ESPECIAL VILLABUENA

Bodegas Ramírez Baigorri combina respeto por la tradición con evolución, elaborando vinos de alta calidad con uvas de viñedos centenarios en Villabuena, mediante técnicas ancestrales como la maceración carbónica y procesos cuidadosos que reflejan la autenticidad del terroir

 

Bodegas Ramírez Baigorri es una historia viva de esfuerzo, raíces y amor por el vino. Andrea Ramírez, actual responsable de la bodega, explica que “es una bodega construida por mis abuelos, una familia que generación tras generación ha dedicado su vida al vino. Hoy en día seguimos honrando su legado con la misma filosofía: respetar la tradición sin renunciar a la evolución. Tradición, familia y raíces”.

La bodega no es solo un proyecto profesional, sino una herencia emocional. “Es una bodega muy pequeña, familiar de verdad. Pasó de mis abuelos a mi padre y, desde su fallecimiento en 2016, mi madre y yo seguimos el legado”, explica. Esa autenticidad se refleja en cada fase del proceso. “Seguimos haciendo el vino con la misma tecnología que mis abuelos: vendimia manual en viñedos de 80-100 años, maceración carbónica en lago y crianza en los mismos depósitos de hormigón construidos en su época. Incluso usamos la misma prensa de 1976”.

Ni ella ni su madre se dedican exclusivamente a la bodega: “Ella es médico y yo sumiller en un restaurante. Parte de nuestro tiempo libre lo dedicamos a este proyecto”. Aun así, no se escatima en dedicación ni en mimo por el detalle.

Los viñedos, todos en vaso y situados en Villabuena, son el corazón del proyecto. “Son muy antiguos, entre 70 y 100 años, y apostamos por la calidad de la uva más que por la cantidad. Ahora mismo estaremos elaborando unos 16.000 litros en una buena añada. Es lo que nos da la tierra cada año”. Esa filosofía se aplica a todos sus vinos, desde el cosechero hasta el vino de autor: “Todos tienen la misma calidad de uvas y pasan los mismos procesos de selección”.

Respecto a las variedades cultivadas, detalla: “En su 80% tempranillo, un 15% viura y el resto graciano y mazuelo”. Elaboran “vino de año 2023 (que sacamos al año y medio como bien se hacía antes), Selección de Viñedos 2021 y Vino de Autor 2023”.

Sobre la personalidad de sus vinos, destaca esa mezcla única entre pasado y presente: “Con esa tradición del pueblo y de nuestras tierras de la maceración carbónica, pero con la innovación de los vinos actuales. Esa simbiosis hace que nuestros vinos tengan ese carácter especial, saliendo de la clasificación de año, crianza y reserva”.

La apuesta por vinos de autor tiene una raíz profunda: “Mi abuelo ya elaboraba vinos de autor. El Selección de Viñedos se elabora desde sus inicios. Hoy, seguimos su misma filosofía, pero con una selección mayor de parcelas. Buscamos transmitir el buen hacer de la tierra en la que vivimos”.

También han encontrado una forma muy personal de ofrecer enoturismo: “Lo hacemos en forma de vivienda turística para 8 personas, justo encima de la bodega. Una forma íntima y auténtica de conocer nuestro mundo”.

Cuando se le pide elegir el vino que mejor representa el espíritu de la bodega, no duda: “El Adk Fisión de Aromas. Es un vino creado en 2011 por mi padre, del cual solo han salido tres añadas (2011, 2017 y 2023), siendo esta última de solo 600 botellas. Tiene carácter y mucho terroir de Villabuena, con viñedos muy antiguos y una vendimia manual. Maceración carbónica en lago, 10 meses en barrica usada y acabado en depósito de hormigón. Es un vino que aúna la pasión de mi padre por crear algo nuevo y el esfuerzo de una familia por seguir, generación tras generación, sin renunciar a la evolución”.

 

Reportaje publicado en nº 251 de La Prensa del Rioja

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