Melitón de Pablo

TEXTO: Javier Pascual / Director de La Prensa del Rioja

Melitón de Pablo, viticultor de Cárdenas, ha fallecido a los 62 años víctima de esa enfermedad cruel que, antes de que llegara la pandemia del coronavirus y con toda seguridad después de que la venzamos, seguirá dejándonos huérfanos de muchas de las personas más cercanas. Coincidimos en la incorporación al Consejo Regulador a finales de 1992, él como vocal por el sindicato agrario ARAG-ASAJA y yo como responsable de Comunicación. Me cayó bien desde el principio -creo que como a todo el mundo- por su franqueza, por su buen talante negociador y por su alto grado de compromiso. Aquello en lo que creía se lo tomaba muy en serio y muy a pecho. Incluso su afición por el Club Deportivo Logroñés.

Pertenecía a un grupo de jóvenes viticultores que, en primer lugar, fueron capaces de tomar la difícil decisión en aquellos años ochenta de quedarse en el campo, aportando una visión diferente no solo a la gestión de sus explotaciones agrícolas, sino a la gestión de la propia Denominación. Desde el nuevo concepto de sindicato de representación de ‘empresarios del campo’ con el que ARAG-ASAJA irrumpió con fuerza en el sindicalismo agrario, esta generación de jóvenes viticultores con mejor formación que sus predecesores lideró la representación del sector productor en una etapa de profundos cambios, que tuvo como hito clave la creación de la Organización Interprofesional del Vino de Rioja en 2003. Entre otras muchas decisiones estratégicas que Melitón y el grupo de vocales que lideraba José Ángel Alegría contribuyó a impulsar, en mi opinión resulta especialmente significativa la participación del sector viticultor al 50% con el sector comercializador en la financiación de los presupuestos de promoción del vino de Rioja en los mercados exteriores a partir del año 2002. Era un asunto que hasta entonces se entendía como responsabilidad de las bodegas. Pero la apuesta por una Denominación ‘blindada’ (obligación del embotellado en origen, limitación de plantaciones, etc.) y por crear una imagen de marca ‘RIOJA’ muy potente en todos los mercados, se entendió que revertía en un beneficio patrimonial para todos los viticultores y no solo para quienes obtenían el beneficio inmediato de la comercialización del producto final.

En reconocimiento a ese nuevo papel que comenzaban a jugar los viticultores en la gestión de la Denominación, en octubre de 1994 le dediqué en La Prensa del Rioja el espacio ‘GALERÍA: PERSONAJES DEL RIOJA’, normalmente protagonizado por bodegueros. Escribí entonces que Melitón de Pablo había tomado las riendas de la hacienda familiar (18 has. de viñedo) “un poco a regañadientes” y aunque parecía haberle entrado el gusanillo, seguía replanteándose cada día su continuidad en el campo «porque con los precios de estos años no podría seguir viviendo«. Reconocía las debilidades de un sector viticultor “envejecido, sin medios para invertir en tecnología e incluso fiscalmente discriminado” al tiempo que reivindicaba con la vehemencia propia de su militancia como líder sindical de ARAG-ASAJA el derecho a la supervivencia de este colectivo. Una década antes de que se consiguiera, Melitón pensaba en aquel año 94 de memorable cosecha que el futuro pasaba por seguir intentando un acuerdo interprofesional que diera estabilidad a la Denominación, a pesar de los fracasos cosechados durante la anterior década en las negociaciones.

Enamorado del vino de maceración carbónica que elaboraban sus ancestros en las bodegas del pueblo, las cepas centenarias de Cárdenas que heredó de sus abuelos se han quedado huérfanas demasiado tempranamente. Sobre todo, esas cepas de garnacha cuya pervivencia defendía para su zona. Nuestro más sentido pésame para su esposa Chus y sus hijos, así como para quienes han sido sus compañeros de compromiso sindical con la viticultura riojana.

 

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