Las actuaciones del Consejo Regulador de la D.O.Ca. Rioja durante la vendimia son claves dentro del sistema de garantías de calidad y autenticidad de los vinos que Rioja ofrece a los consumidores, sin duda el más reconocido de todas las denominaciones. Las ‘Normas de Campaña’ dictadas por el Consejo elevan cada año el alto nivel de control existente en la D.O. e incrementan los recursos humanos y económicos destinados a este fin. Entre otras medidas, se fijan rendimientos máximos de producción, se controla mediante tarjetas magnéticas el pesaje obligatorio de todas las uvas a su entrada en bodega y se plantean exigencias de calidad, como la graduación alcohólica mínima. La limitación de los rendimientos máximos de producción de uva por hectárea de acuerdo con las circunstancias de cada campaña es una de las medidas más importantes en orden a “garantizar la optimización de la calidad de las producciones”, tal como exige el Reglamento de la Denominación. En general se trata de cantidades inferiores a las de otras zonas vinícolas del mundo y su aprobación por amplio consenso responde a la política asumida por el sector de imponer límites a la producción en favor de la calidad de los vinos como uno de los principales ejes estratégicos del modelo de denominación.

 

Para esta vendimia 2014 el Consejo ha establecido un rendimiento máximo amparable de 6.825 kg por hectárea para variedades tintas y de 9.900 kg por hectárea para variedades blancas teniendo en cuenta que el viñedo riojano presentaba una excelente situación productiva gracias al buen desarrollo experimentado a lo largo del ciclo vegetativo. En lo que se refiere al rendimiento de transformación uva-vino en las elaboraciones, para esta campaña se ha autorizado un máximo del 70% (70 litros de vino por cada 100 kg de uva), manteniéndose el mismo criterio de años anteriores. El vino obtenido con uvas que superen esos rendimientos máximos de producción o transformación resultará ‘descalificado’ y deberá retirarse de las bodegas en el plazo máximo marcado por el Consejo, bien para vinos de mesa o para destilación.

Medidas clave para la trazabilidad

Las medidas de control aplicadas durante la vendimia por el Consejo Regulador son claves dentro del sistema de trazabilidad de la D.O. Calificada Rioja. Respecto a los rendimientos de producción, que han de contabilizarse de forma separada e independiente para variedades tintas y blancas, superar los máximos autorizados puede conllevar la descalificación del total del rendimiento de la parcela. A fin de prevenir al viticultor para que corrija esa situación, el Consejo Regulador inspecciona los viñedos durante la campaña para detectar las parcelas con producciones excesivas.

Para poder elaborar o vender uva con derecho al uso de la Denominación de Origen Calificada Rioja, los más de 17.000 titulares de viñedos actualmente existentes en Rioja deben poseer el correspondiente documento acreditativo, denominado ‘tarjeta de viticultor’. La ‘tarjeta de viticultor’ es una tarjeta magnética dotada con un chip de memoria en la que figuran la superficie de viñedo inscrito y el rendimiento máximo en Kgs. de uva amparable que autoriza el Consejo Regulador para la campaña. Se trata de un eficaz instrumento para la eficacia del control, pues permite mediante un terminal conectado al Consejo gestionar el proceso de entrega de uva en las bodegas y disponer de una información continua e inmediata de la producción y rendimientos de cada viticultor y de la elaboración de cada bodega.

Recursos técnicos y humanos

Entre las medidas de control tradicionales, cabe destacar la obligatoriedad de pesar previamente a su entrada en bodega todas las uvas producidas, pesaje que permite garantizar el volumen real de cosecha obtenido en la Denominación, ya que debe realizarse en presencia de los ‘auxiliares de vendimia’ que el Consejo Regulador contrata expresamente para controlar cada una de las básculas ubicadas en los centros de elaboración y verificar la calidad de las uvas. En la pasada campaña se contrataron 182 auxiliares de vendimia por un periodo de dos meses para controlar las 600 bodegas que elaboraron vino en la Denominación, además de 15 técnicos de apoyo a las labores inspectoras del Servicio Habilitado de Veedores, quienes también controlan los traslados de uvas y vigilan las zonas limítrofes de la Denominación, ya que no está permitido introducir en las bodegas de Rioja uvas de viñedos no inscritos en la Denominación. En este sentido incluso existe un acuerdo de colaboración con las fuerzas de Orden Público de las tres Comunidades Autónomas de la D.O. para reforzar la vigilancia durante la vendimia.

En relación con el control de la calidad de la uva a su entrada en bodega, la pasada vendimia entró en vigor una nueva elevación de los requisitos exigidos con el objetivo de seguir evolucionando en la mejora cualitativa del vino de Rioja, como es el caso de la graduación alcohólica mínima que han de tener las uvas (“…solamente se pueden dedicar para la elaboración de vinos protegidos las partidas de uva sana con una graduación natural mínima de 11% Vol. para las uvas tintas y de 10.5 % Vol. para las uvas blancas”). Son exigencias que se suman a las de intensidad colorante mínima, índice de polifenoles, etc., que los vinos deben superar en el posterior proceso de ‘calificación’ para ser amparados.

Respecto a las normas que afectan a las bodegas, cabe señalar que toda bodega que desee elaborar vino tiene que comunicarlo al Consejo Regulador con antelación, indicando la fecha de inicio de recogida de uvas, así como los puntos o lugares donde ésta se efectúe e incluso el horario de recepción, ya que toda la uva debe pesarse en presencia del vigilante del Consejo. Una vez finalizada la vendimia, las firmas comerciales elaboradoras remitirán al Consejo Regulador, además de la declaración de cosecha, la relación nominal de los vendedores y datos de cosecha.

Control de maduración de la uva para determinar la fecha óptima de vendimia

Los actuales criterios de calidad han permitido romper con algunos comportamientos del viticultor basados en la rutina. Todo el mundo entiende hoy que elegir adecuadamente la fecha de vendimia resulta fundamental para obtener la máxima calidad del fruto cosechado. El objetivo principal es cortar la uva en su punto óptimo de maduración, cuando ésta presente el mejor equilibrio posible entre todos sus componentes. Para saber cuando ha llegado ese momento, el viticultor cuenta actualmente con la inestimable ayuda del Consejo Regulador. Los Servicios Técnicos de este organismo, en la fase final del ciclo de la cosecha, realizan el control de maduración de la uva con el fin de facilitar a todos los viticultores información técnica sobre las fechas de vendimia más adecuadas en cada localidad en función de la evolución del viñedo. 

Para la toma de muestras se subdivide el territorio de la D.O. en 20 zonas vitícolas, dada la diversidad climática que presenta, coincidiendo la variación con su orografía y con la gradación progresiva de la altura del valle del Ebro, cuyas cotas van de 300 a 700 m. Los viñedos “testigo” -55 en total- se han elegido teniendo en cuenta su grado de representatividad de la zona en que se ubican, tomándose en cada uno de ellos 100 bayas de 33 cepas diferentes (dos bayas son del hombro y una del ápice de cada racimo).

Las muestras recogidas por los veedores del Consejo son analizadas en los tres laboratorios oficiales de la Denominación: Estación Enológica de Haro, Estación Enológica de Olite y Casa del Vino de Laguardia. Los parámetros analizados son los que, al alcanzar el equilibrio idóneo entre sí, permiten determinar el momento óptimo de madurez de la uva: peso de la uva, grado alcohólico probable, acidez total tártrica, pH, ácido málico, potasio, índice de polifenoles totales, antocianos e intensidad colorante.

El boletín semanal publicado por el Consejo Regulador con los resultados de los análisis especifica la localidad y paraje en que ha sido tomada cada una de las muestras, dato que sumado al de variedad de uva, altitud y año de plantación del viñedo “testigo” permite al viticultor establecer una comparación con sus propios viñedos en función de su ubicación y características.

El Consejo realiza semanalmente este control desde finales de agosto hasta el comienzo generalizado de la vendimia en el conjunto de la Denominación hacia principios de octubre.

 

El reportaje puede verse en el número 209 de La Prensa del Rioja.