La recompensa a un gran esfuerzo
El Consejo Regulador de la DOCa Rioja ha otorgado la valoración oficial de ‘MUY BUENA’ a la cosecha de Rioja 2017 que, tras un ciclo vegetativo marcado por la dura helada de abril y por la sequía, ofreció unos resultados muy satisfactorios en calidad. De hecho, algunos vinos de esta cosecha han recibido las más altas puntuaciones de calificación de los últimos años, con valoraciones extraordinarias que destacan su gran potencial para el envejecimiento. En total, 249,57 millones de litros de la cosecha 2017 han obtenido el derecho a la certificación como vinos amparados por la DOCa Rioja (21,60 de blanco, 12,07 de rosado y 215,90 de tinto).
La excelente sanidad del viñedo a lo largo del ciclo vegetativo, con total ausencia de plagas o enfermedades de importancia, ha sido una de las características más destacadas de una cosecha cuya vendimia comenzó el 10 de agosto, convirtiéndose en la más temprana de la historia de Rioja. La buena climatología que acompañó el final del ciclo y la mejora de unas expectativas productivas muy mermadas tanto por la sequía como por los efectos de la fuerte helada que afectó a un tercio del viñedo riojano con diferente intensidad, dieron como resultado una cosecha de gran calidad, aunque escasa desde el punto de vista cuantitativo.
Entre las características que definen el perfil medio de los vinos de la cosecha 2017 cabe destacar una graduación media ligeramente superior a la del año anterior, así como una interesante diversidad, marcada en gran parte por las ajustadas producciones. Encontramos vinos finos y elegantes, con un complejo y marcado carácter riojano, muy aptos para su crianza en barrica y largo envejecimiento.
La valoración de como MUY BUENA de esta añada 2017 es el resultado del riguroso procedimiento de calificación mediante análisis y cata al que han sido sometidas las 4.020 muestras tomadas directamente de los depósitos de las bodegas elaboradoras por los técnicos del Consejo con el objetivo de certificar la calidad de los mismos y determinar así su aptitud para ser comercializados como vinos de Rioja. Los requerimientos para superar el examen de calificación se han elevado en los últimos años, incorporándose parámetros más exigentes, con la meta de que Rioja siga manteniéndose como referente de los vinos de calidad.
Excelente evolución del ciclo vegetativo
El viñedo riojano tuvo una favorable evolución en la campaña 2017, en la que ha destacado la extraordinaria situación sanitaria que ha presentado de manera generalizada, tal como indica el informe del Servicio Habilitado de Veedores del Consejo Regulador, que realiza un exhaustivo seguimiento de todas las fases del ciclo vegetativo.
Desde el punto de vista climatológico, el año se caracterizó fundamentalmente por la ausencia de precipitaciones y por la helada del día 28 de abril, que afectó de forma general, aunque desigual, a una tercera parte del viñedo de Rioja Alta y Rioja Alavesa principalmente, mermando considerablemente sus expectativas productivas. Sin otros contratiempos dignos de mención, el final del ciclo destacó por disfrutar la región de una gran estabilidad meteorológica, circunstancia muy favorable para la obtención de una cosecha de calidad.
El ciclo se desarrolló en fechas adelantadas respecto a lo habitual en Rioja, hasta el punto de que la cosecha 2017 se convirtiera en la más temprana de la historia de esta Denominación. La brotación se inició en la zona más oriental a mediados del mes de marzo, con un adelanto de unos 15 días con respecto al año 2016, discurriendo con normalidad y manteniendo el adelanto con el que comenzó hasta la fecha de la helada. En el resto de la Denominación el ciclo discurrió manteniendo el adelanto inicial.
La falta de precipitaciones en el periodo de maduración y días de temperaturas extremas durante el verano aceleraron el proceso madurativo del alcohol, causa probable de que las graduaciones alcohólicas de las uvas fueran ligeramente más altas que la campaña anterior. De manera general, el final del ciclo estuvo caracterizado por una maduración muy lenta, que exigió prestar especial atención a la evolución de la maduración fenólica, ya que inicialmente estaba ligeramente distanciada de la maduración alcohólica.
La vendimia empezó en la zona de Rioja Oriental con las variedades blancas más tempranas en una fecha tan inusual en Rioja como el 10 de agosto (tres semanas antes que el año anterior). A finales de agosto, la situación vegetativa de las cepas estaba siendo afectada por la prolongada sequía y calor, pero se recuperó gracias a las lluvias recibidas y pudo continuar así un proceso de maduración necesario para la evolución positiva de la maduración fenólica. Estas buenas condiciones meteorológicas de final de ciclo favorecieron que la vendimia se pudiese desarrollar de forma escalonada y tranquila en cada una de las zonas, lo que unido al excelente trabajo realizado por los viticultores permitió vendimiar cada viñedo con una maduración equilibrada y una sanidad de la uva excelente, así como realizar una más fácil gestión en bodega de la uva recibida.
En conclusión, aunque escasa, la cosecha 2017 ha ofrecido vinos con graduaciones alcohólicas ligeramente más altas que la campaña pasada, dotados de muy buena estructura y con alto potencial de envejecimiento, lo que permite definirla como una cosecha de gran calidad.