El Consejo Regulador comunicaba al sector el cierre de vendimia normal en toda la Denominación el martes 13 de octubre, una fecha insólita que ha convertido a esta cosecha en la más temprana de la historia de la Denominación. Aunque todavía quedan viñedos por vendimiar y haya que esperar al resultado de los descubes para la valoración final, ya puede avanzarse un primer balance muy positivo, tanto desde el punto de vista cuantitativo como cualitativo, algo a lo que ha contribuido decisivamente la climatología del mes de septiembre, excepcionalmente favorable para la calidad.
Es la impresión general que nos manifiesta Domingo Rodrigo, responsable del Órgano de Control del Consejo Regulador, para quien esta cosecha ha ofrecido en su conjunto uvas de gran calidad, caracterizadas por un perfecto estado sanitario y parámetros analíticos muy adecuados para la obtención de excelentes vinos. Destaca especialmente la alta calidad obtenida en viñedos de zonas más frescas y de vigor moderado, con carga productiva ajustada, que en muchos casos se sitúa en niveles de rendimiento por hectárea inferiores a los permitidos por el reglamento de la Denominación. También ha incidido muy positivamente el menor peso de las bayas debido a la ausencia de lluvias durante el último periodo del ciclo vegetativo, ya que así se consigue una mejor proporción hollejo-pulpa, factor de calidad muy importante.
Cuando la festividad de la Virgen del Pilar ha representado tradicionalmente el momento de apogeo de la vendimia, este año se habían recolectado ya para esa fecha 436,5 millones de kg de uva (402 millones de kg de tintas y 34,5 millones de kg de blanca), casi la totalidad de lo que será la cosecha final. Queda por determinar cuál será la cantidad de uva finalmente amparada por el Consejo Regulador, una vez descontados los excesos de rendimiento que pueda haber, pero en cualquier caso será una producción algo superior a la del pasado año e inferior a la que teóricamente hubiera sido amparable alcanzando los rendimientos máximos por hectárea autorizados para esta campaña (6.955 kg/ha para uvas tintas y 9.360 kg/ha para blancas). La superficie total de viñedo productivo en la vendimia 2015 ha sido de 61.869 hectáreas, de las que 57.860 ha son de variedades tintas y 4.009 ha son de variedades blancas.
Una de las particularidades más destacadas de esta vendimia ha sido su desarrollo prácticamente simultáneo en todo el territorio de la Denominación, concentrándose el grueso de la misma en unas cuatro semanas, cuando tradicionalmente la vendimia en Rioja se ha desarrollado gradualmente a lo largo de casi dos meses, comenzando a primeros de septiembre en las zonas orientales más tempranas y finalizando en octubre en las zonas de mayor altitud. Los Servicios Técnicos del Consejo Regulador advertían en los controles de maduración de mediados de septiembre que «en cualquier zona de la Denominación hay viñedos en situación de vendimia», por lo que se recomendaba «una recogida selectiva, sin tener en cuenta el lugar donde se encuentra el viñedo», ya que la evolución de la maduración dependía no tanto de su ubicación como de otros factores, como la carga productiva, lo que acarreaba desigualdad en la evolución de la maduración alcohólica y fenólica. La buena climatología, que durante todo el ciclo había favorecido un excelente estado vegetativo y sanitario del viñedo, con ausencia de plagas o enfermedades de importancia, también ha permitido que se alcanzara un correcto equilibrio madurativo en todos los viñedos, así como un desarrollo tranquilo y selectivo de la vendimia.