El mundo del vino a sorbos
Texto: Antonio Egido
Leo en estos días, muy diferentes informaciones pero que todas ellas confluyen en un asunto al que no sé si hacemos suficiente caso -lo que podría suponer que no nos lo terminamos de creer- como es el del cambio climático y los medios que el mundo del vino intenta poner al futuro.
En mi correo está alojada la información sobre la jornada técnica ‘Viticultura ante el cambio climático’, organizada por el Gobierno de La Rioja, que ha reunido a expertos que analizaron las estrategias actuales y los indicadores de sostenibilidad en el cultivo de la vid, al tiempo de presentar los progresos del proyecto franco-español VITISAD por investigadores y técnicos de las entidades participantes. ¿En qué consiste?, pues básicamente en desarrollar y estudiar prácticas agronómicas para mantener la calidad de los vinos en condiciones de cambio climático y evitar riesgos medioambientales. Un proyecto cofinanciado por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) a través del Programa Interreg VA España-Francia-Andorra (POCTEFA 2014-2020) y en el que participan parcelas piloto de Bodegas Vivanco, Bodegas Solar de Samaniego, Bodegas Ontañón, Bodegas Bilbaínas, Bodegas La Rioja Alta S.A. y Bodegas Campo Viejo Pernod Ricard. En la información descubro también las soluciones en las que se están trabajando: la eficiencia del agua de riego, la utilización de cubierta vegetal, el estudio de las variedades de uva, la experimentación para reducir la temperatura del racimo y el control de la maduración.
Pero junto a ello, por esta mente no rara, sino especial, que tenemos los periodistas, me fijo en una información de la Universidad de La Rioja que indica que “Una tesis doctoral plantea la viticultura digital -a través de técnicas de visión artificial, aprendizaje profundo y automático- como alternativa a los métodos tradicionales para estimar los componentes del rendimiento de la vid, de forma no invasiva, en condiciones de campo, usando como datos imágenes RGB de la vid adquiridas en continuo mediante una plataforma móvil”.
Estamos, indudablemente, en nuevos, aunque espero esperanzados tiempos, en que el agricultor y vitivinicultor no solamente puede tirar del bagaje que ha venido acumulando con el paso de sus años, aunque recuerden perfectamente cada una de sus vendimias de los pasados treinta o cuarenta años -que además los que son sinceros nos indican que nunca son iguales- debido a algo tan importante como que éstas no se realizan bajo techo sino a campo abierto. Recuerdo que cuando llegué a esta Denominación hace ya cerca de cuatro décadas los agricultores no trabajaban especialmente bien el campo, es decir la uva, para que pudiera ser considerada como el tesoro más precioso para el mundo del vino.
Ahora todo es muy diferente, y agradecidos que sea así, siendo el vitivinicultor un ser cargado de experiencia pero también con muchos dispositivos a los que poder engancharse para saber cómo se va a comportar el tiempo meteorológico, del que siempre dependen, y por ello deben ser conscientes de que las temperaturas van a ir a más, que las precipitaciones son más virulentas en apenas no muchos metros cuadrados o que tenemos un ojo que todo lo ve, llamado Internet, que nos puede ofrecer informaciones muy valiosas para adelantarnos a las desgracias.
Todo puede alojarse, además, en un teléfono. Sí, aquel que antes todos utilizábamos para lo que correspondía, es decir, para hablar.