El mundo del vino a sorbos
Esta misma semana se celebra en Logroño, un Simposio y un Congreso sobre heridas, al que están apuntadas 1.300 profesionales de la sanidad y además contará con 98 ponentes, en lo que se va a convertir sin duda en el encuentro de mayor número de congresistas en esta Comunidad en los últimos años. Aunque parezca que me he desviado de mi tema semana, me queda indicarles que la mayoría de los que estarán presentes en Logroño son enfermeras y por ello profesionales que, por lo menos, habrán escuchado que el vino ha sido durante diferentes momentos de la historia de la humanidad, una medicina que ha curado, o eso decían, muchas heridas.
Texto: Antonio Egido
Por lo que he acudido al buscador de Internet para solicitarle entradas con el reclamo “el vino tinto como medicina” que me ha aportado los siguientes resultados: en ‘vivancoculturadevino.es’ quien nos plantea la pregunta “¿Conocías estos beneficios del vino tinto para la salud?”, para inmediatamente responder: “A lo largo de la historia de la humanidad, el vino tinto ha sido usado como medicina en muchos momentos. Ya en los escritos de Hipócrates, médico de la antigua Grecia y defensor del alimento como medicina, expresaba “que tu alimento sea tu medicina, y que tu medicina sea tu alimento”. Encontramos menciones al vino y sus propiedades digestivas, tonificantes o como sustancia activadora del apetito.
En la Edad Media, el concepto del vino cambió y más que una medicina se le consideraba un ungüento mágico e incluso un antídoto para venenos. Se aromatizaba el vino con hierbas para crear esencias medicinales, como por ejemplo, el vino con tomillo, indicado para la anemia, la disentería y las enfermedades nerviosas.
Pero no fue hasta el siglo XIX cuando gracias a la ciencia se descubrió que el vino contenía agua y nutrientes, como proteínas, azúcares, minerales y vitaminas.
En el siglo XX el consumo de vino moderado fue recomendado por los médicos (una copa de vino al día), por el descubrimiento de su poder vasodilatador y su influencia en las enfermedades cardiovasculares…”. El reportaje sigue para hablar de los polifenoles, los flavonoides y el resveratol.
Seguimos en nuestras búsquedas y en ‘saber.es’ nos hablan del “vino como medicina” con esta mirada a la historia: “Aunque sea de una manera muy breve, no obstante vale la pena incidir en la acción salutífera del vino, en el vino como medicina a través de la Historia. Plinio, erudito y escritor latino del siglo I d.C., en su Historia Natural, ironizó, aunque muy acertadamente, diciendo que el vino es por sí solo un remedio, y (…) nutre de fuerzas la sangre del hombre, alegra el estómago, adormece las penas y las preocupaciones.
En líneas generales, se puede decir que esto es así, porque tornado en dosis moderadas se le reconocen propiedades benéficas. Diversos autores han encontrado en el vino efectos terapéuticos para el tratamiento de anemias, catarros, arteriosclerosis, cálculos biliares, diabetes, anorexias, diarreas, estreñimientos, cistitis, pielitis, artritis, artrosis, halitosis, bocio, etc. Hasta no hace muchos años era empleado como un fármaco muy eficaz y se sabe que los egipcios utilizaban el vino como antiséptico y los persas como germicida. Jenofonte, en sus Anábasis, relata que Ciro ordenaba a sus tropas que llevaran en sus provisiones vino para mezclarlo con el agua de las tierras extranjeras, ya que contenían gérmenes a los que no estaba habituado el organismo de sus hombres. Desde mucho tiempo antes se utilizaba eficazmente para combatir la presencia de gérmenes nocivos en alimentos crudos, caso de las ensaladas.
Incluso, durante el siglo pasado se recomendaba la mezcla de vino con agua para prevenir el cólera.
En la Biblia (San Lucas, 10.33-34) se le menciona por sus cualidades desinfectantes, citándolo en la parábola del buen samaritano (Un samaritano que iba de camino llego a él y, viéndole, se movió a compasión; acercase, le vendó las heridas, derramando en ellas aceite y vino), donde se utiliza el aceite para evitar el contacto de las heridas con el aire y el vino como desinfectante, gracias al efecto producido por el alcohol y los taninos que contiene.
También hay que recordar que hasta no hace mucho, tras la caída de los dientes de leche se ponía en contacto la encía recién evacuada con un toque de vino tinto, sin olvidar que durante siglos ha servido como anestesia en las operaciones debido a que en grandes dosis es hipnótico…”.
Finalmente, en ‘www.imujer.com’ y bajo el titular de “Propiedades medicinales del vino tinto”, nos citan y desarrollan los siguientes: “longevidad, mejora el sueño, beneficios cerebrales, cáncer de pulmón, la salud del corazón, colesterol, cáncer de próstata o cáncer de mama”, para concluir con un que “como puedes ver, beber un poco de vino tinto a diario puede resultar de mucha ayuda para tu salud, a la vez que un deleite para el paladar. Solo cuida de no excederte de las copas recomendadas por día”
Y es que el vino, bebido con moderación no trae al cuerpo más que beneficios.