El Consejo Regulador de la Denominación de Origen Calificada Rioja ha publicado su cuarto Boletín de Maduración, en el que constata una evolución favorable de los viñedos de la región de cara a la próxima vendimia.
El informe refleja un desarrollo normal del peso de la baya, aunque con un ritmo algo más lento, y mantiene la diferencia entre zonas: valores ligeramente superiores a la media en Rioja Alta y Rioja Alavesa, y por debajo en Rioja Oriental.
Uno de los indicadores más relevantes es el aumento del grado alcohólico probable, que sitúa a la campaña con una semana de adelanto respecto a la pasada. En cuanto a la acidez, los técnicos del Consejo destacan que la reducción observada se encuentra dentro de la normalidad, si bien recomiendan un estrecho seguimiento, dado que los niveles de ácido málico resultan superiores a los registrados en las mismas fechas de 2024.
La maduración fenólica muestra excelentes perspectivas, con parámetros de IPT, antocianos e intensidad colorante en evolución adecuada. Estos factores, junto con el buen estado de la piel de las bayas, permiten anticipar una vendimia de gran calidad siempre que se mantengan las actuales condiciones meteorológicas: temperaturas moderadas, baja humedad y amplia oscilación térmica.
El Boletín también señala que los viñedos afectados por episodios de estrés hídrico presentan indicadores de maduración algo descompensados, lo que obliga a reforzar su seguimiento. Asimismo, la campaña se caracteriza por cierta irregularidad productiva entre parcelas, por lo que la determinación de la fecha óptima de vendimia deberá realizarse caso por caso.
El control de la maduración, un servicio que ofrece el Consejo Regulador a los viticultores, es fundamental para optimizar el momento de la vendimia y lograr un equilibrio ideal entre azúcar, acidez y compuestos fenólicos. Este seguimiento especializado garantiza vinos de mayor calidad, con aromas y colores equilibrados, y evita pérdidas de potencial por cosechas adelantadas o retrasadas. Además, permite gestionar de manera precisa las parcelas afectadas por estrés hídrico o variaciones productivas, asegurando uniformidad en la calidad final del vino.












