El profesor Antonio Palacios plantea la sugerente idea de utilizar como descriptor de los aromas del vino el recuerdo de paisajes que dejaron grabada en nuestra memoria el recuerdo indeleble de momentos muy especiales. Es una propuesta dirigida a los simples aficionados que, abrumados por la complejidad del lenguaje de la cata, tienen así a su alcance una herramienta descriptiva basada en su experiencia personal con la que, por tanto, nunca se equivocarán al intentar explicar las sensaciones que perciben al catar un vino.

 

Antonio Tomás Palacios es doctor en Ciencias Biológicas, enólogo, director de Laboratorios Excell Ibérica y profesor de cata de la Universidad de La Rioja. Un experto que suma a sus conocimientos científicos una gran capacidad didáctica, como demostró en la conferencia ‘Aromas y paisajes del vino’ impartida en la Cofradía del Vino de Rioja el pasado 17 de octubre. Expuso de forma precisa los mecanismos fisiológicos que nos permiten a los humanos la percepción de los aromas y recorrió la terminología básica que sirve para definir las características aromáticas de los diferentes tipos de vinos. El entrenamiento y una buena memoria, además de superar el miedo escénico a expresarse, son claves para el catador, pero las aspiraciones de los aficionados no van tan lejos como las que plantean los futuros profesionales que asisten a sus clases en la Universidad. Por ello el profesor Palacios propone un juego tan divertido con asociar el aroma percibido en un vino a la evocación de las sensaciones placenteras que nos han dejado determinados paisajes, no solamente vitícolas, sino de todo tipo: el mar, los verdes prados, la montaña, el desierto… La cata se plantea así como un ejercicio fundamentalmente lúdico.