El mundo del vino a sorbos
Septiembre es el mes de la vendimia. Aunque algunos años hay que adelantar la recogida del fruto –como está ocurriendo este año– lo cierto es que en el noveno mes de cada año es cuando los campos se llenan de gente y máquinas para poder llevar a las bodegas el fruto en su mejor punto de maduración.
Texto: Antonio Egido
Pero además agosto, septiembre y octubre se han convertido, en el calendario festivo del mundo agrícola, en los meses de las fiestas que se organizan en torno a la recogida de las uvas o para escenificar las “gracias” por la cosecha recogida.
En Internet no son pocas las referencias que nos hablen de las fiestas de las vendimias y en ‘icalendario.net’ leemos que “la vendimia es una fiesta pagana que hunde sus orígenes en el culto griego a Dionisos, divinidad de la fecundidad, la vegetación y la producción vinícola.
La mitología cuenta que el primer hombre que cultivó la vid fue Icario, un rey griego al que instruyó en sus artes el mismo dios, llamado Baco por los romanos.
En tiempos de Homero, los viticultores griegos de renombre, agasajaban cada año a los pueblos cercanos en las fiestas de la vendimia; esto les daba poder y prestigio en la región.
Posiblemente con técnicas importadas de Egipto, los griegos difundieron la vitivinicultura por todo el Mediterráneo europeo, llevando con ello a sus colonias de la Península itálica, Francia e Hispania, sus tradiciones, entre ellas la celebración de la vendimia.
Además, a través del teatro los griegos y romanos extendieron su pasión y cultura vinícola por todo el mar mediterráneo.
Celebración
En tiempo de vendimia, España es una fiesta.
Desde mediados de agosto hasta bien entrado octubre, casi todas las regiones de España se vuelcan en la vendimia; agricultura, economía y folklore se dan la mano en las celebraciones que la acompañan.
Llega el momento de la recolecta. Pocas cosas hay más hermosas que contemplar campos y campos de viñas con frutos madurados lentamente al calor del sol. Pocos ritos hay tan gratificantes como como el de pisar la uva. Es tiempo de fiesta, es tiempo de celebrar y agradecer lo que la tierra nos ofrece tras arduos meses de trabajo, de celo, de mimo para poder degustar estos exquisitos caldos. España es un país de vinos, y el mundo del vino es un mundo mágico.
Aquí desvelamos las citas ineludibles para descubrir y disfrutar de la cultura del vino español en este calendario de otoño:
.- Montilla-Moriles (Córdoba), primeros de septiembre,
.- Jerez (Cádiz), alrededor del 10 de septiembre,
.- La Rioja Alavesa, itinerante, a mediados de septiembre,
.- Cariñena (Aragón), a mediados de septiembre.
.- Cigales (Valladolid), a mediados de septiembre.
.- Logroño o “de San Mateo” (La Rioja), 20 de septiembre.
.- Ribera del Duero, itinerante, a final de septiembre.
.- Toro (Zamora), a mediados de octubre”.
Listado que completan con las celebradas en el mes de agosto.
Y en ‘nationalgeographic.com.es’ inciden en hacer una mirada festiva a un duro trabajo como es el de la recogida de las uvas: “Todas las zonas vinícolas españolas están celebrando sus fiestas de la vendimia o lo van a hacer en breve. Es el momento de conocer los secretos de un buen vino.
El fin del verano se anuncia con el color rojizo de los viñedos que también indican que se acerca la esperada vendimia. El inicio de la recolección de la uva se convierte cada año en una gran fiesta en todas las zonas vinícolas de España en las que además de recrear las antiguas labores del campo, se aprovecha la ocasión para degustar los grandes vinos de las distintas denominaciones de origen españolas acompañados de las delicias gastronómicas de cada uno de ellas. España tiene un buen número de zonas vitivinícolas que gozan de gran reputación y que elaboran un abanico de productos tan amplio que resulta muy difícil de enumerar. Pero pese a las diferencias y a los muy distintos matices de cada una de ellas, las respectivas fiestas de la vendimia tienen muchas cosas en común, desde la tradicional pisada de la uva y la degustación del primer mosto hasta las catas de vinos y los encuentros gastronómicos.
Rutas para conocer el patrimonio vinícola
Las Fiestas de la Vendimia Riojana o de Otoño son unas de las más famosas. En esta zona en la que el vino es casi una religión, se organizan rutas y catas a lo largo del todo el año pero es en estos meses del año cuando muchísimas poblaciones y bodegas celebran este momento crucial en el proceso de elaboración del vino.
El enoturismo es también uno de los principales reclamos para visitar Navarra y la Rioja Alavesa. Ambas zonas albergan importantes bodegas y grandes extensiones de viñedos. Olite, en Navarra, celebra a finales de agosto una gran fiesta para dar a conocer los caldos de esta Denominación de Origen.
Por su parte la comarca vinícola de la Rioja Alavesa elige cada año una de sus poblaciones para que sea la sede de una de las fiestas de la vendimia más importantes y celebradas y pone en marcha un enobús para recorrer toda la zona y visitar sus principales bodegas.
Flamenco y vino
Otras zonas de España con buenos y reputados vinos son Andalucía con Jerez y Montilla a la cabeza que se suman a la celebración de la vendimia con espectáculos de flamenco y con interesantes rutas de enoturismo por sus comarcas. También Murcia con su vino de Jumilla y Tenerife, donde tiene lugar una espectacular vendimia nocturna, son buenos destinos para celebrar este excepcional momento de la elaboración del vino. Galicia, donde la vid se cultiva desde hace más de dos mil años, tiene en la Ribera Sacra y en las Rías Baixas, dos de sus santuarios vinícolas. Ésta última se puede recorrer a bordo de un enobús que tiene parada en los principales centros productores de vino donde, por supuesto, la vendimia se celebra por todo lo alto.
Otros lugares de interés y con abundantes propuestas son las D. O. de Somontano en Huesca, la de Rueda en Valladolid, la de Ribera del Duero con talleres de catas, visitas a las bodegas, menús maridados con sus excelentes vinos y un montón de atractivas sorpresas”.
Y es que no todo es, ni debe ser, duro trabajo. Hay que dejar algunas horas para el disfrute.