventud, para surfear con éxito la marejada del vino. O como aseguró con tino Rafael Vivanco, el hermano bodeguero que forma parte de ese grupo al que ahora le toca liderar la Denominación, ser capaces de gestionar con otro estilo, en el que se impone el razonamiento y la búsqueda del consenso. Un estilo mucho menos ruidoso y mediático, eso sí. Pero también debería saberse.
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