Ana Rubio, enóloga de Cooperativa Marqués de Reinosa
Texto: Natalia Olarte / Redacción
Nació en 1977 en Logroño y con espíritu inconformista e innovador, Ana llegó al mundo del vino rompiendo el lenguaje y de una forma clara y concisa ha conseguido poner los vinos de Autol en el mapa con sus nuevas creaciones.
Se licenció Química y en Enología en la Universidad de La Rioja y desde 2001 desarrolla su trabajo como enóloga, lo que le ha servido para posicionarse en un mundo tan masculino como es el de las cooperativas.
-Las cooperativas durante mucho tiempo se han relacionado con la venta de vino a otras bodegas, aunque muchas apuestan por marcas propias. ¿Cuesta hacerse un hueco en un mundo tan tradicional y sobre todo bastante marquista?
En nuestra bodega recogemos cada año cerca de 7 millones de kilos de uva de nuestros socios. Con una cantidad de uva tan importante, para nosotros es clave la separación por calidades y de este modo elaborar cada tipo de uva de la mejor manera posible para conseguir extraer su máximo potencial.
De momento seguimos combinando la venta de vinos a granel a otras bodegas de Rioja, con la venta de vinos embotellados bajo nuestras marcas. Aunque cuando no te respalda una marca conocida, porque no hay una fuerte inversión en publicidad, marketing…, cuesta hacerse un hueco en el mercado.
En nuestro caso está funcionando bien que personas con cierta relevancia en el sector, como periodistas y prescriptores, caten nuestros vinos y que les gusten, por supuesto, para conseguir una buena puntuación. De hecho, Tim Atkin (MW) nos acaba de mencionar en su ‘Rioja 2024 Special Report’ como Cooperativa del año en Rioja. Así que. todo esto, junto con las redes sociales y el boca a boca, va haciendo que nuestros vinos poco a poco se vayan conociendo.
-Teniendo en cuenta que en una cooperativa hay que aunar fuerzas y todos los miembros han de ir de la mano ¿Cómo hacéis para que un agricultor/a consiga vender los máximos kilos de uva, pero sin perder un ápice de calidad?
Nuestros socios viticultores tienen algo más de 1.100 ha de viñedo, mayoritariamente ubicadas en el término municipal de Autol, pero también en Quel y Calahorra. Contamos con zonas muy diversas, aunque una parte importante de nuestro viñedo se encuentra ubicado en zonas altas y frescas, en las que, a pesar del cambio climático, la planta vegeta muy bien. Además, en estas zonas altas es donde tradicionalmente se ha venido cultivando viña, con lo que también encontramos los viñedos más viejos, lo que hace que tengamos una uva muy equilibrada en cuanto a cantidad y calidad.
En los últimos años en nuestra bodega estamos llevando a cabo un trabajo importante en cuanto a selección de viñedo, y estamos empezando a elaborar vinos de las parcelas que nos parecen especiales. Creemos que es importante tener contralado todo el viñedo de calidad que nos permite elaborar vinos diferentes en los que podamos encontrar la esencia de nuestra zona.
-Aunque sabemos que una madre quiere a todos sus hijos por igual, siempre hay alguno por el que tiene más debilidad. ¿Cuál de tus vinos te tiene el corazón robado? ¿Por qué?
Como bien dices, es difícil elegir porque me gustan todos, y en todos ellos hay trabajo, esfuerzo y dedicación. Pero voy a hablar de dos de ellos me gustan especialmente. Se trata de dos vinos que pertenecen a la Colección Privada Marqués de Reinosa: nuestra Selección Garnacha y Selección Maturana.
La Garnacha es la variedad por excelencia en nuestra zona. Nuestros viñedos más viejos son de esta variedad, está perfectamente adaptada al terruño y aguanta muy bien los veranos secos y calurosos, por desgracia, cada vez más frecuentes.
La Selección Maturana también me encanta. Tenemos sólo unas 2 Hectáreas de esta variedad repartidas en dos parcelas, y una de ellas, la vendimiamos en cajas para elaborar este vino. La maturana tinta tiene un perfil muy diferente a las variedades más conocidas de Rioja y creo que aporta una diversidad y originalidad a los vinos de nuestra Denominación de Origen que la hacen muy interesante.
–Tanto por tu trabajo como por tu dedicación, llevas el vino en la sangre. ¿Podrías decirnos cuál es tu primer recuerdo con el vino? Pues el primer recuerdo del vino es difícil de encontrar. Mis padres no han tenido viñedo ni bodega, pero sí han sido y son consumidores de vino. Sobre todo, mi padre que no sabe comer sin su copita de vino… así que desde que tengo uso de razón el vino ha estado presente en la mesa. Además, una merienda típica de niña era el pan con vino y azúcar, algo que ahora mismo parece poco ortodoxo.
Dos hermanos de mi padre sí que tenían y tienen viñedo en Rioja Alta. Cuando era pequeña solíamos juntarnos la familia los fines de semana mientras duraba la vendimia para echarles una mano en la recolección. Aunque los niños más que ayudar pasábamos el día en el campo jugando… Guardo muy buenos recuerdos de aquellos días.
Así que puedo decir que la uva y el vino desde siempre han estado muy presentes en mi vida.