El mundo del vino a sorbos
El mundo del vino es pasado, por la cultura que atesora; presente, para mejor comercializar el vino que está en la bodega y además, futuro, para poder adivinar aquellos peligros que pueden ir llegando y sortearlos para una mejor evolución de trayectorias que, en muchos casos, son la herencia de unos antepasados que se pierden en el tiempo.
Texto: Antonio Egido
Pero si recurrimos a Internet para solicitarle ideas para “el futuro del vino” lo primero que nos encontramos en ´elmundo.es/economia´ es un artículo titulado “El vino del futuro estará hecho con uvas y mucho Internet de las Cosas” que tiene el siguiente desarrollo: “En el mundo del vino existen amplias estirpes familiares que llevan esta preciada bebida en la sangre. Un buen ejemplo de ello es la familia Haart, cuyos miembros llevan dedicándose a la producción de este tipo de caldos desde 1337.En 1971, Karl-Theo Haart fundó oficialmente las bodegas Weingut Reinhold Haart (situadas en Piesport, un pueblo en el centro de la región germana de Mosel, muy aclamada por sus vinos blancos). Actualmente, esta empresa controla unas ocho hectáreas de viñedos, produciendo varias miles de botellas al año, todos ellos de forma 100% natural (sin usar fertilizantes, insecticidas ni complementos químicos).
Tradición e innovación se unen en estas tierras, ya que las bodegas Haart han instalado tres grandes dispositivos en distintos puntos estratégicos de sus viñedos. Estos, a su vez, incorporan cinco sensores distintos: medidores de humedad en el aire, de temperatura ambiental, de radiación solar, de temperatura en el suelo y de humedad del terreno.
Este aparato, oculto a primera vista entre todas las hojas de la explotación agraria, tiene un coste aproximado de más de 5.000 dólares, incluyendo la licencia anual del servicio en la nube. Y es que, todos los datos recopilados por estos tres sensores se recogen de forma local, para posteriormente trasmitirse -cuatro veces al día- a un controlador desplegado en la bodega, donde se suben los parámetros a la nube. El envío de la información se realiza a través de tecnología LoRa.
Johannes Haart, propietario de esta bodega familiar junto a su padre, explica a INNOVADORES que “toda esta información la visualizamos luego en una plataforma cloud muy sencilla de utilizar, en la que visualizamos con gráficos la evolución de la temperatura o la humedad a lo largo del tiempo, comparándola además entre las distintas zonas del viñedo”.
El objetivo es muy sencillo: anticiparse a los problemas que se suceden durante el cultivo de la vid -como falta de humedad, exceso de sol, clima propicio para enfermedades, etc.-. “El Internet de las Cosas nos permite mejorar notablemente nuestro control de calidad, pero también el de calidad, ya que podremos producir más al no sufrir tantas plagas o daños ambientales en nuestros viñedos”
Nos detenemos también un artículo de ´lomejordelvinoderioja.com´ que se refiere al aspecto externo del vino sin olvidar la calidad de su interior. Nos lo presentan con la pregunta “¿Cómo deberían ser los envases de vino del futuro?, a la que responden indicando que: “las bodegas buscan los envases de vino de la era 4.0, más ligeros, ecológicos y hasta antifraude; formatos «inteligentes» que interactuarán con smartphones y tabletas, y recomendarán el momento óptimo de consumo, informarán de las condiciones del transporte y mostrarán videocatas y maridajes.
La creatividad será cada día más importante y, en este contexto, el Ministerio de Economía y Competitividad ha creado un Grupo de Trabajo de Innovación y Diseño, en el que se incluye el vitivinícola, según la Plataforma Tecnológica del Vino.
Muestra de ello es el creciente número de profesionales y artistas que colaboran con la industria para «vestir» al mejor vino.
En el campo de los envases inteligentes, se investiga en dos vías: los sistemas que aseguran la trazabilidad y autenticidad del producto -gracias a códigos Qr y dispositivos móviles-, especialmente pensados para la exportación; y etiquetas termocromáticas que cambian de color ante determinados parámetros de temperatura o humedad para garantizar la idoneidad del vino.
Los investigadores buscan tapones que cambien de color para mostrar que el líquido esté en perfectas condiciones de venta o que absorban el oxígeno residual en el espacio de cabeza de la botella.
Asimismo, habrá envases «activos» que liberarán sustancias que alarguen la vida útil del vino y aromas agradables en el descorche, destaca la responsable de I+D del Instituto Tecnológico del Embalaje, Transporte y Logística (Itene), Susana Aucejo.
También se ensayan nuevos materiales de los envases, como «biopolímeros» o «PLA» -ya utilizado para bandejas de sandwich o frutas-, elaborados a partir de residuos agrícolas y alimentarios, como el maíz, arroz, pan o la industria vegetal, señala Aucejo.
Matarromera trabaja, en este contexto, en un proyecto europeo orientado a crear un material elaborado con subproductos de la uva -reciclable, más ligero y sostenible- y en un recubrimiento interior que mejora la permeabilidad de distintos gases -lo que permitirá que se conserve mejor el vino-, aunque probablemente hasta el año próximo no comercializarán ninguna referencia con este formato.
El director del OEMV, Rafael Del Rey, apunta que el mundo del vino es muy conservador, aunque ahora se detectan ciertos cambios, más en producto que en envase, como muestra el lanzamiento creciente de «frizzantes», espumosos, bajos en alcohol y bebidas de vino…”.
Aquí nos quedamos pero animamos al lector a que entre en el mundo de Internet y pregunte sobre el vino. Siempre nos encontraremos con algo atractivo –no todo– mientras degustamos una copa de vino.