Sucesión e innovación, retos del Rioja más familiar
La Prensa del Rioja ha reunido a seis enamorados del mundo del vino, a través de los cuales podemos plasmar una de las diferentes fotografías que definen a esta Denominación, como es el carácter familiar de sus empresas. Seis apasionados del vino que demuestran día a día su entrega a lo que hacen y que representan a tres bodegas de distintos tamaños, trayectorias y perfiles: Felipe y Santiago Frías a Bodegas Riojanas S.A., Juan Pablo y María de Simón a Viñedos y Bodegas de la Marquesa-Valserrano, y César e Iván del Río a Bodegas César del Río. Padres e hijos sentados a la mesa del restaurante Delicatto, unos frente a otros, para mejor conocer opiniones de los tiempos que han sido y de los nuevos aires que traen los jóvenes a este tradicional y siempre renovado mundo del Rioja. No decepcionaron, ni los unos ni los otros, porque, al fin y al cabo, el vino tiene tanto de sentimiento como de negocio y hay que cuidar de los dos.
Textos: Antonio Egido, Mirian Terroba y Javier Pascual
Fotografías: Fernando Caballero (Repro Imagen)
El director de La Prensa del Rioja, Javier Pascual, agradeció su participación en el debate a estos seis representantes del mundo del vino de Rioja, que reúnen una misma condición: la sucesión de padres a hijos al frente de la gestión de las bodegas de las que son propietarios. Es decir, responden a un modelo ampliamente mayoritario en el sector, que incluye desde las pequeñas bodegas de cosechero a sociedades de todas las dimensiones, incluso cotizadas en Bolsa, desde bodegas de reciente creación a esas bodegas históricas que generalmente se asocian a lo que denominamos ‘las grandes familias del mundo del vino’. Con unos y otros iniciamos un encuentro también gastronómico, maridado con sus propios vinos.
Juan Pablo de Simón sigue el hilo de este planteamiento inicial sobre la estructura empresarial del sector vitivinícola, que le parece muy interesante para abrir el debate sobre la cuestión sucesoria y su influencia en la propia evolución de Rioja. “El negocio del vino, no solo en Rioja, es un tipo de negocio muy familiar porque va unido a la tierra, la propiedad familiar, el desarrollo de una marca, es decir, a mucho más que una cuenta de resultados. En todos los modelos históricos, incluido el francés, seguramente hasta la llegada de los chinos, se han impuesto las empresas familiares, lo que no está reñido con la existencia de grandes grupos empresariales”. A lo que apostilla Felipe Frías que “incluso entre esos grandes grupos hay tradición familiar y, aunque no sean propietarios de la firma, el director suele marcar el estilo empresarial que podemos definir de tipo familiar”.
“Nosotros queremos nuestras viñas, nuestro terreno, nuestro territorio y además todos creemos que son las mejores”, asegura Juan Pablo de Simón. “Buscamos el desarrollo de nuestro nombre, que es nuestra marca. En bodegas relativamente grandes, por ejemplo de Haro, veo que también siguen siendo familiares y crecen, pero muy pegadas a su historia, a la propiedad de viñedo y a las marcas, que son prácticamente las mismas de hace 100 años. Es un sector que se presta mucho a ser empresa familiar”. César del Río ratifica esa misma visión. “Hemos tenido viñas, hemos vivido del campo y poco a poco hemos crecido para sacar nuestro producto con marca propia, que es además mi nombre, César del Río. Sabemos que hay muchas empresas que están invirtiendo fuerte en Rioja, lo que es un valor añadido, pero nosotros defendemos nuestra bodega y nuestra marca. Creo que en esta Denominación cabemos todos pero, aunque estemos todos en el mismo barco, las diferencias entre unos y otros son muy grandes”.
Juan Pablo de Simón remata indicando que “en este componente familiar y emocional que va con el vino, tú no solo buscas sacar beneficios, sino la satisfacción de hacer un producto”. “Sin olvidar la calidad –indica César del Río– y estando muy convencido de que hay que ser competitivo y hay que superar día a día el producto que estás haciendo. En mi caso está mi hijo, que le gusta y lo vive, sin duda un aliciente muy importante”. Felipe Frías advierte que “todo eso está muy bien y lo ratifico, pero de emociones no se vive, el vino que hacemos hay que venderlo”.
¿Protocolos familiares?
Planteamos el tema de la sucesión y del más o menos fácil encaje de la siguiente generación en el organigrama de la empresa. Los ‘protocolos familiares’ son un recurso que, dejando a un lado los sentimientos familiares, diseñan la continuidad de la empresa con criterios estrictamente profesionales. Para Santiago Frías el tema del relevo es complicado. “Hay que ponerse en el lugar de la persona que ha estado trabajando 40 ó 50 años en una empresa, en su bodega, y se encuentra de pronto con que el ‘niñato’ al que has estado cambiando los pañales te desplaza. Aunque sea algo natural por el paso del tiempo, el relevo no es nada fácil. En muchas ocasiones no sabes cómo ajustarlo, pues aunque haya muy buenas intenciones, en el día a día siempre se producen roces. Por ello, cuanto más claras y estudiadas estén las cosas desde el principio, mucho mejor va a resultar un cambio que siempre es complicado”.
María de Simón, que trabaja junto a otros dos hermanos en la bodega, dice haberle mencionado el tema del protocolo familiar a su “jefe”, pero reconoce que hablando las cosas y sentando bien las bases, no son estrictamente necesarios. “Trabajar con la familia es muy bonito, aprendes mucho de todos, pero es muy duro. Eso sí, nuestra bodega llega a ser ya más nuestra casa que nuestra propia vivienda. No te puedes tomar las cosas como si estuvieras en otra empresa, porque eso afecta al final a tu vida familiar”. La experiencia del joven Iván del Río arranca desde su más tierna infancia, ayudando a su padre en las viñas y en la bodega, lo que le ha permitido ir comprendiendo su forma de trabajar. “Cada uno tenemos una forma diferente de hacer las cosas, pero hablando no debe haber ningún problema. Hay que saber escuchar, comprender y aprender lo mejor de la generación anterior”. También María rompe una lanza en favor de su progenitor al reconocer que “cuando entramos en bodega pensábamos que sabíamos hacer las cosas de otro modo, mucho más rápidas y mejor, pero luego te vas dando cuenta de que la generación anterior tiene mucha más razón que nosotros”.
En una sociedad anónima como Bodegas Riojanas, en cuyo Consejo de Administración no solo está sentada la familia Frías Artacho, sino también consejeros independientes, la gestión del relevo es sin duda más compleja, aunque Santiago Frías asegure que en su caso fue “bastante fácil, porque dentro de la trayectoria de la familia era la decisión menos difícil. Yo estaba trabajando en una entidad financiera en Madrid cuando me llamó mi tío Marcelo para plantearme la incorporación a la Bodega como director Financiero en el año 2001. Cuando me designaron director general en 2009, previamente se había generado un consenso dentro de la familia y del Consejo de Administración. Dicho esto, e independientemente de que hubiera un acuerdo de punto de salida, no quita que luego viniera lo complicado. Aunque también debo indicar en lo positivo que, en una empresa familiar, el ejecutivo saliente no se marcha y desaparece, sino que puedo seguir contando con mi padre y con más gente para opinar”.
Llega el relevo generacional
¿Cómo se vive el momento justo del cambio, cuando unos, los mayores, dejan el poder de decidir y los jóvenes tienen que empezar a tomar decisiones? Felipe Frías recuerda que “al principio estaba muy contento, pues había momentos en que me preguntaba ¿qué hago yo aquí?, he dejado la herencia y las cosas bien hechas, es tiempo de dejarlo… Pero aunque yo estaba convencido, muchos de mi entorno creían que yo seguía mandando, como mis amigos de Cenicero, que me buscaban para que yo intentara colocar a sus hijos o nietos”. El caso de Juan Pablo de Simón es diferente “porque a mí todavía no me han echado, pero la verdad es que cada vez manejo menos temas. Mis tres hijos, Pablo, Jaime y María, toman ya muchas decisiones, salvo las financieras. Es cierto que la última decisión todavía sigue siendo mía, pero yo quiero que cada vez sean menos. Sí que deseo que cuando haya delegado todo, me dejen ir a la bodega a tomar un vino con mis amigos”. La situación de César del Río es parecida, “aunque yo soy un poco más joven. Mi hijo ha estudiado y tiene conocimientos de Enología. Es muy importante reconocer que él sabe mucho más que tú en algunas cosas, que va haciendo unos nuevos vinos de calidad y que tienes que ir dejándole paso. Nosotros tomamos las decisiones entre los dos, pero él es el que, poco a poco, se va haciendo cargo de todo”.
Iván del Río defiende la idea de una transición consensuada. “Manejamos algo que ha creado él y que le ha costado mucho levantar, por lo que las decisiones las debemos tomar entre los dos. Siempre debe haber dialogo, un intercambio de opiniones, aunque sé que cada día que pasa tengo que ir haciéndome más responsable de la bodega. Nuestro tamaño de empresa me obliga a estar en el campo, pasar luego a bodega, llevar las fichas, vender… al final estás en todo”. María de Simón se define como “la recién llegada” y confirma que su padre ha delegado mucho en los últimos años. “Yo creo que una de las cosas buenas de nuestra bodega es que cada uno de los tres hermanos estamos en un área diferente, aunque procuramos tomar las decisiones juntos o, si el tema no lo requiere, al menos entre dos. Si al final necesitamos una tercera o cuarta opinión, acudimos al ‘financiero’, o sea, mi padre”. A Santiago Frías le resultó más problemática la toma de decisiones en el día a día de la propia bodega, que en el Consejo de Administración. “Cuando vine de Madrid, me instalé en la casa de mis padres. No obstante, los temas de la bodega no llegaban a casa. Nos quedábamos hablando en el coche y cuando se abrían las puertas del vehículo, se acababa la discusión. Y eso sí, a las 8 de la mañana del día siguiente volvíamos al coche y seguíamos la conversación del día anterior justo en el punto en que la habíamos dejado. Al principio fue complicadillo por la parte de las relaciones personales, pero todo se fue encarrilando”.
Felipe Frías se retrotrae a su tiempo y recuerda las dificultades que tuvo al asumir la dirección de la bodega. “A mí también me trajeron de otra empresa, pero tenía por encima de mí a gente más antigua y de tanto prestigio e influencia en el sector como mi tío Marcelo. Así que no sabía muy bien si era director o no lo era, pues todo se decidía en familia. Era una bodega en la que las decisiones las tomaban mis padres, mis tíos, yo mismo e incluso, en aquel tiempo, el propio Emilio Botín, que tenía una participación muy importante en la sociedad”. También Juan Pablo de Simón tuvo que dejar Madrid y el mundo de la banca para tomar las riendas de la bodega tras la muerte de su padre. “Recuerdo perfectamente que mi madre me dijo que yo había recibido esa herencia y mi deber era conservarla, cuidarla, mejorarla y luego trasmitirla. Todo eso está cumplido, pero cuando yo me muera que hagan lo que quieran”.
Los protagonistas
César e Iván del Río – Bodegas César del Río.– César del Río Estebas (Cordovín, 1962) pertenece a una familia de tradición vitícola. En 1988 decidió elaborar y comercializar sus vinos, para lo que utilizó su propia bodega, con calado, heredada de sus padres que reformó en 1989, así como en varias bodegas que tuvo que alquilar. En 1996 construyó una nueva bodega también en Cordovín, para poder seguir elaborando los vinos con los que ya se ha labrado buena fama: unos claretes de viura y garnacha elaborados tal y como había aprendido en el seno de su familia. En la nueva bodega fue ampliando su gama de vinos elaborando blancos y tintos. En 1991, junto a 14 asociados más, fundó Provir, en la actualidad, Bodegas Familiares de Rioja, asociación que cuenta con 40 miembros y que ha sido protagonista en las dos últimas décadas de Rioja.
Valores como la dedicación, el tesón, la pasión y el amor por el vino y su tierra han conseguido que la bodega vaya creciendo, tanto que cuenta desde 2014 con una nueva bodega en Alesanco, con 1.200 m2 construidos y un terreno de 3.000 m2, donde además atiende la demanda enoturística.
Iván del Río Azofra (Logroño, 1984), estudió técnico de elaboración en el Instituto Duques de Nájera y recientemente ha realizado un máster en Enología viticultura y marketing del vino además de diferentes cursos de catas. Nació en el ambiente del vino y desde hace 12 años Iván comenzó a trabajar en la bodega, ocupándose en la actualidad de la elaboración y comercialización de sus vinos. Se ha ocupado de desarrollar una gama de vinos bajo la marca Yursun en la que plasma el trabajo bien hecho, el respeto a la tierra y las variedades autóctonas para que el consumidor final tenga perfecta idea de lo que es el valle del alto Najerilla, en donde no faltan los matices de sus variedades: viura y malvasía en el caso de Yursun blanco; garnacha en Yursun Rose y tempranillo para Yursun selección crianza.
Entre sus proyectos de futuro están una nueva línea de vinos de finca e ir creciendo en el terreno del enoturismo. Alesanco se encuentra en la ruta de los monasterios y la bodega está a escasos 3 km de la abadía cisterciense de Cañas y a 12 de los monasterios de Yuso y Suso de San Millán de la Cogolla.
Juan Pablo y María de Simón – Viñedos y Bodegas de la Marquesa.- En Villabuena de Álava se encuentra Viñedos y Bodegas de la Marquesa (Valserrano), con referencias históricas de elaboración documentadas en el siglo XVII y que en siglo XIX incorporó las técnicas de elaboración bordelesas que el enólogo Jean Pineau enseñó en la comarca y que poco a poco situaron a Rioja en el mapa de la elaboración de vinos de calidad.
Actualmente rige la bodega Juan Pablo de Simón (Madrid, 1948), cuarta generación familiar, junto a sus hijos Pablo –exportación y clientes nacionales–, Jaime –producción y enología– y María –administración, enoturismo, marketing…– la quinta generación de La Marquesa, que sigue apostando por los vinos de calidad y que trabajan para que alguno de sus vinos se sitúen en la nueva categoría de Viñedos Singulares de Rioja.
Juan Pablo de Simón recuerda que en los años 70 del siglo pasado, la Bodega tuvo un proceso de reforma y modernización con la plantación de viñedos en diferentes fincas. Su padre murió repentinamente en agosto de 1978 sin poder ver los frutos de aquel proceso, y él tuvo que dejar en Madrid su trabajo en asuntos financieros, para hacerse cargo de la bodega. Visto con perspectiva histórica, Juan Pablo nunca se ha arrepentido de dejarlo todo para ocuparse de la hacienda familiar. “Empresa familiar, trabajo bien hecho y mantenimiento de nuestro carácter y tipicidad”, son los principios que definen a esta Bodega de la que, como ocurre con “los viejos roqueros”, no espera jubilarse nunca del todo.
María (Madrid, 1981) estudió el bachiller en USA y se licenció en la Universidad de Navarra, aunque decidió hacer un posgrado para especializarse. Estudió Recursos Humanos en Madrid e hizo un máster y lo compatibilizó con prácticas en el departamento de Recursos Humanos de un despacho de abogados, trabajando cerca de 6 años en dos empresas de consultoría multinacional. Tras 15 años fuera de casa entre estudios y trabajo, volvió a La Rioja en la Navidad de 2009 y empezó a trabajar para la Bodega. Casi ocho años después sostiene que “no me veo en ningún otro sitio, sigo aprendiendo y disfrutando de cada día como si fuera el primero”. En la actualidad lleva el área de administración, marketing online y offline, redes sociales, enoturismo y lo que “me manden”.
Felipe y Santiago Frías – Bodegas Riojanas S.A.- Bodegas Riojanas S.A. fue creada en el siglo XIX por dos familias de gran raigambre vitivinícola y se ha convertido en una de las más prestigiosas empresas vinícolas españolas, ejemplo de tradición y modernidad. La familia Frías Artacho ha sabido transmitir de una a otra generación su gran pasión por el cultivo del viñedo y la crianza de los vinos, así como el compromiso con la calidad y personalidad inconfundible de unas marcas tan emblemáticas como Monte Real y Viña Albina.
El Grupo Bodegas Riojanas, a partir de su centenaria bodega de Rioja, ha seguido una estrategia de diversificación que le ha llevado a incorporar una oferta de vinos de alta calidad de las más prestigiosas Denominaciones de Origen españolas (Toro, Rueda, Ribera del Duero, Rías Baixas y Cava), así como a intensificar su expansión en los mercados internacionales y continuar siendo un ejemplo de dinamismo e innovación para el sector vitivinícola español.
Por ello hablar de los Frías en Cenicero, es referirse a una marca de prestigio y calidad dentro del mundo del vino. Felipe Frías Echevarría (Cenicero, 1943) ha dedicado cuarenta años de su vida a Bodegas Riojanas, tras realizar sus estudios en la Escuela de Altos Estudios Mercantiles en Bilbao, siendo uno de los miembros de una familia protagonista del desarrollo de la D. O. Rioja a lo largo de sus diferentes etapas históricas. Tras pasar por diferentes puestos de responsabilidad, accedió a la dirección general en 2002, manteniendo en la actualidad sus cargos de vicepresidente de Bodegas Riojanas, S.A. –desde 1998– y consejero de Bodegas Torreduero, S.A., que lo es desde el 2000.
Santiago Frías Monje (Logroño, 1976) es licenciado en Derecho y en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad San Pablo CEU de Madrid, habiendo realizado el máster en Dirección Comercial y Marketing en ESIC de Madrid. Con tan solo 25 años asume el cargo de director financiero de Bodegas Riojanas, para posteriormente acceder a la dirección general adjunta, combinando sus responsabilidades en el área financiera con la dirección de los departamentos de Marketing y Relaciones Institucionales. En el año 2009 asume el cargo de director general de Bodegas Riojanas S.A.
En su figura confluyen la tradición heredada y el espíritu innovador, impulsando la innovación con la creación de uno de los primeros departamentos propios de I+D+i en bodega, diversificando el negocio para estar en las principales Denominaciones y convertirse en un proveedor global de vinos de calidad e intensificar su presencia en los principales mercados, siendo además una de las pocas bodegas que está sometida a la ley del mercado bursátil.
Relevo generacional II Delicatto. El taller de los sueños
Ver reportaje completo en elº 222 de La Prensa del Rioja