Comparten calidad, imagen, diseño e innovación en su oferta turística con el fin de mejorar el posicionamiento de Logroño como destino enoturístico
Pocos destinos en el mundo pueden medirse con la oferta enoturística de Logroño y sus bodegas, con su lúdica mezcla de gastronomía, arquitectura y cultura del vino. Bodegas Arizcuren, Bodegas Campo Viejo, Bodegas Franco-Españolas, Bodegas Viña Ijalba, Bodegas Marqués de Murrieta, Bodegas Marqués de Vargas, Bodegas Olarra y Bodegas Ontañón permiten disfrutar del mundo del vino de Rioja sin abandonar la capital. La calidad de sus vinos y su ubicación es el único nexo en común -algunas tienen más de cien años de historia mientras otras aún no han cumplido un lustro-, porque cada una de ellas ofrece una escapada diferente: de hecho, lo recomendable es visitarlas todas.
Las 8 bodegas de la capital forman la Asociación Bodegas de Logroño que surgió para impulsar, desarrollar y posicionar a Logroño como destino enoturístico internacional, sostenible y de calidad, así como promocionar la cultura del vino. Su objetivo es convertirse en la asociación de bodegas líder a nivel internacional en creación de productos turísticos y acciones de promoción que garanticen el desarrollo y posicionamiento internacional enoturístico de un destino, en concreto Logroño.
Estas bodegas comparten el compromiso de velar por cumplir y exigir el cumplimiento de los más elevados estándares en términos de calidad de sus vinos, imagen, diseño e innovación, así como en sus procesos productivos y en la prestación de los servicios turísticos con el fin de mejorar el posicionamiento internacional de los vinos de las bodegas de Logroño y de Logroño como destino enoturístico. Las bodegas se comprometen a velar por una comercialización de sus servicios enoturísticos, que garanticen un turismo de calidad y sostenible del destino.
Con una oferta sostenible en la que se prioriza la diferenciación, la calidad y la búsqueda de la excelencia. A principios de otoño las Bodegas de Logroño celebraban la recuperación del enoturismo superando las 75.000 visitas en 2022, cifra que durante los meses de octubre y noviembre, temporada alta para el enoturismo riojano, se habrá visto notablemente incrementada. Para Borja Eguizábal, presidente de Bodegas de Logroño destaca que “Logroño cuenta con bodegas centenarias y bodegas que aún no han cumplido un lustro; bodegas de garaje y bodegas château y todas ellas, son únicas. Es el motivo por el que trabajamos juntas desde hace casi dos años, para reforzar y difundir la pluralidad y riqueza de nuestra enópolis y de nuestra tierra”.
Es una oferta heterogénea que satisface tanto al enoturista más avezado como al que quiere descubrir este mundo por primera vez. Desde una bodega garaje con nombre propio, el de Javier Arizcuren, en la que se unen la visión del arquitecto y la del viticultor en un espacio urbano reinventado, hasta la espectacular sala de barricas de Bodegas Campo Viejo, referente en el mundo con 70.000 barricas de roble descansando en un mismo espacio, pasando por la privilegiada situación de la Bodegas Franco-Españolas, embajadora de la marca Rioja con sus vinos centenarios y que se convierte en sede de una agenda cultural que marida arte, cultura, ocio y vino durante todo el año.
Hay también oportunidad para descubrir el origen de los vinos de Rioja con Marqués de Murrieta, a través de su museo bodega Castillo de Ygay del siglo XIX; y para conocer el concepto de château en Bodegas Marqués de Vargas, enclavada en el centro de su propio viñedo; aprender que la arquitectura moderna llegó a las bodegas en los 70, como demuestra el emblemático tejado que corona la sala de barricas de Bodegas Olarra formado por 111 cúpulas hexagonales, creadas para evitar cambios bruscos de temperatura en su interior; para profesar el culto al vino en Bodegas Ontañón, en la que los vinos maduran vigilados por dioses y héroes mitológicos; o para conocer los secretos de los viñedos de Rioja en el museo natural de variedades autóctonas de uva que mima Viña Ijalba en su pequeño viñedo, que contiene variedades actuales y recuperadas con las que se ha escrito la historia de la Denominación.
Arizcuren Urban Winery. Javier Arizcuren proviene de una familia de viticultores de Quel, en Rioja Oriental, y en su bodega urbana de Logroño ha aunado vocación y oficio, creando un espacio para la elaboración y crianza de sus vinos. Catar con Javier o visitar con él sus majuelos ancestrales, es una ocasión excepcional de vivir vinos únicos de la mano de su autor.
Bodegas Campo Viejo. Construida en 2001 es una instalación de producción única en su tipo en Rioja. Bodegas Campo Viejo está basada en los principios del desarrollo sostenible y crea un equilibrio perfecto entre enología, arquitectura y sostenibilidad.
Bodegas Franco Españolas. Situada a orillas del río Ebro, Bodegas Franco-Españolas es la única bodega centenaria en el casco urbano de Logroño, a tan sólo 4 minutos a pie del barrio histórico de la ciudad y de la famosa Calle del Laurel. Visitarla es descubrir cómo se compagina el respeto por la tradición con la innovación tecnológica, para conseguir los grandes vinos, Bordón y Diamante, que avalan una trayectoria desde 1890.
Bodegas Marqués de Murrieta. Primera bodega de Rioja, elaboran sus vinos en la búsqueda incansable de la perfección como reflejan los numerosos premios recibidos como el de Mejor Bodega del Mundo en 2015 o el de Mejor Vino del Mundo por Wine Spectator 2020 a su Castillo Ygay 2010. Ha recibido el Best Of Wine Tourism Internacional 2023.
Márqués de Vargas. Es hablar de un linaje familiar de cuatro generaciones dedicadas con pasión a la elaboración y comercialización de grandes vinos de Rioja. La historia se remonta al año 1840, cuando don Felipe de la Mata, VIII Marqués de Vargas, decide plantar las primeras viñas en la Hacienda Pradolagar.
Bodegas Olarra. Es un hito en la forma de entender la arquitectura en el sector vinícola, siendo pioneros en la concepción del espacio en la construcción de bodegas en Rioja como elemento diferenciador. El edificio, obra de Juan Antonio Ridruejo en 1973, constituye en sí mismo un tratado de arquitectura aplicada a su proceso de elaboración, al que se ajusta perfectamente.
Bodegas Ontañón. No es únicamente una bodega de elaboración y crianza de vinos, es un lugar especial donde, vigilado por dioses y héroes en forma de enormes esculturas, vidrieras y pinturas, el vino alcanza su máxima expresión. La familia Pérez Cuevas está conectada con el vino desde hace más de 80 años. Ya entonces, lo elaboraban en su bodega tipo ermita en el Barrio de Bodegas de Quel, siguiendo una tradición de más de 300 años. Con el paso del tiempo, sintieron la necesidad de compartir su Culto al Vino con el resto del mundo y por eso fundaron el primer Templo del Vino en Logroño.
Bodegas Viña Ijalba. Hablar de esta bodega es hablar de innovación, investigación, diferenciación y respeto del medio ambiente. Pionera en la elaboración de vinos ecológicos. Desde su origen ha contribuido a la recuperación de variedades minoritarias autóctonas de Rioja buscando una diferenciación basada en sus vinos singulares y modernos.
Publicado en el nº 241 de La Prensa del Rioja
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