Acaba de finalizar con éxito uno de los proyectos de I+D que promueve Grupo Rioja, en este caso enfocado a desarrollar estrategias de riego adaptadas a la Denominación que permitan aumentar la calidad de la uva y, por lo tanto, de sus vinos.
Desde que en 2012 se autorizó el uso de riego en la Denominación para mantener el equilibrio de la planta a lo largo del ciclo vegetativo, apenas hay estudios sobre su aplicación y adecuación a cada caso. Por ello, el Proyecto H204WINE pone las bases para mejorar las técnicas agronómicas de gestión en uno de los temas esenciales en Rioja, ya que tanto el exceso de agua como el estrés hídrico son determinantes en la calidad de la uva.
Para desarrollar el proyecto, la asociación bodeguera se ha aliado nuevamente con las empresas riojanas Ager Technology, Encore Lab e Ingeniería e Innovación, con el apoyo del Área de Ingeniería Agroforestal del Departamento de Agricultura y Alimentación de la Universidad de La Rioja.
El trabajo de campo, que ha durado tres años, se ha realizado con la participación de Bodegas Altanza, Bodegas Ontañón, Bodegas Riojanas y Pernod Ricard Winemaker, que, entre otras cosas, ponen a disposición las estaciones agroclimáticas que recaban datos a pie de viña. Especialmente interesante ha sido el estudio de 2018 y hasta la vendimia de 2019, ya que el primero fue un año lluvioso mientras el actual ha sido seco.
Uno de los objetivos del proyecto era evaluar el modelo de balance hídrico VSIM desarrollado por la NASA y la Universidad de Monterey Bay, de California, y su posible adaptación a las condiciones de cultivo de La Rioja. Para ello se ha realizado un seguimiento de las parcelas en diferentes momentos para determinar la correcta ubicación de los puntos de control, comprobar in situ el estado hídrico de las cepas, comprobar la correcta segregación entre las zonas regadas y no regadas y para tomar muestras en la vendimia.
El equipo ha estudiado las necesidades hídricas de 14 viñedos de las 4 bodegas, de diferente localización, variedad, conducción, sistema de riego y textura del terreno. Ha sido posible analizarlo en tiempo real gracias a los datos que los sensores de campo transmiten a la plataforma CESENS, combinando la información con la obtenida del satélite SENTINEL, las fotos del satélite LANDSAT y el Sistema de Información Geográfica GIS.
Se ha monitorizado cepas de Tempranillo en Rioja Baja, Rioja de Navarra y Rioja Alta, con el fin de abarcar diversidad de climas y suelos, y también se ha estudiado parcelas de Graciano en Rioja Oriental y Rioja Alta, así como Tempranillo blanco y Viura.
El resultado constata que, manteniendo los mismos niveles de estrés, el número de riegos ha sido menor, lo que redunda en un menor consumo y en un menor número de intervenciones. Adaptando el modelo VSIM a las condiciones específicas de Rioja, ha sido posible fijar una programación de riegos semanal con protocolos diferenciados en función del desarrollo de la cepa, la humedad del suelo y la dimensión de la planta.
Toda la información se reúne en una herramienta informática que permite gestionar el viñedo desde dispositivos móviles.
El Proyecto H204WINE ha supuesto una inversión de más de 500.000 euros y cuenta con una ayuda del 28% del presupuesto financiado por la Agencia de Desarrollo Económico de La Rioja (ADER).
Las bodegas participantes valoran muy positivamente el proyecto, que les ha proporcionado “una herramienta muy útil y rápida que les permite conocer la lluvia prevista, la humedad interior, conocer el terreno y gestionar el estrés hídrico”.
La iniciativa se suma a otras que Grupo Rioja promueve en su incansable labor de mejorar la calidad de los vinos, favoreciendo la competitividad de sus bodegas y, por extensión, de toda la Denominación de Origen. Proyectos como E-VINEYARD, BIOMES o VINTAGE han estado encaminados a mejorar la gestión del viñedo, al igual que actualmente participa en sendas investigaciones para optimizar los tratamientos contra Mildiu y Oídio.
Además, este año ha puesto en marcha la primera red de viticultura colaborativa que existe en Rioja, que permite a las bodegas que cuentan con estaciones agroclimáticas compartir información esencial para la gestión del viñedo.