La DOCa Rioja estrena con la cosecha 2019 nuevo método de calificación, cuya primera fase concluye la última semana de febrero.
Esta semana finalizará la primera fase del proceso de calificación de los vinos de la cosecha 2019, primera en la que se ha aplicado el nuevo modelo de ‘autocalificación’ al que obliga la normativa actual de la Denominación (Ley 6/2015 de 12 de mayo de Denominaciones de Origen e Indicaciones Geográficas Protegidas). Si tradicionalmente Rioja ha sido pionera en implantar un sistema de garantías al consumidor más riguroso que el de las demás zonas vinícolas y basado en el ‘autocontrol’, esta nueva fórmula profundiza en ese modelo.
La ‘autocalificación’ exige que las bodegas realicen por su cuenta una evaluación analítica y organoléptica sobre todas las partidas de vino recién finalizado el proceso fermentativo hasta obtener la Declaración de Aptitud. Después deben solicitar al Consejo Regulador la ‘verificación’ que permita certificar como ‘rioja’ la partida de vino a la que corresponda cada muestra. Pero esta ‘verificación’ no es un mero trámite administrativo, como a priori pudiera pensarse, sino que consiste en realizar todo el proceso de calificación tal como se ha venido haciendo tradicionalmente, es decir, mediante la toma de muestras en bodega por los veedores del Consejo, análisis químico en los laboratorios oficiales y análisis organoléptico por parte de los comités de cata del Consejo.
En definitiva, esto supone que se realiza un doble control inicial, lo que sin duda representa un nuevo impulso al sistema de garantías que certifica la calidad y autenticidad de los vinos de Rioja, dentro del cual resulta clave la calificación previa de los vinos para tener derecho al amparo de la Denominación, en vigor desde el año 1985. También ha supuesto esta novedad que los laboratorios oficiales de la Denominación se encuentren saturados de trabajo, dando oportunidad a laboratorios particulares como Excell, que recientemente ofrecía sus servicios de análisis y cata a las bodegas explicando que “el cambio fundamental es que la bodega productora de vino debe acreditar que su vino es Rioja y disponer para ello de un sistema de autocontrol documentado, lo que significa una trazabilidad completa desde la explotación de viñedo a la botella”. Informa igualmente que “la calificación pasa a llamarse ‘verificación de su actitud’ y deben solicitarla todos los operadores inscritos en el Consejo Regulador”. Además de esta primera fase de calificación, advierte Excell que “para certificar que sus vinos cumplen con los requisitos del Pliego de Condiciones y, por ende, puedan ser marcados como Rioja, deben pasar una segunda fase de control cuando el vino esté dispuesto para comercializar”, es decir, que la bodega debe seguir realizando el autocontrol de sus vinos hasta la venta. (Más información: LABORATORIOS EXCELL).
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